martes, 21 de mayo de 2013

Los Niños


Los Niños

…los Padres,  la Iglesia y la Biblia

Una reflexión para revisar bíblicamente

Desde hace un tiempo,  que me ha interesado este tema de los niños.   ¿Qué dice la Biblia sobre los niños?    Para esto hice un extracto de varios versículos que menciono a continuación para que podamos tener un referente bíblico en el cual basarnos en esta reflexión.

Los temas principales de estos versículos,  se relaciona con la instrucción,  enseñanza,   disciplina,   guía,   discipulado,   y trato diario.


Instruir y enseñar

Pro 22:6  Instruye al niño en su camino,       y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Isa 38:19  El que vive,  el que vive,   éste te dará alabanza,   como yo hoy;    el padre hará notoria tu verdad a los hijos.

2ªTi 3:15  y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras,    las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

Pro 4:1 - 13    Oíd,   hijos,   la enseñanza de un padre,      y estad atentos, para que conozcáis cordura.     Porque os doy buena enseñanza;     no desamparéis mi ley.     Porque yo también fui hijo de mi padre,     delicado y único delante de mi madre.     Y él me enseñaba,   y me decía:    Retenga tu corazón mis razones,      guarda mis mandamientos, y vivirás.     Adquiere sabiduría,   adquiere inteligencia;    no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;     no la dejes,   y ella te guardará;    ámala,   y te conservará.        Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;      y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.      Engrandécela, y ella te engrandecerá;   ella te honrará,   cuando tú la hayas abrazado.       Adorno de gracia dará a tu cabeza;       corona de hermosura te entregará.     Oye, hijo mío, y recibe mis razones,      y se te multiplicarán años de vida.     Por el camino de la sabiduría te he encaminado,     y por veredas derechas te he hecho andar.      Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,        y si corrieres, no tropezarás.      Retén el consejo, no lo dejes;      guárdalo, porque eso es tu vida.

Luc 2:40  Y el niño crecía y se fortalecía,    y se llenaba de sabiduría;    y la gracia de Dios era sobre él.

Isa 59:21  Y este será mi pacto con ellos,   dijo Jehová:   El Espíritu mío que está sobre ti,    y mis palabras que puse en tu boca,     no faltarán de tu boca,     ni de la boca de tus hijos,    ni de la boca de los hijos de tus hijos,    dijo Jehová, desde ahora y para siempre. 

Mandar o guiar

Gén 18:19  Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.

Deu 4:9  Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

Efe 6:4  Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,   sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Deu 6:6-9  Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;     y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.    Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;   y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Deu 11:18 - 21  Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.     y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,    y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;     para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.

2ªJn 1:4  Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad,     conforme al mandamiento que recibimos del Padre.

Consejo y/o advertencia

Pro 1:8-9  Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,    y no desprecies la dirección de tu madre;     porque adorno de gracia serán a tu cabeza,   y collares a tu cuello.

Pro 3:1-2   Hijo mío, no te olvides de mi ley,    y tu corazón guarde mis mandamientos;    porque largura de días y años de vida  y paz te aumentarán.

Pro 7:1- 3   Hijo mío, guarda mis razones,    y atesora contigo mis mandamientos.   Guarda mis mandamientos y vivirás,    y mi ley como las niñas de tus ojos.    Lígalos a tus dedos;     escríbelos en la tabla de tu corazón.

1ªTs 2:11-12  así como también sabéis de qué modo,   como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros,      y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios,    que os llamó a su reino y gloria.

1ªCo 4:14  No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.



Introducción

De todo lo anterior,    que por cierto es la palabra de Dios,   podemos concluir,  que el tema central que la palabra trata con respecto a los niños,   es en el campo de lo que comúnmente entendemos por enseñanza en el proceso de su crianza.    Podemos concluir que mientras se cría un niño o niña,    se le está constantemente enseñando algo.

Cuando vamos a Pro. 22:6,    Tenemos el mandamiento – consejo más preciso y puntual con respecto a todo lo que el resto de la Biblia dice con relación a los niños.    Sin embargo es curioso que la traducción del término  “instruye”  de la lengua original (hebreo),   no es tan fácil de hacer,   y realmente es muy completo.    En el inglés lo tradujeron  “train up”   que quiere decir  “empezar a formar desde cero”.    En alemán es  “gewöhnt man einen Knaben an den Weg”   que dice:  “si se acostumbra a un niño al camino”.   En el hebreo es “kjanák” que literalmente significa angostar – hacer estrecho,   y que figurativamente es iniciar,  adiestrar,  instruir,   disciplinar. 

Es interesante reflexionar en estos términos tan profundos,  ya que podemos comprender en toda su extensión lo que Dios nos quiere comunicar.   En cada versículo de la Biblia,  podemos encontrar muchísimas enseñanzas.   Sobre todo si examinamos con cuidado lo que significan las palabras en su idioma original.   

Cuando queremos entender algo específico,   como en este caso sobre los niños y lo que la Biblia nos enseña sobre ellos,  nos va a ser muy necesario profundizar en cada versículo.   En este caso,  yo hago este estudio,   por la inquietud que tengo con respecto al rol que tiene la iglesia en la educación – crianza de los niños.    Este tema me ha inquietado lo suficiente,   después de haber escuchado a otros pastores que mencionaron que no es bíblico que la iglesia enseñe a los niños.    Si examinamos con cuidado la Biblia,  efectivamente no encontramos ningún mandato,  enseñanza o sugerencia que nos indique que la iglesia se debe encargar de enseñar a los niños.

De hecho si analizamos los versículos mencionados al comienzo,   podemos concluir que la enseñanza – crianza – guía y disciplina,   sólo se le exige a los padres de los niños.    Todos los mandatos son para los padres.    Por lo cual nace la pregunta,  ¿qué hacemos entonces con todo lo que la iglesia está haciendo en cuanto a la enseñanza de niños?

Separados para Dios

Consciente de los tiempos en los que nos encontramos y todo lo que ha surgido en los últimos 200 años con respecto a educación infantil,   tanto secular como cristiana,   será necesario hacer una reflexión profunda para ver cómo podremos compatibilizar lo que dice la Biblia,   lo que Dios manda en su palabra,  y lo que la iglesia está haciendo hoy en día.

¿Por qué cuestionarse algo que al parecer está funcionando tan perfectamente?   Justamente porque no está funcionando perfectamente.    De hecho en la mayoría de los casos (escuelas dominicales para niños,    escuelas bíblicas de verano,   etc.),     no son más que educación secular con un tinte religioso.     Es ahí donde está el peligro.    Sin darnos cuenta,   la iglesia ha adoptado estrategias del mundo,   ha incorporado metodologías y procedimientos del mundo,   que parecen muy efectivas,   y en muchos casos presentan resultados muy convincentes.

Una de las cosas que más se enfatiza en las Escrituras,  es el ser santos.    Esto significa apartados para con Dios.    No significa que nos debemos apartar del mundo,  retirándonos a un lugar privado y exclusivo para cristianos.    Es apartarnos para Dios en medio del mundo en el que vivimos.    Recuerde las palabras del Señor Jesucristo,   “no son de este mundo,  pero están en el mundo”.    El ser santo va muy de la mano con lo que está escrito en 1ªJn 2:15-16  que dice:  “    No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.     Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.”

Esta afirmación junto con la de Stgo. 4:4,   son importantísimas,  y que sin embargo la iglesia no está considerando en toda su magnitud.    Por esta razón la iglesia se ha contaminado a tal punto,   que la palabra de Dios se ha desvirtuada y adulterada.   Es increíble que,   siendo advertidos tantas veces en el Nuevo Testamento de que esto va a suceder y que nos debemos cuidar de no caer en ese error,    hoy en día esté sucediendo en la mayoría de las iglesias evangélicas y centros de estudios cristianos.

Con contaminación,   yo me refiero a que la verdad de los hombres,   la cual está basada en la sabiduría de hombres (la cual Dios en su palabra descalifica en todo su espectro),    se ha introducido en la predicación,  enseñanza,   discipulados,   práctica,   organización,  actividades, etc.   

¿Qué verdades de los hombres?    Principalmente el humanismo y todo lo que se relaciona con él.    Este tema del humanismo,   que se refiere a la centralidad del hombre,   la importancia y prioridad del hombre,   busca por todos los medios satisfacer,   beneficiar,   resaltar,   todo lo que se refiere a nosotros.    En otras palabras,   la búsqueda del paraíso en la tierra para el hombre.    Para esto se nos han ocurrido una serie de “ciencias y teorías”,   psicología,   sociología,  filosofía,    antropología,   evolución,   cosmología,   metafísica,  ética,   etc.   Lo sorprendente de todo esto,   es que estamos tan fascinados con los descubrimientos en estos campos,   así como de la “cultura”,   las artes,  literatura,  deportes,  política,   tradiciones de los hombres,  etc.,   que nos interesan mucho más que lo que la Biblia tiene que decir.   Por eso nos calza tan bien lo que dice Rom. 1:21-22   “…sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.   Profesando ser sabios, se hicieron necios.”

Ahora en cuanto a la iglesia,   el Señor lo dejó claramente escrito en su palabra que iba a suceder cuando habló de la iglesia de Laodicea.    Sus palabras son tan pocas pero sin embargo tan exactas:  “Apo 3:17  Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”    Estas palabras son para la iglesia de Dios,   no para el mundo incrédulo.    Esta actitud orgullosa que la iglesia evangélica está teniendo por sus logros y éxito en el mundo,   es exactamente lo que el Señor está reprendiendo.  Compare con lo que  Jesús le dice a la iglesia de Filadelfia en Ap. 3:7-13.   Es una enorme diferencia.

Los Padres y la Iglesia

Entonces,  volviendo al tema de la enseñanza,   el instruir al niño en su camino,   podemos comprender un poco mejor,  como nos salimos de la pura palabra de Dios.    No es la iglesia la que debe enseñar o instruir al niño,    sino los padres.   ¿Entonces es malo que la iglesia instruya al niño?    ¿Qué pasa con todos los niños que no tienen padres cristianos?    ¿Es malo que la iglesia del Dios viviente enseñe a los niños la palabra de Dios?    Cuando hacemos estas preguntas,   debemos proceder con cuidado y siempre respondiendo desde las Escrituras.   En el momento que tratamos de razonar con nuestra mente contaminada por el mundo,  vamos a llegar a conclusiones erradas,   que pueden parecer muy buenas y exitosas,   pero que tendrán consecuencias desastrosas.   

Ese es el peligro de responder apresuradamente,   que nos desviemos aunque sea muy poco,    pero que en el tiempo,  tendrá consecuencias desastrosas como lo estamos viviendo hoy en día.    En los últimos 200 años,   lentamente,   casi sin darnos cuenta,   la iglesia se fue contaminando con el humanismo.    Hoy ya casi es muy tarde.    Sólo queda arrepentirnos y volvernos al Señor y hacer como él le recomendó a la iglesia de Laodicea cuando dijo:  “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.”

Amados,   estamos a tiempo para volvernos a la palabra de verdad y guardar los mandamientos de aquel que nos amó y dio su vida en rescate por nosotros.   Por eso quiero pedirles que entiendan lo que escribo de acuerdo a la palabra,   a lo que la Biblia dice y no lo que han aprendido del mundo.    A mí también me costó darme cuenta y aceptar esta realidad.   Mientras veía lo que estábamos haciendo con los niños acá en la Misión,   comencé a cuestionarme lo que estábamos haciendo.    Combinado con lo que aprendí de otros hombres de Dios que hacían un llamado a la santidad en todas las áreas de la vida personal y eclesial,    llegué a esta conclusión que comparto hoy.

La enseñanza o instrucción de un niño le compete a los padres.   Eso ya lo tenemos claro por lo que nos dice la Biblia.    Si la iglesia interfiere en ese mandamiento que es dado a los padres,    cometerá el error de hacer tropezar a los padres,   ya que no estarán cumpliendo un mandamiento que está planteado desde el comienzo de las Escrituras.    Tenemos que cuidarnos de no caer en el juego engañoso,   por tratar de facilitar la tarea a los padres,   terminamos haciendo la tarea de los padres.    No hay ningún mandamiento que diga,   que la iglesia debe hacer la tarea de los padres en cuanto a la instrucción u enseñanza de sus niños.    Se nos manda a llevar las cargas los unos de los otros,   a servirnos los unos a los otros,   a hacer todo lo posible para cooperar con nuestros hermanos.   Sin embargo no se nos manda a que hagamos la tarea del otro.

Entonces,  ¿cómo podemos ayudar a los padres en esta tarea sin hacer la tarea por ellos?   Esa es la pregunta correcta.   Ayudar es la tarea de la iglesia en general.   Ahora específicamente en lo que se refiere a instruir al niño en su camino,   la iglesia hoy en día es de suma importancia.    Ayudar en la instrucción y enseñanza de los niños se tiene que hacer entonces en conjunto con los padres.

Para que esto sea posible,    que la iglesia y los padres trabajen juntos,   tendremos que hacer varios ajustes profundos.   Esto significa que primero tendrán que ser discipulados los padres en la palabra de Dios,   para que puedan entender primero cual es su rol y deberes en la enseñanza de sus niños,   y cómo va a participar la iglesia en la enseñanza – instrucción de sus niños.     Para que sepan dónde comienza y termina la tarea de la iglesia,   y cuáles son las responsabilidades de ellos.

En cuanto a los niños con padres no cristianos,    ese es un tema completamente diferente,   y debe ser enfocado desde el punto de vista evangelizador.    Sin embargo se puede integrar perfectamente con lo que estoy planteando.   Esto lo explicaré más adelante.

Volviendo a la tarea de los padres,   estos tendrán que aprender a someterse a los mandamientos que el Señor nuestro Dios les ha dejado en su palabra.    Dado que la mayoría 99.5% no tienen la menor idea de cómo ser padres cristianos,   ni mucho menos entienden lo que significa enseñar o instruir a sus niños,  y no son completamente culpables,  será necesario hacer un estudio separado y exhaustivo.    Esto es tarea del Pastor con los ancianos de la iglesia.  

Existe material de sobra para profundizar en este maravilloso tema de la instrucción parental para la correcta enseñanza de sus hijos.   Con material suficiente,   me refiero a la Biblia solamente.    Si nos concentramos en los versículos que menciono al comienzo,   está todo dicho.   Lo difícil para los padres,    será hacer los ajustes en sus mentes,   en su entendimiento,   tal como lo dice en Rom. 12:2,  “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Se necesitará un trabajo serio y preciso con los padres,   sobre todo con los que van a ser padres,  e incluso con los que están planificando casarse.    Lo ideal es trabajar con los más jóvenes,   para que cuando lleguen a tener que enfrentar esta dura tarea de instruir al niño en su camino,   lo puedan hacer tal como lo dice Dios en su palabra.    Lo anterior nos lleva a otro paso que debemos retomar con muchísima más seriedad,   y es lo que nos mandó el Señor cuando dijo “…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…”   Dado que esto no se está haciendo en la iglesia (en la mayoría),   tenemos todos los problemas que estamos viviendo.   No estamos enseñando TODAS las cosas que el Señor Jesucristo nos MANDÓ,   y mucho menos estamos enseñando a que las GUARDEMOS.     Esto ha sido desastroso,   ya que hemos reemplazado los mandamientos,   con las cosas del mundo.

Estoy consciente que es una tarea monumental,   pero también sé que el Señor nuestro Dios celestial,  se gozará y nos ayudará en todo lo que se refiere a guardar su palabra.    Aunque esto signifique que tengamos poca fuerza y no pertenezcamos a una mega iglesia evangélica,   o seamos rechazados y criticados y estigmatizados.

Las Adversidades

Por lo tanto,  si los padres tienen claro su tarea,   podemos entrar en el tema de la participación de la iglesia.    Hoy en día los cristianos ya no están siendo perseguidos como antes (aunque todavía hay persecución en varios países musulmanes,   hindúes y budistas).   Pero me refiero al mundo occidental en el que vivimos.    Hoy podemos creer en lo que se nos antoje,   mientras no ofendamos a nadie.   Por lo tanto si no somos perseguidos por nuestra fe,   entonces tenemos toda la libertad para practicar nuestra fe.    Mentira.   

Hoy en día somos perseguidos por el tiempo.   El diablo se ha encargado de manipularnos de tal manera,  que hemos creado todo tipo de entretenimientos,  pasatiempos,  hobbies,  tareas,  trabajos,   estudios,  deportes, etc.,   para que no nos concentremos en lo que es importante (la palabra de Dios).    De esa manera los cristianos se han alejado de la verdad,   cayendo en las redes de la falsa libertad,   creyendo que están en lo correcto.    Recordemos que la verdadera libertad es la que viene del conocimiento de la verdad,   tal como lo dijo el Señor.   Esta verdad sólo se encuentra en la Biblia.   Por lo tanto sin no pasamos mucho tiempo en la palabra de Dios,  entonces nunca seremos verdaderamente libres.   Eso es fácil de entender.  Así es como el diablo nos quiere mantener alejados de la palabra por todos los medios.     ¿A qué voy con todo esto?     Que los padres hoy en día,   están siendo perseguidos por el tiempo.    No tienen tiempo para leer la palabra de Dios,   por lo cual no saben lo que tienen que hacer,   cuales son los mandamientos que deben guardar,   y mucho menos que es lo que tienen que hacer respecto a sus hijos.   Por lo tanto proceden a su pinta,  cometiendo todo tipo de errores.   Los que sufren las consecuencias son los más pequeños.   

Entonces,  dado que los padres no tendrán ni el conocimiento bíblico,   ni el tiempo para instruir correctamente al niño en su camino,   la comunidad cristiana debe asistir,  ayudar,   complementar,   pero no hacer la tarea de los padres.    ¿Cómo se hace esto?    Si bien la Biblia no tiene mandatos exactos al respecto,   y por lo tanto debemos ser muy cuidadosos de no volver a caer en el error de hacer como hace el mundo “exitoso” que nos rodea.    Para ayudar a los padres,   tendremos que pensar en alguna forma de trabajo en conjunto.    Para esto será necesario la cooperación integral,   tanto de los padres,  como del Pastor,  como de las maestras,    como del discipulador de los padres y de los niños en cuestión.    Esto estoy seguro que le agradará mucho a nuestro Padre celestial,    el vernos a todos involucrados en una tarea que sólo traerá resultados positivos,   ya que al final todos estarán guardando la palabra de su Hijo Jesucristo.

Sin embargo esto significará trabajo.   Mucho trabajo y eso tenemos que tenerlo presente,   ya que nos toparemos con las artimañas del enemigo.   Por lo tanto,   una de las cosas fundamentales que deberemos hacer es orar.   Orar mucho y constantemente,   hasta que la cosa esté funcionando.   Cuando esté funcionando y todo esté marchando sobre ruedas,   ya que el Señor nos va a fortalecer y ayudar,  entonces deberemos seguir orando mucho,   para que no seamos tentados por nuestras concupiscencias.

Los que más guía necesitarán,  son los padres,   ya que son ellos los que deberán realizar la tarea de instruir.    Ellos son los que tienen que participar en todo el proceso,   y la iglesia solo complementará aquella tarea de instruir.    Para esto será necesario entender integralmente lo que significa instruir al niño en su camino,  y que cosas se le deben enseñar y como se las debe enseñar.    Comprendiendo esto,   se deberá programar la participación de los padres en las diferentes instancias en las que el niño es instruido – enseñado.   

En casa y en toda instancia familiar es trabajo exclusivo de los padres.  Sin embargo se les puede ayudar en el cómo instruir en casa,   por el trabajo que se puede hacer en la iglesia.    En la iglesia,   los padres también participan,   pero complementariamente.   Eso significa,   que la maestra de niños,   integrará a uno o más padres durante la lección (rotándoles si son varios padres),  que no es otra cosa que la continuación de lo que los padres estarán haciendo en casa.   Por lo tanto es un trabajo continuo,  que parte de la casa y continua en la iglesia,   para luego continuar en casa,   durante el tiempo libre – familiar,   para volver a continuar en la iglesia,    y así sucesivamente.

Si este proceso no se interrumpe,   se puede lograr un resultado muy provechoso,   en el cual los padres aprenden a comunicarse con los hijos en lo referente a la palabra de Dios,  y al mismo tiempo aprenderán juntos a guardar todo lo que el Señor Jesucristo mandó que hiciésemos.   Con esto se lograra cumplir lo que el Señor nos mandó en Mt. 28:20a. 

La Palabra y el Cuerpo de Cristo

Ahora la pregunta es ¿qué es lo que los padres deben instruir – enseñar a sus hijos?     Eso lo responde claramente la palabra de Dios.    Para que un niño sea instruido en su camino,   debe conocer primeramente los mandamientos del Señor Jesucristo.    Todo se debe relacionar con lo que el Señor nos manda que hagamos.    También encontramos en proverbios,   muchas enseñanzas que complementan lo que el Señor nos manda que hagamos.     En otras palabras,   debemos proveer al niño con toda la sabiduría de Dios.

Lo complejo de instruir a un niño en la palabra de Dios en estos tiempos,   es que tendrá conflictos con su entorno y con todo lo que él está recibiendo audiovisualmente desde el mundo que le rodea.    Cuando pensamos en los niños sobre los seis años,   que recién se están integrando,   es aún más difícil para ellos.   Sin embargo,   con el cuidado adecuado,   el amor que el Señor pone en nosotros por su gracia,   las oraciones y el trabajo integral con los padres,   se puede lograr una combinación tal,    que sumado a lo que el Señor está haciendo,   se lograrían cosas extraordinarias.   En otras palabras,   se cumpliría la promesa del vv 6 de pro. 22,  “…y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

Tal vez se pregunte,  ¿cómo puedo entender este trabajo en conjunto de acuerdo a las Escrituras?    Yo lo entiendo desde lo que la Biblia dice con respecto a la iglesia,   que es el cuerpo de Cristo.    Somos comparados con un cuerpo.   Por lo tanto somos un organismo vivo.    Tal como el cuerpo se compone de muchas partes,    las cuales todas tienen funciones muy específicas,    y donde ninguna parte puede hacer la labor de la otra,   pero sin embargo si se pueden ayudar entre si,   y en algunos casos unas funcionan a causa de otras.    Es interesante este tema y hay mucho que decir al respecto.   Por ahora sólo me limitaré a presentar el concepto,   para lo que estamos reflexionando.

Los Padres tienen una función específica que nadie más puede y debe hacer.    Sin embargo,   el resto del cuerpo que es la iglesia,    puede y debe participar en apoyo incondicional,   a esto se refiere el Señor con amaos los unos a los otros,    en asistir a los padres en lo que sea necesario,   sobre todo si se trata de padres con dificultades.    Si vemos esta tarea de instruir a los niños en sus caminos de esta forma,   entonces creo que estamos entendiendo el concepto como lo dice la palabra del Señor Jesucristo.

Los Peligros del Mundo

Hoy en día en las iglesias existen varios tipos de programas de educación cristiana infantil.   Si hacemos un análisis general de estos programas,   vamos a encontrar en la mayoría,    metodologías,   procedimientos y actividades que proceden del mundo.    Como en todas las cosas que hacemos como hijos del Dios altísimo,   será necesario también aquí,   buscar primeramente el reino de Dios y su JUSTICIA.    Para poder ser gobernados por el Espíritu Santo en esta tarea tan delicada,   como lo mencioné anteriormente,   deberemos orar y someternos a la autoridad de Dios.     Esto no se puede enfatizar lo suficiente.    Será y es una prioridad,   ya que si no caeremos nuevamente en el juego del diablo,   y sin darnos cuenta,   volveremos a hacer lo que nos parece bueno y lindo.    Cuando la iglesia se involucra en la asistencia a los padres en la instrucción de sus niños,    lo debe hacer principalmente para la gloria de Dios Padre.     Si esto se tiene claro,   entonces será muchísimo más fácil discernir como debemos hacer las cosas.

Por lo tanto,  debemos tener muchísimo cuidado en cuanto a las actividades y formas en que procedemos al enseñar a los niños.    Me centro en esto,   ya que es sumamente atractivo realizar actividades con los más pequeños,   que proceden de organizaciones no cristianas.    Me refiero a actividades y programas que son copiadas de los Scouts,   de los Masones,   de los católicos y de varias tradiciones culturales,   por nombrar algunas.    Estas actividades o celebraciones,    parecen muy inocentes e incluso entretenidas.    Por otro lado la iglesia evangélica también se ha deslumbrado con muchas cosas que vemos en la televisión,   como shows,  programas infantiles,   competencias y festivales,  cuentos y películas.  ¿Ha escuchado decir: “…si no hay nada de malo en eso”?

Todo esto ha invadido las escuelas dominicales,   escuelas bíblicas de vacaciones,   organizaciones infantiles,   etc.      Sin darnos cuenta,   por la falta de permanecer en la palabra como lo instruyó el Señor Jesucristo,    nos hemos deslizado en la dirección del mundo.   Esto tuvo como consecuencia,   que la gloria sea para los niños,   las maestras,   los hermanos/as que ayudaron,   las tías de la unión femenil,   el Pastor,  etc.     Todos son celebrados por el éxito de las campañas y programas infantiles.    Todos menos el Señor nuestro Dios.    Sí,   es cierto que a Él se le menciona entremedio,   y se repiten versículos de memoria,   y se lee la Biblia,   y se cantan himnos y cánticos espirituales,   para luego volver rápidamente a la celebración y diversión y exaltación de nosotros mismos.

Sé que esto puede parecer algo exagerado.   Sin embargo si somos bien objetivos,   y nos humillamos delante del Señor,   y hacemos un análisis exhaustivo con la palabra en la mano,   nos daremos cuenta de que hay varias cosas que no están bien.    Nuestro afán por sentirnos bien,   por pasarlo bien,  por ganar a muchos niños para Cristo,   por ser felices y ser mejores,   nos está llevando a lo que mencioné anteriormente con el humanismo,    a centrarnos en nosotros mismos;   a centrarnos en los niños para que estos sean felices.

No quiero que me malentiendan.     Lo que quiero es que guardemos los mandamientos del Señor,   y hagamos lo que tenemos que hacer de acuerdo a lo que está escrito.    Que hagamos las cosas mucho mejor,   con mucho más esfuerzo,  para que el nombre santo de Dios sea glorificado.    Esto requiere de estudio profundo de la palabra.    Esto requiere de total sometimiento al Espíritu Santo en obediencia a lo que el Señor dijo que debemos hacer.

Conclusión

Dado que lo anterior todavía no es una realidad en nuestra iglesia,   será imperante ponernos a trabajar,   para poder ver como ponemos esto en acción.   Es un desafío importante,   ya que no se puede hacer todo de un viaje.    Es un proceso de serios ajustes en todas las áreas del cuerpo de Cristo.

Sin embargo es algo que tenemos que hacer,   y por sobre todo compartir las experiencias,  para edificarnos mutuamente con lo que el Señor está haciendo en cada iglesia.

Lo primero será,    mientras examinamos a la luz de la palabra lo que estamos haciendo en este momento,    capacitar a los maestros y discipular a los padres,   para que se pueda producir la sinergia necesaria,   con la cual se pueda comenzar a trabajar en un mismo Espíritu en total sujeción al señorío de Cristo,    y así ayudar a los padres a realizar esta extraordinariamente difícil tarea de instruir al niño en su camino en estos tiempos.   Eso es muy importante de tener muy en cuenta,   de que lo tenemos que hacer,  lo tendremos que hacer en estos tiempos,   que son totalmente contrarios a lo que la palabra nos manda.

Pero antes de diseñar metodologías y procedimientos,   debemos orar y rogar  a nuestro Padre celestial,   en el nombre de su Hijo amado,   que nos de sabiduría e inteligencia espiritual,  para no ser arrastrados por las técnicas del mundo.    Hermanos amados,   seamos fieles en todo a aquel que nos amó mientras estábamos muertos en nuestro delitos y pecados,   y que envió a su Hijo unigénito para que tengamos vida en Él.


Por Ernesto Säuberlich B.

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