La Mujer Cristiana
Por Ernesto Günter Säuberlich Boelken
Como
ningún otro tema en la Biblia, este es
hoy en día uno de los que presenta mayores conflictos. Esto dado que las cosas se han desvirtuado
de tal manera, que lo que la Biblia
dice respecto a las mujeres, es casi
absurdo (para el razonamiento humano [humanista]).
Lo
más complejo de lo que la Biblia dice (Dios dice en su palabra), con respecto a las mujeres cristianas, es que su aplicación es prácticamente
imposible. Esto porque la mujer ha
sido, como bien se dice, “reinventada”. Si bien la mayoría siguen dentro de un
cuerpo femenino, casi todo su
actuar, carácter, personalidad, forma de pensar y sentir, se ha modificado de tal manera, que no responde a lo que Dios pretendió y
estableció desde un comienzo para la mujer.
Con
esto en mente, me voy a acercar
cuidadosamente al texto sagrado para ir ayudando a mis hermanas (a las hijas
del Dios viviente) a renovar su
entendimiento. Tal como lo dice Rom.
12:2, no debemos conformarnos a este siglo. Se imaginan a Pablo escribiendo eso hace
casi 2000 años, y que ahora se pueda
aplicar de la misma manera (en realidad hoy mucho más que antes). Pero no es todo lo que dice Pablo, sino que continúa diciendo, que debemos transformarnos por medio de la
renovación de nuestro entendimiento.
Sólo
podremos como verdaderos hijos de Dios nacidos de nuevo del agua y del
Espíritu, lograr ser hechos a la imagen
del Hijo de Dios, en otras palabras ser
santificados (separados para con Dios),
si vamos siendo transformados de nuestra antigua forma de ser, a la
nueva criatura. Esto, como
lo explica tan claramente las Escrituras,
sólo será posible si nuestra
mente es renovada (alma es quebrantada).
En otras palabras, sin nuestra
forma de pensar, de concebir las
cosas, nuestra visión global, nuestro razonamiento es renovado, es hecho de nuevo. Para que pueda ser renovada (nuestra
mente), sólo será posible por medio de
la verdad. Esta verdad sólo se
encuentra en la Biblia. Aunque se hayan
escrito infinidad de libros que parecen ser muy buenos, sólo la Biblia es la que contiene la verdad
que sirve para renovar la mente de tal manera,
que podremos ser transformados perpetuamente.
Sin
embargo lo más difícil para mis hermanas,
será el no conformarse a este
siglo. Esto significa que no se deben
amoldar a las cosas que el mundo les está ofreciendo, dictando,
enseñando, como el mundo las
está formando. No tomar la forma de
este siglo, de este tiempo, a la moda de ahora, a la manera de pensar de ahora. Esto es sumamente difícil, ya que Satanás ha desarrollado una capacidad
enorme, desde su aparente victoriosa campaña con Eva
en el huerto del Edén, de seducir especialmente
a la mujer, a que siga sus propios
deseos (los del diablo), como lo dice
tan claramente el Señor en el cap. 8 de Juan y luego Juan en su 1ª carta cuando
habla de los deseos de los ojos, los
deseos de la carne y la vanagloria de la
vida. Esta capacidad de engañar y
seducir, del dios de este siglo, la ha dirigido especialmente a la mujer.
¿Por
qué? Según lo que he podido aprender de
la Biblia y de lo que ha sucedido especialmente en los últimos 200 años, porque ella siendo la ayuda idónea para el
hombre, si es engañada y seducida, tentada y distraída, empoderada e instigada, entonces se convertirá en la enemiga idónea
del hombre. Esto trae por consecuencia
rivalidad, y luego división. El Señor Jesucristo dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo, es
asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.”Luc. 11:17
Por
otro lado mis hermanas también son más sentimentales y sensibles que los
hombres, y en el transcurso de la
historia han sido humilladas, avergonzadas, ridiculizadas, abusadas,
explotadas, etc. Esto ha sido el caldo de cultivo perfecto
para que el príncipe de la potestad del aire (el diablo) se encargara de convencerlas, con palabras persuasivas y huecas
sutilezas, de rebelarse y protestar contra tan vil agresión. Esto en el mundo no es sorprendente, ya que todos son iguales como seres
humanos. Tanto hombres como mujeres y
todas las demás variaciones humanas, se encuentran en una misma categoría según
Rom. 3:9 en adelante. Por lo tanto no
nos debe sorprender como actúan y se relacionan entre sí.
Sin
embargo, dentro de la iglesia es donde sí es
sorprendente que veamos tal confusión y desviación. Es sorprendente, porque
tenemos todo lo que necesitamos para ser vencedores. El Señor hizo, está haciendo y hará todo lo que necesitemos
para que podamos sobreponernos a nuestra penosa condición humana. Él lo dijo de tantas maneras
diferentes, que quiere que seamos
libres de nuestra naturaleza humana, de
nuestra esclavitud del pecado, de
nuestro caminar en tinieblas.
Lo
lamentable es, que la contaminación del
mundo se ha infiltrado en la iglesia del Dios viviente, y ha permeado la sana doctrina, desviando a las mujeres cristianas de la
senda que Dios les trazó para que le glorificasen. Esto sumado a hombres que no han sabido ser
verdaderos cristianos de sana doctrina,
se ha convertido en un manantial de errores y pecados y falsas
doctrinas.
Entonces, considerando este escenario tan
adverso, será necesario que mis
hermanas en Cristo vayan tomando lo que leerán a continuación con mucha
objetividad y entendiendo siempre, que no se trata de un ataque personal a
ellas, sino que al contrario, es
una reflexión objetiva según lo que Dios dice en su palabra con respecto a
ellas y para ellas. Esto lo vuelvo a
repetir, que lo que vamos a ver, es lo que Dios dice en su palabra con
respecto a la mujer, recordando que su
palabra nunca dejará de ser, por lo que
es válida siempre.
Si
bien todas las mujeres deben adquirir el conocimiento bíblico respecto a lo que
Dios dice sobre ellas, hay que
diferenciar varias categorías. La mujer
soltera, la madre soltera, la mujer casada, la mujer casada con hijos, la
mujer viuda con o sin hijos, la mujer anciana
(avanzada en edad) y la mujer divorciada o separada. Los puntos que veremos a continuación, serán para las mujeres según su
categoría, pudiendo en algunos casos
ser para varias categorías u todas las mujeres en general.
Antes
de comenzar a especificar cada punto,
quiero afirmar lo siguiente, en
Gal 3:28 dice: “ Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo
Jesús.” Todos somos uno en Cristo
Jesús. Ante el Señor somos todos
uno, sin embargo tenemos
responsabilidades diferentes según nuestra participación en el cuerpo de
Cristo.
En
este estudio veremos específicamente las responsabilidades de las mujeres
cristianas (no de las que no son cristianas).
Para esto les pediré a mis hermanas que no caigan en le tentación de
justificarse o culpar a los hombres o la sociedad u otra cosa de lo que les
sucede, sino que puedan venir delante
del Señor Jesucristo de forma humilde,
humilladas, quién en su infinita
misericordia les dio salvación para vida eterna.
Primer punto
Toda
mujer cristiana, y con eso me refiero a
una verdadera seguidora de Cristo, que
ha sido justificada, regenerada y está
siendo santificada; me refiero a
aquellas mujeres que por gracia son salvas,
que verdaderamente se han arrepentido de todos sus pecados delante de
Dios, que le han pedido perdón a Dios
por haber quebrantado todos sus mandamientos y que no quieren volver a cometer
más pecados delante de Él; esas mujeres
tienen al igual que todos los demás cristianos verdaderos, la obligación-anhelo de buscar ser enseñadas
que guarden todo lo que Jesús nos manda que hagamos, según lo que el Señor nos manda a todos en
Mateo 28:20.
Por
lo tanto, toda mujer cristiana, tiene que guardar todos los mandamientos que
el Señor Jesucristo nos mandó, al igual
que los hombres. Sin embargo hay
mandamientos específicos que sólo les atañen a ellas; esos son los que vamos a profundizar de aquí
en adelante.
1.- Ser Mujer de verdad
Los
versículos citados a continuación,
presentan cerca de 7 mandamientos específicos para mujeres, de los más de setenta que nos demanda nuestro
Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento.
NOTA: Los versículos
citados siempre están en un contexto y es importante considerar esto. Nosotros veremos el contenido en su conjunto
con todos los pasajes que tratan del mismo tema, y no veremos cada versículo separado. Sin embargo cuando sea pertinente, haré referencia al contexto que menciona el
autor.
1ªTi 2:9-10 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia; no
con peinado ostentoso, ni oro,
ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan
piedad.
1ªPe
3:3 Vuestro atavío no sea el
externo de peinados ostentosos, de
adornos de oro o de vestidos lujosos,
4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande
estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro
tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6
como Sara obedecía a Abraham,
llamándole señor, de la cual
vosotras habéis venido a ser hijas,
si hacéis el bien, sin temer
ninguna amenaza.
1ªTi 3:11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.
Tit 2:3 Las ancianas asimismo
sean reverentes en su porte; no
calumniadoras, no esclavas del
vino, maestras del bien; 4
que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus
hijos, 5 a ser prudentes, castas,
cuidadosas de su casa,
buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea
blasfemada.
De
estos versículos se puede extraer muchas enseñanzas. Se puede hablar de tres temas
centrales. Comportamiento - conducta, vestimenta, relación matrimonial.
1.1.- Conducta
El
tema del comportamiento obviamente está íntimamente relacionado con el matrimonio
y en algunos casos con la vestimenta,
sin embargo veremos algunas cosas que se mencionan en estos versículos
que no tienen que ver con estos dos temas.
De
la primera cita en 1ªTi 2:9-10, “…Asimismo
que las mujeres se atavíen de ropa decorosa,
con pudor y modestia; no con
peinado ostentoso, ni oro, ni perlas,
ni vestidos costosos, sino con
buenas obras, como corresponde a
mujeres que profesan piedad.” podemos aprender, que
Dios quiere que las mujeres (sus hijas adoptadas), se atavíen (vestirse, revestirse),
con buenas obras, como
corresponde a mujeres que profesan piedad.
Profesar piedad, se refiere a las
mujeres que profesan fe en Cristo, que
verdaderamente le creen a Jesucristo y que viven de acuerdo a su
evangelio. Una mujer que verdaderamente
profesa piedad, no es la que dice ser
piadosa, sino la que demuestra por sus
obras que vive por fe, y que está
creciendo en su relación con Cristo, y
esto se debiera evidenciar en su comportamiento. A
ellas, Dios las llama a que se vistan de buenas
obras. Este vestirse está en forma
figurativa, comparado con el esfuerzo
que hacen las mujeres en vestirse de ropas que cuidadosamente eligen con
propósitos muy definidos, y en algunos
casos, para obtener resultados
beneficiosos. Por eso el Espíritu
Santo guio a Pablo y Pedro a elegir muy bien esta forma de representar este
mandamiento para las mujeres, ya que
Dios conoce intrínsecamente el carácter femenino y su apego a la vestimenta y
su apariencia.
Estas
buenas obras son como lo dice Dios luego en 1ªPe 3:4,
“…sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu
afable y apacible, que es de grande
estima delante de Dios.”
Estas
buenas obras se manifestarán por medio de un espíritu afable y apacible. Este tipo de carácter en una mujer, será sumamente decoroso (noble, respetable, distinguido), y como lo dice claramente la Palabra, será de grande estima delante de Dios. Un espíritu afable es gentil, manso,
serenador, que busca
apaciguar, y apacible, que es tranquilo, sosegado.
Es obvio que la combinación de ambos,
se traduce, en que una mujer
debe vestirse de un ornato (decoración) como éste, que le traerá beneficios a ella misma, así como a su entorno.
El
hecho de que debe revestirse de esa forma,
también habla de que no es algo que nazca de su interior así como así. No se le puede pedir a nadie que sea así
siempre. Sin embargo, el Señor demanda de las mujeres, que en
vez de vestirse exteriormente de forma atractiva, lo hagan en su carácter, en su interior. Esto sin duda requiere esfuerzo, dedicación,
oración y búsqueda del Señor. Si
tú, hermana,
buscas la ayuda del Señor, ten la seguridad que estas cosas se irán
desarrollando en ti gradualmente y con evidencias decidoras.
Luego
continúa en 1ªTi. 3:11 con otros detalles de conducta que deben mantener las
mujeres cristianas, que por cierto son
muy específicas y que también se repetirán algunas en Ti 2. Podemos resaltar que las mujeres no deben
ser calumniadoras (en griego es diabolos,
acusadoras, falsas), sino mas bien sobrias (no en el sentido de
embriaguez, sino de temple, tranquilas,
calmadas).
Estos
dos puntos son bien específicos y merecen atención, ya que son dos áreas que pueden jugarles
malas pasadas a vosotras hermanas en Cristo.
Por eso Dios les llama también a ser muy prudentes y honestas; dos características de excelencia, que sólo las beneficiará en todo sentido. En general,
en cuanto al comportamiento, si
bien deben caminar en el Espíritu,
llevando el fruto del Espíritu como lo dicta Dios en Gal 5:22, aquí podemos encontrar directrices
específicas, ya que hay ciertas áreas en
las cuales las mujeres tienen debilidades,
que las hacen caer en pecado, o
hacen que otros caigan en pecado por culpa de ellas.
Para
terminar con esta lista, deben ser
también maestras del bien (especialmente las ancianas [avanzadas en
edad]), haciendo y enseñando el bien, con lo que se refiere a estar preocupadas por
el bienestar de los demás, especialmente
de los más cercanos en su hogar y en la iglesia, y a
otras mujeres más jóvenes.
Por
lo tanto, hermanas amadas, la tarea es doblar las rodillas delante de
nuestro Padre celestial, rogarle con
suplicas y rogativas en el Espíritu Santo,
que en el nombre de Jesucristo,
les conceda la fortaleza y poder,
para que puedan ser de un
espíritu afable y apacible,
prudentes, honestas, castas,
sobrias, piadosas, maestras del bien, de una conducta que refleje el fruto del
Espíritu Santo, por medio de las buenas
obras, tanto en su hogar, como en el cuerpo de Cristo (la
iglesia), así como en el mundo.
1.2.- Vestimenta (atavío)
Este
mandamiento del Señor para las mujeres, lo da por medio de Pablo y Pedro. En aquella época Pedro era apóstol a los
judíos y Pablo a los gentiles. Sólo
hay dos pasajes que hablan específicamente referente a la vestimenta. Pudiese parecer poco para un tema tan
extremadamente crucial. Sin embargo
estos dos pasajes, son el precedente
para un tema que tiene muchísimas ramificaciones. Por eso veremos en detalle lo que nos dicen
este mandamiento.
El
Espíritu Santo fue un poco más exacto por medio de Pablo, cuando dice en 1ªTi 2:9 que se vistan
(atavíen) de ropa decorosa, con pudor y
modestia. Aquí tenemos un mandamiento
muy compacto, pero lleno de verdad que
tiene alcances casi insospechados.
Hermanas
amadas en el Señor, estas palabras
“…atavíen con ropa decorosa, con pudor y
modestia”, deben ser cuidadosamente
estudiadas por vosotras. La vestimenta
femenina, para cualquier ocasión, debe ser de esa forma. El Señor nuestro Dios lo dice por
algo. Él sabe que la forma en que las
mujeres se visten, puede causar mucho
daño, no solamente a los hombres, sino también a las otras mujeres, y a Uds. mismas. Por eso quiero detenerme un poco en este
asunto, ya que hay ramificaciones que
les sorprenderán.
1.2.a.- Ante los hombres
Una
mujer tiene que saber que hay ciertas áreas de su cuerpo que son como imanes a
los ojos de los hombres. Uso este ejemplo del imán, para explicar lo que le sucede a cualquier
hombre normal, cuando al estar en la
presencia de una mujer, sus ojos son
atraídos, casi en forma
incontrolada, por ciertas partes del cuerpo de una mujer, que por una u otra razón, están
siendo expuestas o enfatizadas (las partes del cuerpo de la mujer). Por eso Dios les llama a ser castas (puras,
limpias, modestas), pudorosas (recogida, decente), prudentes (cuidándose de no causar daño) y
modestas (sin llamar la atención,
sencillas, humildes).
Las
mujeres pueden causar un daño terrible al no cuidarse en la forma en que visten
(sin prudencia ni pudor). Esto en los
tiempos actuales, es un tema que debe
ser profundizado en la iglesia, ya que
el mundo con todo su poder, ha invadido
las mentes de las mujeres cristianas de tal manera, que les es sumamente difícil escapar del
lazo de la moda y de las formas de vestirse.
Desde niñas fueron estimuladas a verse bonitas y atractivas (incluso en
muchas ocasiones hasta sensuales). El
problema es que esto se fue desvirtuando a medida que iban creciendo. Una vez entradas en la adolescencia, prácticamente toda niña se convierte en una
modelito, buscando ser atractiva (por
medio de la provocación sensual), y
recibir aplausos de sus pares y adultos.
De ahí en adelante las mujercitas comienzan un camino de sufrimiento que
las hace caer en la carrera de la moda y lucha con las demás mujercitas. Es ahí donde el engaño comienza a ser usado
para causar daño y dolor. Daño a los hombres
y dolor a otras mujeres y a ellas mismas.
El
daño que la forma de vestirse puede causar a un hombre, es necesario explicarlo con detalle, para que vosotras hermanas podáis ser cautas
en cuanto a vuestra forma de vestir.
Recuerda que el mandamiento es muy claro y exacto.
1ªTi 2:9 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no
con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas,
ni vestidos costosos;
y 1ªPe 3:3
Vuestro atavío no sea el externo
de peinados ostentosos, de adornos
de oro o de vestidos lujosos.
La
razón es que tu forma de vestir, puede ser piedra de tropiezo para un
hombre. Esto es algo que te debe hacer
reflexionar profundamente la próxima vez que elijas tus prendas de vestir, ya que como dice el Señor Jesucristo:
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que
creen en mí, mejor le fuera que se le
colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del
mar.”
Esta
es una advertencia sin precedentes. Por lo tanto te exhorto hermana a que medites
en lo que vas a leer a continuación.
La
esposa de un pastor muy renombrado,
escribió: “No culpes a los
hombres que están a tu derredor, que son
lo suficientemente desafortunados de estar al alcance visual de ti y que te
miran por la forma en que tú te vistes,
y decir: ¡Estos depravados
deberían limpiar sus mentes sucias!
Damas, tiene que saber, conocer, las
batallas que los hombres deben librar para mantenerse puros mientras son
estimulados visualmente por la forma en que se visten con prendas provocadoras.”
Cuando
una mujer se viste de tal manera que alguna de las partes del cuerpo son
exhibidas o destacadas, con eso me
refiero a los bustos, su trasero, entrepiernas,
los muslos (mas arriba de las rodillas), su espalda y hombros, ombligo y pubis, está gatillando los “imanes” que atraerán
los ojos de los hombres a esas partes provocativas (provocar atracción) de su
cuerpo. Por eso toda prenda
apretada, ajustada, que delinea el contorno de la figura de
alguna de estas partes de tu cuerpo,
que hace resaltar claramente la forma exacta, sobre todo de tu trasero, entrepiernas y bustos, se convierte en una piedra de tropiezo para
un hombre. Es cierto que el hombre
tendrá que dar cuenta de su pecado ante el Señor, pero recuerda que tú, hermana mía,
también lo tendrás que
hacer, y recuerda las palabras que el
Señor dijo sobre aquellos que hicieran tropezar a uno de sus hermanos más
pequeños.
Así
también al descubrir ciertas partes de tu cuerpo. Hoy en día es cada vez más común y normal
ver a las mujeres con prendas muy reducidas.
Vestidos que parecen de princesitas,
livianos e inocentes; poleritas
de hermosos colores y blusas primaverales.
Sin embargo muchas de estas prendas casi inocentes, se prestan para dejar al descubierto áreas
como la espalda y los hombros, escotes
amplios y profundos, el vientre y
parte del pubis, y si son muy
cortas, los muslos sobre las
rodillas. Ni mencionar los mini short y
minifaldas, los bikinis y otros más
pequeños. Es como si le estuvieras
ofreciendo una copa de vino a un alcohólico.
El alcohólico tendrá que responder por su problema, pero tú tendrás que responder por haberle
tentado para que cayese en pecado.
Hermanas
estoy consciente que al escribir esto pareciera que soy demasiado conservador o
puritano, pero quiero que entiendan
frente a qué realidad se encuentran Uds. hoy en día. Todo ha pasado a ser tan aceptable, que ya no hay límites y la palabra de Dios
ha quedado en el olvido. Sin embargo si
no entienden esto, causarán mucho daño
y estarán en pecado ante el Señor. Esto
no es bueno para nadie.
Para
que puedan hacer un test práctico,
observen a un hombre; si te mira
a la cara, es porque tu vestimenta es un
marco para tu cara y eso glorifica al Señor.
Si te mira a la cara y tu cuerpo,
es porque tu vestimenta es un marco para tu cuerpo y eso es pecado. El interés del hombre estará en tu cuerpo y
no en tu persona. Esto es algo que las
solteras debieran considerar con mucho cuidado. Muchas jovencitas logran ser muy cotizadas
por los jóvenes, porque su atractivo
está en su cuerpo. Llegan a ser muy
exitosas, admiradas, invitadas,
cortejadas, etc., pero no porque los jóvenes les interese su
persona (aunque parezcan estar muy interesados en su persona), sino porque les interesa su cuerpo. Cuando un joven es atraído por una jovencita
que no se viste provocativamente, esta
puede estar segura que hay muchas posibilidades de que realmente se interesa en
ella.
1.2.b.-
Ante las mujeres
Por
otro lado está el peligro de que la vestimenta sea suntuosa, peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos y
costosos, con perlas y brillantes. Todo esto causará daño en otras
mujeres. Me imagino que más de una vez tú
también habrás sido víctima de esto, al
ver a otra mujer vestida así. Hacer
caer a una hermana en Cristo en el pecado de codicia o envidia, del chisme o murmullo, es tan vil como hacer caer a un hermano en
el pecado de lujuria o adulterio.
Por
todo lo anterior, quiero pedirles a
vosotras mis hermanas en Cristo, que
consideren estas simples palabras que el Señor les dejó a vosotras, sed castas,
pudorosas, modestas, prudentes y sobrias. Cuando te vistas, hazlo para el Señor y no para ti o para los
hombres o las demás mujeres. Recuerda el mandamiento que nos dejó a todos
y que es muy pertinente en este asunto cuando dijo: “niégate a ti misma”. No busques tu afán o el vanagloriarte. No seas seducida por lo que el mundo dicta o
por lo que te han inculcado desde tu niñez.
No hagas como tú piensas o como tú quieres o como a ti te gusta, sino que busca agradar en todo a aquel que te
salvó, a tu Señor y Dios, a Jesucristo.
El
otro tema que tratan estos versículos,
es sobre el matrimonio. Esto lo
veremos en el segundo Punto a continuación.
2.- Matrimonio
Tit 2:4-5 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a
ser […], cuidadosas de su casa, buenas, sujetas
a sus maridos, para que la palabra de
Dios no sea blasfemada.
Efe 5:22
Las casadas estén sujetas a
sus propios maridos, como al
Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la
iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo.
Col 3:18
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.
Efe 5:33
Por lo demás, […];
y la mujer respete a su
marido.
1ªPe 3:1 Asimismo vosotras, mujeres,
estad sujetas a vuestros
maridos; para que también los que no
creen a la palabra, sean ganados
sin palabra por la conducta de sus esposas,
2 considerando vuestra conducta
casta y respetuosa.
En
estos cinco pasajes de las Escrituras,
específicamente del Nuevo Testamento,
encontramos el mandamiento para las mujeres casadas (con o sin hijos). Como dice “las casadas”. Lo curioso es que en todos los
pasajes, el mandamiento es siempre el
mismo; “estad
sujetas”. El mandamiento es uno y el mismo en todos
los casos independiente del contexto en que lo presenta el autor.
La
palabra “sujetas” en el idioma original (griego), es
“jupotasso” (jupo, debajo; tasso, ordenar). Esto se puede traducir como: someterse uno, obedecer, estar sujeto. Dada esta realidad, no podemos especular frente a este
mandamiento, ni pretender buscar alguna
interpretación alternativa, sino que
entender lo enfático que fue el Espíritu Santo, al inspirar a estos dos apóstoles a plasmar
estos mandamientos en sus diferentes cartas.
Hermanas, recuerden que este documento les atañe a
Uds., y no deben caer en el juego del
enemigo que las quiere llevar a justificarse o defenderse haciéndolas pensar en
lo que los hombres o demás cristianos deben hacer. Estamos viendo los mandamientos que son
para Uds. Si bien el mandamiento es
simple y concreto, no lo es en la
práctica. El Señor dejó un ejemplo de
mujeres por excelencia en 1ªPe 3:5-6
“Porque así también se ataviaban en otro
tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como
Sara obedecía a Abraham, llamándole
señor; de la cual vosotras
habéis venido a ser hijas, si hacéis
el bien, sin temer ninguna amenaza.”
Este
ejemplo es la máxima expresión de este mandamiento, y es lo que toda mujer en Cristo debiera
aspirar lograr. Digo esto, consciente de lo difícil que es para una
mujer sujetarse a su marido (mucho más en estos tiempos), pero también considerando el mandamiento que
dice que todo lo debemos hacer como para el Señor, y la promesa que nos dio el Señor cuando
dijo: “…y estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”
Como
lo mencioné anteriormente, los tiempos
actuales prácticamente no permiten que esto sea una realidad. De hecho se oponen y afirman que esto es
absurdo, machista, vergonzoso,
humillante. Sin embargo si
consideramos quién es el que lo manda,
nuestro Señor Jesucristo por medio del Espíritu Santo, entonces no tenemos argumentos para
debatir u argumentar.
Por
lo tanto hermanas amadas, no tienen
alternativa o excusas para poder evitar esta difícil tarea, aunque pueda parecer que tengan razones
suficientes para contra argumentar,
como que vuestro marido es inconverso,
que él es indiferente,
frío, demasiado exigente, trabajólico, violento,
un ebrio, etc. Es cierto que hay muchos casos en que las
circunstancias son tremendamente adversas,
para que Uds. puedan sujetarse,
obedecer, someterse, respetar a vuestros maridos. Sin embargo el Señor está consciente de
eso, y por alguna razón en su
omnisciente sabiduría y soberanía, Él permite que esto sea así. Esto significa que tendrán que poner
vuestra fe por obras. Eso significa
que se tendrán que someter,
sujetar, obedecer, respetar,
a vuestro maridos, aunque
parezca ser lo más absurdo e injusto para el mundo.
En
su perfecta e infinita justicia, Dios
el Señor, te está dando el privilegio
de poder demostrar toda tu fe en obediencia.
Hermanas, Uds. saben lo que
tienen que hacer, como en toda
situación extremadamente difícil,
tendrán que doblar sus rodillas y si es necesario con ayuno, suplicar con clamor y ruegos por ayuda
espiritual y fortaleza física, todo el
tiempo que sea necesario.
La
santificación será el proceso más doloroso para todo cristiano verdadero. Esto significa que el separarnos para con
Dios, será por medio de poner toda
nuestra fe en la parrilla. Aquí es
donde Uds. demostrarán su amor por Cristo,
mientras se niegan a ustedes mismas,
mientras se despojan de todo,
mientras se someten,
sujetan, obedecen y respetan a vuestros maridos.
Por
eso vuelvo a insistir, que ser un
cristiano verdadero es algo sumamente difícil. Nacer de nuevo para alguien que ya es
adulto, es difícil. Si a eso le agregamos que tendremos que
dejar de hacer las cosas a nuestra manera,
como a nosotros nos gusta, como
lo hacen todos los demás, como es
lógico para el mundo, entonces se pone
muchísimo más difícil. Pero si
consideramos que tendremos que morir,
que tendremos que despreciar nuestras vidas, entonces la vara está demasiado alta y ya no
sólo es difícil, sino que ahora es
doloroso. Lo maravillosos de todo
esto, es que el Señor nos promete su
ayuda incondicional. Nos promete que
nos ayudará a llevar nuestras cargas,
que su yugo es fácil y ligera su carga.
Por todo lo anterior,
hermanas, las animo a que no
traten de evadir o encontrar alguna explicación, justificación, sino que se sometan al Señor
primeramente, y luego a vuestros maridos.
Segunda Parte
A.- Silencio en la congregación
1ªCo 14:34 vuestras mujeres callen en las
congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que
estén sujetas, como también la ley lo
dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable
en la congregación.
1ªTi 2:11 La mujer aprenda en
silencio, con toda sujeción. 12
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. (explicación del porqué de lo
anterior: “1ªTi
2:13 Porque Adán fue formado primero,
después Eva; 14 y
Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
transgresión.”)
A
medida que vamos avanzando, parece que
se va poniendo más absurdo lo que dice la palabra de Dios. Esto nos demuestra lo engañados que estamos
siendo por todo lo que el hombre ha establecido como correcto. La contradicción es tal, que parece que lo que Dios dice en su
palabra es inaceptable. Sin embargo es
la verdad que Él nos manda para nuestro propio bien (con “nuestro” me refiero al bien de todos los queson parte
del cuerpo de Cristo).
En
la iglesia, Dios asigna diferentes
roles a los hombres y a las mujeres.
Este es el resultado de la manera en que la humanidad fue creada (1ª
Timoteo 2:13) y la manera en la que el pecado entró en el mundo (2ª Timoteo
2:14). Dios, a través de los escritos del Apóstol
Pablo, restringe a las mujeres de
servir en roles de autoridad de enseñanza espiritual sobre los hombres. Esto impide a las mujeres servir como
pastoras, lo cual definitivamente
incluye predicar, enseñar y tener
autoridad espiritual sobre los hombres.
Hay
muchas “objeciones” a este punto de vista de tener a las mujeres en el
ministerio / mujeres pastoras. Una
objeción común es que Pablo restringe a las mujeres de enseñar porque en el
siglo primero, las mujeres por regla
general eran incultas. Sin embargo, en ninguna parte de 1ªTimoteo 2:11-14
menciona el nivel de instrucción. Si
la educación hubiese sido un requisito para el ministerio, la mayoría de los discípulos de Jesús probablemente
no habrían calificado.
Una
segunda objeción común, era que Pablo solamente restringía enseñar a
las mujeres de Éfeso (1ª Timoteo fue escrita a Timoteo, un pastor en la iglesia de Éfeso). La ciudad de Éfeso fue conocida por su
templo de Artemisa, una diosa falsa
griega/romana. Las mujeres eran la
autoridad en la adoración de Artemisa. Sin embargo, en ningún lugar del libro de 1ª Timoteo, Pablo
la menciona, tampoco menciona la adoración a Artemisa como una razón para las
restricciones en 1ª Timoteo 2:11-12.
Sin
embargo, otra objeción frecuente a
esta interpretación de mujeres pastoras / predicadoras, está tiene relación con Miriam, Débora, Hulda, Priscila, Febe, etc. – mujeres que mantuvieron
posiciones de liderazgo en la Biblia. Esta
objeción falla en considerar algunos factores significativos. En relación con Débora, ella
fue la única jueza femenina entre 13 jueces masculinos. En relación con Hulda, fue la
única profetiza femenina entre docenas de profetas masculinos mencionados en la
Biblia. La única conexión de Miriam
hacia el liderazgo fue por haber sido hermana de Moisés y Aarón. Las dos mujeres más prominentes en los
tiempos de los reyes fueron Atalía y Jezabel – difíciles ejemplos de liderazgo
femenino devoto.
En
el libro de los Hechos, el capítulo 18,
Priscila y Aquila son presentados como ministros fieles de Cristo. El nombre de Priscila es mencionado primero, indicando probablemente que ella era más
“prominente” en el ministerio que su esposo. Sin embargo, en ninguna parte se describe a
Priscila participando en una actividad de ministerio que esté en contradicción
con 1ª Timoteo 2:11 al 14. Priscila y
Aquila llevaron a Apolos a su hogar y fue discipulado por ellos, explicándole la Palabra de Dios con exactitud
(Hechos 18:26).
En
Romanos 16:1, aún si a Febe se la considera una “diaconiza” en lugar de una
sierva – eso no indica que Febe fuera una maestra en la iglesia. “Apto para enseñar” es un calificativo dado
para los ancianos, pero no diáconos
(1ª Timoteo 3:1-13; Tito 1:6-9). Los
ancianos / obispos / diáconos, son descritos como “maridos de una sola mujer”,
“un hombre cuyos hijos creen”, y “hombres dignos de respeto”. Además, en 1ª Timoteo 3:1 al 13 y en Tito 1:6 al 9, los pronombres masculinos son utilizados
exclusivamente para referirse a ancianos / obispos / diáconos.
Hermanas, les vuelvo a recordar en esta difícil
lectura, que es la palabra de
Dios, es Dios el que les está
hablando. La estructura de 1ª Timoteo
2:11 al 14 deja la razón perfectamente establecida. El versículo 13 comienza con “Porque” y da
la “causa” de lo que Pablo declara en los versículos 11 y 12. ¿Por qué las mujeres no deberían enseñar o
tener autoridad sobre los hombres? Porque
– “Adán fue formado primero, luego Eva. Y Adán no fue engañado; sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”. Esa
es la razón. Dios creó a Adán primero y luego creó a Eva
a fin de que fuera “ayuda idónea” para Adán (otro tema que veremos más
adelante). Este orden de la creación
tiene una aplicación universal para la humanidad en la familia (Efesios
5:22-23) y en la iglesia.
El
hecho de que Eva fuera engañada también se da como una razón para que las
mujeres no sirvan como pastoras o tengan autoridad espiritual sobre los
hombres. Esto guía a algunos a creer que las mujeres no
deberían enseñar porque son engañadas más fácilmente. Ese concepto es discutible, pero
si las mujeres son engañadas más fácilmente, ¿por qué se les permitiría enseñar a los
niños (quienes son fácilmente engañados) y a otras mujeres (quienes
supuestamente son más fácilmente engañadas)? Eso no es lo que dice el texto. Las mujeres no deben enseñar o tener
autoridad espiritual sobre los hombres porque Eva fue engañada. Como resultado, Dios ha dado a los hombres la autoridad de
enseñanza principal en la iglesia.
Las
mujeres superan en dones de hospitalidad, misericordia, enseñanza y ayuda. Mucho del ministerio de la iglesia depende
de las mujeres. Las mujeres en la iglesia no están
restringidas para oración pública o para profetizar (1ª Corintios 11:5), solamente para tener autoridad en las
enseñanzas espirituales sobre los hombres. La Biblia en ninguna parte restringe a
las mujeres de ejercitar los dones del Espíritu Santo (1ª Corintios capítulo
12). Así como los hombres, Uds. hermanas, están llamadas a ministrar a otros, para mostrar el fruto del Espíritu
(Gálatas 5:22-23), y para proclamar el Evangelio a los perdidos (Mateo 28:18-20;
Hechos 1:8; 1ª Pedro 3:15).
Dios
ha ordenado que solamente los hombres sirvan en posiciones de autoridad de
enseñanza espiritual en la iglesia. Esto
no es necesariamente porque son mejores maestros, o porque las mujeres son inferiores o menos
inteligentes (tal no es el caso). Es
simplemente la manera en que Dios designó la iglesia para que funcione. Los hombres deben ser ejemplo en el
liderazgo espiritual – en sus vidas y a través de sus palabras. A las mujeres, se las anima a enseñar a otras mujeres
(Tito 2:3-5). La Biblia tampoco
restringe a las mujeres de enseñar a los niños. La única actividad de la que están
restringidas es de enseñar o tener autoridad espiritual sobre los hombres. Esto lógicamente debería incluir a las
mujeres sirviendo como pastoras / predicadoras. De ninguna manera esto las hace menos
importantes, más bien les da un
ministerio enfocado más de acuerdo con el talento dado por Dios.
Este
tema es de especial relevancia dentro de la congregación y dentro del
hogar. En el caso de guardar
silencio, se refiere a como se deben
conducir las mujeres dentro de la congregación, mas específicamente durante el culto o un
discipulado mixto. Durante las
reuniones de la congregación ya sea para adoración como para aprendizaje. Toda otra actividad en la que todos
participan, no se menciona aquí. Esto que acabo de mencionar, va en directa relación con el tema de que
las esposas se deben sujetar a sus maridos,
y en el caso de las que no están casadas, sujetarse como se debe sujetar
(someter), a la iglesia al Señor
Jesucristo. Siempre manteniendo el
orden que Dios estableció. Recuerda
hermana que nosotros no podemos debatir con el Señor o con su palabra.
Tercera Parte
B.- Cabeza descubierta
1ªCo 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la
cabeza de todo varón, y el varón es
la cabeza de la mujer, y Dios la
cabeza de Cristo. [ 4 ]
5 Pero toda mujer que ora o
profetiza con la cabeza descubierta,
afrenta su cabeza; porque lo
mismo es que si se hubiese rapado.
6 Porque si la mujer no se
cubre, que se corte también el
cabello; y si le es vergonzoso a la
mujer cortarse el cabello o raparse,
que se cubra. 7 Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. 8
Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9
y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10
Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11
Pero en el Señor, ni el varón
es sin la mujer, ni la mujer sin el
varón; 12 porque así como la mujer procede del varón,
también el varón nace de la mujer; pero
todo procede de Dios. 13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin
cubrirse la cabeza? [ 14 ]
15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le
es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
Este
tema no tiene otro pasaje paralelo o que enseñe lo mismo. Pablo usado por el Espíritu Santo, está escribiendo a la iglesia de Corintio, que sufría de una invasión contundente de
todo tipo de ideologías y experiencias.
Esto trajo tanta confusión, que
fue necesario que Pablo le escribiera dos cartas. En las dos cartas, Pablo trata con varios temas del orden que
Dios establece, especialmente dentro de
la iglesia. Esto hoy en día es
difícil, ya que la mayoría de las iglesias
han sido invadidas por inconversos,
formando más bien congregaciones mixtas, donde estos temas son de mucha controversia.
Sin
embargo, para toda aquella mujer que
verdaderamente es una hija de Dios, una
oveja del Buen Pastor, escuchará su voz
y le seguirá (obedecerá). A ti te
escribo esta reflexión. Si lees con
cuidado y atención este pasaje, podrás
darte cuenta de que si bien habla de tener la cabeza cubierta, hay un tema que se ajusta con todo lo demás
que ya hemos visto anteriormente. Dios
cuando nos enseña, lo hace de muchas
formas diferentes. Esto para que
entendamos por medio de los varios mandamientos, cual es el orden que Él quiere para su
iglesia. Aquí podemos entender que
Dios desea que las hermanas se diferencien de los hombres claramente por medio
de mantener sus cabezas cubiertas, ya
sea por velo o por su cabello. Pero que
se vea claramente. En el caso de
mujeres que tienen poco cabello, se
sugiere que usen velo. Por lo tanto
los varones también deben procurar no tener sus cabezas cubiertas con cabello
largo como las mujeres, sin tener que
llegar al punto de tener que raparse.
Cuarta Parte
C.- Viudas
y Divorciadas
1ªTi 5:5
Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche
y día.
1ªTi 5:9 Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor
de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, 10
que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha
practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha
socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.
1ªTi 5:14 Quiero, pues, que las
viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al
adversario ninguna ocasión de maledicencia.
Rom 7:2
Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste
vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. (ver
1ªCo 7:39 La mujer casada está ligada
por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para
casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.)
1ªCo 7:10
Pero a los que están unidos en matrimonio, mando,
no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11
y si se separa, quédese sin
casar, o reconcíliese con su
marido; y que el marido no abandone a
su mujer.
1ªCo 7:15
Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana
sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
Finalmente
está el tema de aquellas hermanas que han sufrido la pérdida de su esposo de
una u otra manera. Ya sea por muerte o
por abandono (separación – divorcio).
Para
las viudas mayores, la iglesia debe
proveer para el cuidado de ellas, sólo
en el caso que su comportamiento haya sido ejemplar como lo menciona en 1ªTi.
5:5 y 9. Hermanas, como lo han aprendido de los textos
anteriores, el obedecer a los mandamientos
del Señor, primero le glorifica a
Él, y segundo te beneficia a ti. Aquí,
si bien se está hablando de viudas,
podemos destacar conductas que una mujer debe procurar, anhelar,
desear; pidiendo al Padre
celestial en el nombre de Jesús, que
les conceda la gracia y fortaleza espiritual,
para poder guardar sus mandamientos.
En
este caso el saber esperar en Dios.
Esto es algo que todos los cristianos deben aprender (para eso los
salmos son de mucha ayuda). Sobre
todo las mujeres. Esperar en Dios es
algo en que se deben ejercitar. Esta
es una práctica sumamente beneficiosa,
y como lo dice Dios en su palabra,
por medio de la oración, en
forma diligente (dedicada, siempre
lista, todo el tiempo), suplicando
día y noche. Uds. hermanas
tienen que prestar atención a estas palabras y meditar en ellas, ya que cada día es más difícil para Uds. ser
verdaderas hijas obedientes de Dios.
Todo lo que las rodea, las
quiere desviar de estos mandamientos.
Satanás está ensañado con Uds. desde el comienzo. Por eso Dios estableció un orden en el cual
Uds. deben someterse aún más que los hombres. Es para protección más que por maldición. Para evitar que el diablo haga más estragos
de los necesarios.
Para
las viudas jóvenes, las instrucciones
son claras (1ªTi. 5:14). Esto también
para las que sufrieron el abandono de un esposo inconverso (1ªCo 7:15). En ambos casos, es mejor que se casen de nuevo, para cumplir con lo que la palabra les
manda, criar hijos (si es
posible), pero por sobre todo, gobernar sus casas. Esta tarea es de tal magnitud, que requiere tiempo completo para hacerse
bien. Gobernar incluye, cuidar,
administrar, supervisar, reparar,
mantener, abastecer, y se explica incomparablemente en Pro. 31:10
– 31.
D.-
Anexo 1
En proverbios, el Espíritu Santo inspiró a varios autores
a insertar algunas advertencias respecto a ciertas mujeres con características
conflictivas. Creo que es prudente hacer mención de
algunas, que en cierta forma puede que
les sean una señal para reflexionar, si de alguna manera están manifestando Uds. alguna
de estas características negativas o positivas.
Les animo que puedan ser muy
honestas con Uds. mismas amadas hermanas en Cristo, cuando lean estos proverbios, y si en alguna manera creen que están
siendo así, puedan ir delante del
Señor y confesar estas actitudes, y Él
será justo y fiel no sólo para perdonarlas,
sino que también las limpiará de estos males.
La mujer insensata es alborotadora;
es simple e ignorante.
Pro 9:13
Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda.
Pro 21:19
Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y
apartada de razón. Pro 11:22
La mujer sabia edifica su casa; mas
la necia con sus manos la derriba.
Pro 14:1
Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa.
Pro 21:9
La mujer virtuosa es corona de su marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
Pro 12:4
Por otro lado, el Espíritu Santo inspiró al autor del
proverbio 31, para dejar un referente
por excelencia, el texto que describe
integralmente a una mujer perfecta en Dios.
Es el estándar máximo que puede aspirar una mujer cristiana. Es importante agregar, que es una meta muy difícil de alcanzar, y en ninguna manera se debe tomar como algo
que se tiene que lograr, y mucho menos
en el corto plazo. También es
importante aclarar, que lo que dice en
este pasaje de Pr. 31, es el ejemplo de
toda una vida de una mujer de Dios, no
algo que ella hiciera siempre todos los días.
Fueron cosas que ella hizo en diferentes ocasiones y de a poco; en otras palabras es un resumen de lo que
ella hizo durante su vida.
Este proverbio es la perfecta explicación
a lo que Dios se refirió cuando dijo en Gén
2:18 “Y dijo Jehová
Dios: No es bueno que el hombre esté
solo; le haré ayuda idónea para él.” Lo
lamentable es que todo se desvirtuó con el pecado, que hoy es casi absurdo pensar que lo que
dice la Biblia pueda ser cierto.
Pro 31:10-31 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a
la de las piedras preciosas. 11 El corazón de su marido está en ella
confiado, y no carecerá de ganancias. 12 Le
da ella bien y no mal todos los días de su vida. 13
Busca lana y lino, y con
voluntad trabaja con sus manos.
14 Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. 15
Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a sus
criadas. 16 Considera la heredad, y la
compra, y planta viña del fruto de sus
manos. 17 Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. 18
Ve que van bien sus negocios;
su lámpara no se apaga de noche.
19 Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca. 20
Alarga su mano al pobre, y
extiende sus manos al menesteroso.
21 No tiene temor de la nieve por
su familia, porque toda su familia
está vestida de ropas dobles.
22 Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. 23
Su marido es conocido en las puertas,
cuando se sienta con los ancianos de la tierra. 24
Hace telas, y vende, y da cintas al mercader. 25
Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir. 26
Abre su boca con sabiduría, y
la ley de clemencia está en su lengua.
27 Considera los caminos de su
casa, y no come el pan de balde. 28
Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba: 29
Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. 30
Engañosa es la gracia, y vana
la hermosura; la mujer que teme a
Jehová, ésa será alabada. 31
Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.
Ningún otro texto describe tan
integralmente a la mujer que Dios anhela en esta tierra. La vara es puesta en lo alto, para que tu hermana amada en Cristo
Jesús, seas llevada a buscar al Señor
tu Dios por sobre todas las cosas. Aún
en estos tiempos tan adversos a todo lo que Dios dice en su palabra, tú eres llamada a ser tal como Él
manda. Es posible porque Él ya
venció, porque el Señor Jesús está
contigo todos los días hasta el fin del mundo, porque Él prometió llevar tus cargas, porque su yugo es fácil y ligera su
carga. Por ti misma no podrías hacer
nada de lo que Él te manda, pero si te
pones de rodillas a suplicar en oración día y noche, esperando en Dios, Él promete que vencerás, aunque no recibas nada aquí, lo tendrás todo en la vida eterna. Gloria a Dios.
Un
desafío para la mujer, por John Piper
1.
Que toda tu vida- sea cual fuere tu
llamado-sea dedicada para la gloria de Dios.
2.
Que confíes plenamente en las promesas
de Cristo de modo que la paz, el gozo, y la fortaleza sobreabunden en tu
alma.
3.
Que la plenitud de Dios rebose en actos
diarios de amor para que los demás vean tus buenas obras y glorifiquen a tu
Padre que está en los Cielos.
4.
Que seas una mujer en la Palabra,
quien ame, estudie y obedezca la Biblia en cada área de sus enseñanzas. Que la
meditación en las verdades bíblicas sea tu fuente de esperanza y fe, y que
continúes creciendo en sabiduría a lo largo de todos los capítulos de tu vida,
nunca pensando que el estudio y el crecimiento corresponden solamente a los
demás.
5.
Que seas una mujer de oración, de
modo que la Palabra de Dios te sea revelada, que el poder de la fe y la
santidad desciendan sobre ti; y que tu influencia espiritual se incremente en
tu hogar, en tu iglesia, y en el mundo.
6.
Que seas una mujer con raíces profundas
en la gracia soberana de Dios al momento de pasar por los procesos
espirituales, que seas alguien que medita profundamente en la doctrina de la
gracia, y aún más, una amante y creyente firme de estas verdades.
7.
Que seas totalmente comprometida al
ministerio, cualquiera que fuere tu específico papel, y que no desperdicies
el tiempo en novelas, revistas de actualidad, o pasatiempos sin sentido, no más
de lo que los hombres deben malgastar su tiempo en prácticas deportivas
excesivas o limpiando el garaje sin objetivo alguno. Que redimas tu tiempo para
Cristo y Su Reino.
8.
Si eres soltera, que aproveches tu soltería
al máximo con devoción por Cristo y que no te paralice tu deseo de estar
casada.
9.
Si eres casada, que apoyes el liderazgo
de tu esposo de manera creativa, inteligente y sincera, obedeciendo con la
misma seriedad que obedeces a Cristo; que lo alientes en el papel de cabeza del
hogar que Dios le ha encargado, y que lo influencies en lo espiritual
principalmente mediante tu tranquilidad y confianza y santidad y oración.
10.
Si tienes hijos, que junto a tu esposo (o
sola si es necesario) aceptes la responsabilidad de educar hijos para que
tengan esperanza en el triunfo de Dios, compartiendo la enseñanza y
disciplina de los hijos con él, y proveyendo a tus hijos de ese cuidado y toque
especial que solamente tú les puedes dar.
11.
Que no asumas que el empleo secular es
un mejor desafío o un mejor uso de tu vida frente a las innumerables
oportunidades de servicio y testimonio en el hogar, el vecindario, la
comunidad, la iglesia, y el mundo. Que tu pregunta principal no sea: ¿Carrera
vs. Madre a tiempo completo?, sino que consideres seriamente: ¿Carrera a tiempo
completo vs. Libertad para el ministerio? Que te preguntes: ¿Cuál tendrá mayor
valía en el Reino— ser empleada de alguien que te diga lo que debes hacer para
que su negocio prospere, o ser un libre agente de Dios viviendo la realización
de su sueño acerca de la manera en que tu tiempo, hogar, y creatividad pueden
hacer prosperar el negocio de Dios? Y que en todas estas circunstancias
tus decisiones no se basen en cierta tendencia a lo secular o a expectativas de
un estilo de vida ambicioso, sino más bien en aquello que fortalece a la
familia y que engrandece la causa de Cristo.
12.
Que te distancies atrás un poco por un
momento y (junto a tu esposo, si es que estás casada) planifiques las varias
formas del ministerio de tu vida en capítulos. Los capítulos se forman en
base a ciertas áreas: edad, vigor, soltería, matrimonio, decisiones laborales,
los hijos en casa, los hijos en la universidad, los nietos, la jubilación, etc.
Ningún capítulo tiene gozo a plenitud. Nuestra limitada vida tiene una serie de
intercambios. Lo que hace de nuestra vida un éxito es el hecho de descubrir la
voluntad de Dios, de vivir para gloria de Cristo al máximo en cada capítulo, y
no el hecho de que nuestra vida se vea como el capítulo de otra persona, aunque
en su quinto capítulo tenga el mismo contenido que nuestro capítulo.
13.
Que desarrolles una mentalidad y estilo
de vida de guerra; que nunca olvides que la vida es corta, que muchas
personas batallan entre el Cielo y el Infierno cada día, que el amor al dinero
es un suicidio espiritual, que el enfocarse en comodidades materiales
(vestimenta, vehículos, casa, vacaciones, comida, pasatiempos) substituye
escasa y peligrosamente al enfocarse en vivir para Cristo con todas las fuerzas
y en maximizar el gozo al ministrar las necesidades de los demás.
14.
Que en todas tus relaciones con los hombres
busques la guía del Espíritu Santo al aplicar la visión Bíblica de masculinidad
y feminidad; que desarrolles un estilo y conducta que
practiquen la justicia hacia el rol único que Dios ha encomendado al hombre, el de sentirse responsable por el liderazgo
con gracia que debe ejercer sobre la mujer—un liderazgo que involucra elementos
de protección, cuidado, e iniciativa. Que
pienses de manera creativa y con sensibilidad cultural (al igual que él) en
moldear el estilo y establecer el tono de tu interacción con los hombres.
15.
Que observes las directrices bíblicas con
respecto a lo que es y no es apropiado para hombres y mujeres en la relación
entre sí, no como limitantes
arbitrarios de la libertad sino como prescripciones sabias y bondadosas de
cómo descubrir la verdadera libertad del ideal de Dios acerca de la
complementariedad. Que no
midas tu potencial por las pocas posiciones que te han sido negadas, sino por
las muchas posiciones que te han sido ofrecidas. Que desconectes el televisor y el radio y
busques primeramente el reino de Dios y su justicia. Amén.
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