Cristianismo
efectivo
Siempre me ha inquietado el tema de la relación que hay
entre los mandamientos del Señor Jesucristo,
y la obediencia a ellos por parte de nosotros, los verdaderos cristianos nacidos de nuevo y
sellados con el Espíritu Santo.
Por eso he estado reflexionando y he escrito varios
documentos que en alguna forma reflejan lo que he estado aprendiendo de las
Escrituras respecto al tema. Hoy creo
que puedo hacer un compendio de todos ellos,
al reflexionar sobre esta complementación que significa obedecer todo lo
que el Señor nos ha mandado. Todo lo
que Él demanda de nosotros.
Quiero comenzar por aclarar, que lo que Jesucristo nos manda (sus
mandamientos – que son cerca de 70 generales (más de 120 individuales) en el
NT), no son órdenes, mandatos,
ni exigencias legales. No se nos manda que guardemos sus
mandamientos con temor servil,
obligatoria o dictatorialmente.
Todo lo que se nos manda que guardemos,
tiene un fin ulterior que va mucho más allá de lo que podamos comprender
intelectualmente.
Sin embargo, si
hacemos una lectura objetiva y ampliada, especialmente del Nuevo Testamento, podemos aprender que si respondemos en
obediencia a todos estos mandamientos,
que se encuentras tanto explícita como implícitamente, entretejidas en todos los 27 libros de
NT, nuestras vidas serán transformadas
de tal manera, que no las vamos a poder
reconocer ni nosotros mismos.
¿Por qué van a ser transformadas nuestras vidas? Porque todos los mandamientos del Señor Jesucristo son prácticos. Cuando tu comiences a darte cuenta que cada
mandamiento tiene un fin determinado, y
a su vez se complementa con otros, y se
potencian entre ellos, al punto de
producir un resultado transformador en tu vida, estarás finalmente frente a un milagro
sobrenatural, que no es de este
tiempo, no es de este mundo, no es de esta dimensión (esto es otro tema interesantísimo, para ver en otra oportuinidad).
El Mandamiento Base
Lo que interesa ahora,
es explicar esto desde la Biblia.
Por eso te quiero llevar a la primera clave que tenemos al
respecto, cuando el Señor Jesucristo
dijo: “…enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado” (Mt. 28:20).
Es interesante analizar este extracto de la famosa gran
comisión que todos conocemos, pero que
siempre me vuelve a llamar la atención,
que no se enseña completamente. Lo que dice el vv. 19 nos es muy conocido e
incluso lo que dice al final del vv. 20.
Sin embargo esta primera parte del vv. 20, que dice que debemos enseñar a guardar todo
lo que el Señor nos ha mandado, siempre
se lee, pero en la práctica se pasa por
alto el sentido del mandato.
No sé, pero no tengo recuerdos de haber escuchado a alguien enfatizar
en la urgencia de que tenemos que ser
enseñados a “guardar” todo lo que el Señor nos ha mandado. Es posible que alguien esté enfocado en
enseñar los mandamientos, pero que se
haga énfasis en que los tenemos que guardar
(como guardarlos),
en cómo obedecerlos, en cómo
ponerlos por obras, en cómo vivir por
fe, eso lo he escuchado muy pocas
veces, pero no de siervos que yo
conozca aquí en Chile.
De este mandamiento se
desprende una verdad que no tiene precedentes. Para eso tendremos que sumergirnos un poco
más en el resto de lo que el Señor nos dijo,
para poder extraer lo práctico
de lo que está implícito en este mandamiento.
Las Buenas Obras
Vamos por parte. La clave está en
guardar. En otras palabras, en hacer las "buenas obras" (pero no cualquier buena obra) como lo dice en Efe 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.”
Estas buenas obras que Dios preparó de antemano, son muy distintas de las que nosotros
consideramos buenas, como dice en Is 64:6 “…y
todas nuestras justicias (buenas obras) como trapo de inmundicia”. Si Dios las preparó para que anduviésemos
en ellas, entonces podemos estar
seguros que son perfectas, no sólo en
el sentido técnico, sino mucho más en
el sentido práctico, y aún mucho más en
el sentido espiritual. Por eso las
implicancias son insospechadas.
Estas buenas obras,
que no son otra cosa que guardar los mandamientos que el Señor nos manda
o demanda de nosotros, tienen un
efecto multiplicador en todas las direcciones. Por ejemplo, cuando el Señor comienza con el sermón del
monte, hace alusión a este principio
cuando enseña que debemos ser luz en el mundo,
como dice en Mat. 5:14-16. Pero el vv. que nos interesa es el vv. 16:
“Así alumbre vuestra luz delante de
los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro
Padre que está en los cielos.”
Este es el efecto que finalmente se tiene que
cumplir, “…y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, ya que todo, absolutamente todo es solamente para la
gloria de Dios. Nuestro fin por el
cual existimos, por el cual fuimos
creados, todo lo que está sucediendo y
va a suceder hasta el fin del mundo,
es única y exclusivamente para la gloria de su santo nombre. Eso tiene
que quedarte sumamente en claro para todo lo que se relaciona con tu vida
cristiana. Sobre esta base podemos
entonces continuar entendiendo el resto.
Lo que Dios entonces quiere que suceda en nuestras
vidas, parte de este escenario. Si somos luz en medio del mundo, y verdaderamente ponemos nuestra fe por
obras, aquellas buenas obras que Dios
tenía preparadas de antemano para que anduviésemos en ellas, sucederán dos cosas.
Primero, el hecho
de estar guardando sus mandamientos,
nos pondrá en medio de la
voluntad-amor de Dios, lo que
resultará en vivir por fe, lo cual a su
vez nos permitirá tener el gozo del Señor,
tal como Él mismo lo dijo: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” (Jn 15:11). ¿Y
qué fue lo que Él nos habló? “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de
mi Padre, y permanezco en su amor.”
(Jn 15:10).
¿Cuál es el punto primordial? Guardar sus mandamientos. Lo triste, es que la mayoría de los verdaderos
cristianos, no tienen la menor idea, primero,
de qué se trata este gozo del Señor,
y segundo a qué gozo nuestro se refiere el Señor que se puede cumplir en
nosotros. ¿Lo sabes tú? Lo
veremos más adelante.
Segundo, todos
los que nos rodean, serán beneficiados
por nuestra luz (la verdad que nos fue regalada y estaremos
compartiendo-predicando), y muchos creerán, porque verán lo que esta verdad ha hecho en
nuestras vidas, ya que estaremos
guardando los mandamientos del Señor Jesucristo, y entonces creerán, pero lamentablemente
pocos serán escogidos (otro tema).
Me explico. Si
verdaderamente estamos guardando los mandamientos, que también se traduce en permanecer en su Palabra, se producirá un cambio tal en nuestras
vidas, que todo nuestro entorno se transformará. ¿Cómo puede ser esto? Porque se producirá algo absolutamente
extraordinario, tal como el Señor lo
prometió cuando dijo: “Así que,
si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.” (Jn.
8:36)
¿A qué se refería cuando hablaba de ser verdaderamente
libres? Libres de todo. Libres de todo tipo de ataduras. Primeramente de la esclavitud del
pecado, y luego de nuestro entendimiento distorsionado. Esto,
lo de nuestro entendimiento distorsionado, es algo tan sorprendentemente
complejo, que necesita un estudio
separado para verlo en toda su magnitud.
Aquí veremos sólo lo esencial.
Entendimiento Distorsionado
Primero, en
cuanto a la esclavitud del pecado, que
es algo que no podemos comprender completamente, ya que la mayoría, por no decir todos los cristianos, no entendemos eso de que éramos esclavos
del pecado. Esa incomprensión de la
esclavitud que sufríamos, nos impide
caer de rodillas cada día delante de aquel que nos redimió (compró) del señor
de nuestras vidas pecaminosas (el diablo).
Para eso fuimos redimidos por el sacrificio expiatorio
del Cordero de Gloria, quién murió en
la cruz una vez y para siempre, para
que todos nuestros pecados sean borrados por el lavamiento de su sangre. Por lo tanto el pecado ya no tiene poder
sobre nosotros, a pesar de que todavía
estamos dentro de este cuerpo de muerte,
por lo que la carne nos seguirá estorbando en nuestra vida
espiritual. Esta lucha no acabará
hasta que el Señor Santo y Justo nos lleve a su presencia.
Segundo, está el
problema de nuestra alma. El alma del
ser humano, es como la parte dura de un
cuesco de durazno, que envuelve a
nuestro espíritu (la almendra que se encuentra en el interior del cuesco), y no le permite al espíritu nuestro, tener comunión con el Espíritu de
Verdad. Por eso nuestra alma tiene que
ser quebrantada (literalmente).
Ese es nuestro
entendimiento, que en otras
palabras se puede resumir como alma,
es la parte de nuestro ser (cuerpo,
alma y espíritu), que tiene
control sobre nosotros, sobre nuestras acciones, decisiones,
reacciones, expresiones, y pensamientos. Esto incluye, sueños,
pasiones, deseos, anhelos,
concupiscencias,
iniquidades, perversiones, secretos,
etc. En resumen, en toda nuestra forma de ser. Somos,
así como entendemos las cosas.
Por eso está tan bien explicado por Pablo, quien lleno del Espíritu Santo
escribió: “No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento”, (Rom 12:2).
Aquí se nos entrega una verdad divina, que no se
puede descuidar en ninguna de sus indicaciones. Cada palabra está tan perfectamente
elegida, que en menos de una
frase, se nos está dando la directriz
clave para
que dejemos de ser lo que éramos antes.
Podemos ser transformados. Te
puedes imaginar eso. Tú puedes ser
transformado, de ser una persona
corrupta, perversa, inicua,
impía, depravada, a una persona santa y justa. Eso no es posible. Nadie puede hacer eso. Sí.
Dios puede. Sin embargo tú tendrás que participar (he ahí el dilema - dicotomía).
Por eso es un mandamiento. Tú tienes que renovar tu entendimiento. Esa será tu labor primordial. Tu tendrás que procurar renovar tu
entendimiento, hacerlo nuevo, renovar todo tu entendimiento contaminado
con todo lo que has aprendido,
recopilado, ingerido, estudiado,
asimilado del mundo. Tu
entendimiento está tan viciado y corrompido por todo lo que proviene de las
tinieblas (del mundo), que no puedes
hacer lo bueno; no puedes ser
justo, no puedes agradar a Dios (ver Rom. 3).
En otras palabras,
tu entendimiento, o la forma en
que tú entiendes las cosas, te llevará
a ser de acuerdo a lo que tú concibes que es correcto. Pero sabemos lo que Dios nos dice en su
palabra con respecto a eso: “….sino que
se envanecieron en sus razonamientos,
y su necio corazón fue entenebrecido.
Profesando ser sabios, se hicieron necios,” (Rom 1:21-22).
Todo lo que el hombre ha razonado,
que no proviene de la palabra de Dios,
proviene de las tinieblas (del mundo),
de sus propios razonamientos humanistas, filosofías
y huecas sutilezas, tradiciones y
costumbres de hombres, teorías, conjeturas, suposiciones, afirmaciones científicas, enunciados magistrales, supuestos descubrimientos, artes y cultura, etc.
Si bien hay muchas cosas que el ser humano ha llegado a
descubrir y aprender por medio de la experiencia con respecto a cómo hacer
cosas, que son útiles y
beneficiosas, cosas que Dios le ha
revelado al hombre en el tiempo, estas
no le sirven para saber cómo vivir, sino como sobrevivir. Lo lamentable ha sido durante toda la
historia, que muchas de las cosas que
le podrían haber servido al hombre para sobrevivir, las ha usado para destruir, engañar,
robar, oprimir, todas cosas que hace como dijo el Señor Jesús
en: Jua 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no
ha permanecido en la verdad, porque no
hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Por eso nada de lo que supuestamente es
bueno, lo es en realidad, ya que no proviene de Dios.
a
a
Si comprendiste lo que planteo, lo
atado que estamos por todo lo que el hombre ha afirmado y enunciado, por su razonamiento y supuestos
descubrimientos (conclusiones), comprenderás
que estamos esclavizados por nuestras almas (entendimiento) contaminadas por
las tinieblas engañosas, pero que
parecen ser muy correctas según nuestro entendimiento humanista.
De estas ataduras (cautividad, opresiones,
quebrantamiento) nos vino a librar el Señor. Por eso Él lo dijo tan claramente: “….Así
que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jua 8:36).
Esta afirmación fue precedida por otra,
que nos lleva a entender cómo se da esta libertad, cuando el Señor dijo: “…si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Jn 8:31-32).
Entonces, si
permaneces en la palabra del Señor Jesucristo,
serás libre del humanismo y todo
lo que eso conlleva, y podrás, porque te estás transformando a la imagen
del Hijo de Dios, ser ese embajador en
el nombre de Cristo (testigo fiel),
que el mundo tanto necesita para escuchar el evangelio de Jesucristo; para que los escogidos o predestinados que
aún están perdidos, puedan escuchar la
voz del Buen Pastor y llegar al arrepentimiento y fe en su Señor y Dios. Para que pronto se complete el número de
gentiles que se tienen que arrepentir,
y pueda llegar ese momento glorioso del arrebatamiento de la esposa de
Cristo.
El Punto Central
Hermano/a, te
ruego que medites en esto de aprender a guardar los mandamientos de nuestro
Señor Jesucristo. Esto no es algo
secundario en tu vida de cristiano/a.
Es lo central, y de lo cual se
desprende todo lo demás.
Por eso cuando comencé este ensayo, mencioné que el guardar los mandamientos del
Señor es algo que va muchísimo más allá de lo que realmente podemos
entender. Mientras más mandamientos
conoces y estudias, mas iras
entendiendo (conocerás la verdad), y
ese conocimiento te permitirá primero renovar tu entendimiento, que te transformará y te llevará a obrar
cada vez más como Cristo, y tu vida se
irá apagando progresivamente, hasta que
ya no vivas tú, sino Cristo en
ti. ¿Te acuerdas de lo que Pablo dijo? “…y ya
no vivo yo, mas vive Cristo en mí;” Esta no fue una afirmación al azar, sino más bien una afirmación muy
exacta. ¿Qué había pasado con
Pablo? Él había llegado al punto de la más
absoluta negación y entrega posible.
¿Por qué es tan fundamental entender esto de guardar los
mandamientos? Porque está cimentado en
las afirmaciones que Jesús hizo en reiteradas ocasiones, y que luego están confirmadas en varias
otras partes de las Escrituras. Sólo citaré algunos vv. como ejemplo, Jn. 14:21; 23-24, Jn.15:14; Gen 26:3-5; Deu 10:12-13, Deu 11:13, Deu 30:6-8; Sal 119:4-6; Jer 31:31; 33-34; Eze 36:25-27; Luc 11:28;
2ªCo 5:14-15; Stg 2:23-24; 1ªJn 2:5, 1ªJn 3:18-24, 1ªJn 5:3;
2ªJn 1:6; Apo 22:14.
Considerando lo anterior, será necesario continuar con las otras
implicancias que tiene el guardar los mandamientos; y todo parte de ese mandamiento que dio el
Señor Jesucristo, de que debemos
enseñarles que guarden todas las cosas que Él nos ha mandado.
Si tú vas estudiando los mandamientos, irás notando que estos se agrupan, se dividen en categorías, y se entrelazan, complementan, fortalecen y potencian entre sí. Esta es una dinámica tan extraordinaria y
sublime, que cuando hayas llegado a
comprender sólo la base (el núcleo perfecto de Dios), ya estarás en un nivel de entrega y negación
de ti mismo/a, que sentirás el deseo de
seguir profundizando en lo que estás descubriendo; la verdad que no tiene par, y que no tiene fin y que más encima permanece
para siempre.
Lo mejor de todo esto es que tú irás entendiendo las cosas
desde el punto de vista de Dios (con la mente de Cristo), y tu amor (el verdadero amor) irá aumentando, así como el fruto del Espíritu Santo se irá
manifestando cada vez más. Además como
consecuencia, sabrás efectivamente que
eres un escogido de Dios.
Accionar
Por todo esto, creo que se tiene
que hacer algo radical dentro del
cuerpo de Cristo en cuanto a la enseñanza de los mandamientos del Señor
Jesucristo, para que podamos salir de todo engaño y disolución que se ha ido
infiltrando en la iglesia del Dios viviente.
No hay otra forma de vencer la tan infame y dañina ignorancia, que como se explica en el diccionario RAE,
“…ignorancia, es la que procede de no averiguar lo que se puede y debe saber”, ya que toda la verdad de Cristo, está guardada y explicada por medio de los
mandamientos, como Él mismo dice: “…mi palabra”.
Para ser buenos hijos e hijas de Dios,
tenemos que ser verdaderos
discípulos de Jesucristo. Para ser
buenos pastores,
testigos-embajadores, diáconos –
ancianos, siervos/as, o para cumplir cualquier rol dentro del
cuerpo de Cristo, su iglesia, tenemos que ser primeramente verdaderos
discípulos del Señor. Todo esto sólo
será posible si somos capaces de guardar sus mandamientos-palabra. Da lo mismo como lo pongas, siempre volverás al mismo punto, guardar,
permanecer, obedecer, firmes
en los mandamientos o palabra de Jesucristo.
Por eso Jesús fue tan claro al mandarnos que enseñásemos a guardar sus
mandamientos, y por otra parte
insistió, que solamente si guardábamos
su palabra, lo estaríamos amando
verdaderamente. De hecho Él fue más
allá cuando le escribió a la iglesia de filadelfia en Apo 3:7-13, declarando la centralidad de guardar su
palabra.
Si no tomamos esto en serio, nos estamos engañando a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros, y eso
es trágico, una realidad que se
extiende por todas partes, y tiene a
muchos en la iglesia haciendo mil cosas que no son bíblicas, diciendo cosas que no son bíblicas, comportándose como el mundo, siendo amigos del mundo, amando al mundo y las cosas que están en el
mundo, incluso inventando doctrinas de
hombres que literalmente blasfeman contra Dios.
Por eso vuelvo a enfatizar, que las implicancias de guardar los
mandamientos – palabra del Señor Jesucristo son insospechadas, pero son el fundamento de una vida
verdaderamente cristiana, piadosa y llena
de frutos de justicia.
A mis consiervos, los
pastores, les exhorto y animo, que se
dediquen a guardar el mandamiento que el Señor nos dio, de enseñar a las ovejas del Buen Pastor que
guarden todas las cosas que Él nos mandó.
Eso es apacentar a su rebaño,
pastorear a sus ovejas, tal como
Jesús se lo explicó claramente a Pedro.
Si tú, como siervo del Buen Pastor, no
estás haciendo esto con toda diligencia y devoción, te estás exponiendo a un juicio que no se lo
deseo a nadie. Recuerda pastor lo que
dice en Ef. 4:12-16. Esto es sumamente
serio, y tú serás responsable de que
las ovejas del Buen Pastor guarden su palabra,
y lleguen a alcanzar lo que se describe ahí.
Y a ti que eres un discípulo de Cristo Jesús, te
animo que insistas que te enseñen todas las cosas que el Señor Jesucristo
nos mandó. Anda donde el pastor que te
debiera estar pastoreando, y pídele que
te enseñe, predique, discipule en todas las cosas que Jesús nos
mandó, pero que lo haga directamente de
la Biblia, y no de otros textos
redactados por hombres. Tú tienes que
aprender directamente de la Palabra de Dios los mandamientos que te servirán
para ser ese hijo o hija que Dios quiere que tú seas.
Como ejemplo, comparto contigo
lo que yo denomino “El núcleo perfecto de Dios” (con núcleo me refiero al
centro – corazón), que son esta
combinación de mandamientos.
De
este orden proceden cientos de otros que a su vez se conjugan entre sí.
¿Qué es un verdadero
cristiano? Que evidencia,
demuestra o comprueba a un verdadero cristiano.
El
Señor Jesucristo, mientras ejerció
personalmente su ministerio, hizo
muchos discípulos. Multitudes le
seguían. Quiero aclarar, que existen dos tipos de discípulos. Los que siguen al Señor por lo que
escucharon y están interesados y conmovidos espiritualmente, y los que nacen de nuevo.
¿Cómo puedes saber
eso? Porque el Señor lo aclaró. Varias veces Jesús al ver que muchos le
seguían, se volvió a los que le seguían
y les decía cuáles eran las características que un discípulo debía
cumplir. Muchas de las cosas que dijo
eran muy fuertes, por lo que casi todos
se alejaban.
¿Se acuerdan de algunos?
·
Luc_14:26 Si alguno viene a
mí, y no aborrece a su padre, y
madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. (Mt. 10:37-38)
·
Luc_14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de
mí, no puede ser mi discípulo.
·
Luc_14:33 Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia
a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Sin
embargo, en un momento, Jesús se volvió a los que habían creído en
Él, y les
aclaró lo que es un verdadero discípulo (cristiano).
Jn. 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Jn. 8:32 y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres.
o
¿Cuál
va a ser la señal de
que somos verdaderos discípulos? Permanecer en la palabra.
o
¿Qué
les sucederá a
los verdaderos discípulos? Conocer la Verdad.
o
¿Cuál
será el maravilloso resultado de todo esto? La verdad los
hará libres.
o
¿Libre
para qué? Para hacer lo más importante que un hijo/a
de Dios debe hacer.
o
¿Qué es
lo más importante? El Señor Jesucristo lo dijo muy
claramente.
Mat 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
·
Para
hacer la voluntad de Dios, necesitamos conocer
cuál es la voluntad.
·
Para
eso necesitamos permanecer en la palabra.
·
¿Por
qué debemos permanecer en la palabra?
(conocer la verdad).
·
¿Para
qué necesitamos conocer a la verdad? (ser
liberados).
·
¿Para
qué ser libres? (hacer la voluntad de
Dios).
¿A qué se refiere Jesús
con la voluntad de mi Padre? Veamos que dice la
Biblia en:
1ªTs 4:3 pues la voluntad de Dios es vuestra
santificación;
Recuerdan lo que dice en 1ªPe 1:15-16, “…sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; “sed santos,
porque yo soy santo” y también
en Heb 12:14 “…santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
Ser
santo es separarse para con
Dios. Separarse de todo
lo que a Dios no le agrada, lo que está en el mundo y eso es:
Donde
encontramos este mandamiento en forma directa y explícita,
1ªJn
2:15-16 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque
todo lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los
ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino
del mundo.
1.
lo que el mundo hace y
piensa y dice,
2.
lo que el mundo mira,
gusta, toca y
viste,
3.
Con lo que el mundo se divierte, escucha,
entretiene,
4.
Todo lo que no proviene de Dios, sino del mundo.
Stg
4:4 !!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
En
otras palabras: Rom 12:2 No os conforméis a este
siglo, sino transformaos por medio de
la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
·
Para santificarnos, que es hacer la voluntad de Dios,
·
necesitamos comprobar cuál es la buena voluntad de
Dios,
·
para eso tenemos que renovar nuestro
entendimiento,
·
para eso tenemos que permanecer en la palabra,
·
por lo tanto seremos verdaderos discípulos,
·
que conocen la verdad,
·
porque permanecen en la palabra,
·
y son libres para no conformarnos a este mundo,
·
por lo tanto no seremos amigos ni amaremos al mundo
¿Cuál será la
consecuencia? ser
aquellos hijos especiales que el Padre está buscando. Esos hijos que tienen una
particularidad. Como lo dijo el Señor:
Jn. 4:23 Mas la hora viene, y ahora
es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el
Padre tales adoradores busca que le adoren.
¿Por qué busca el
Padre estos verdaderos adoradores? Porque sólo estos van
a adorarle de la forma correcta. La forma correcta de adorar a Dios, es en espíritu y en verdad.
¿Cómo se puede
explicar esto? Rom 12:1 Así que,
hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
Nuestro culto racional es justamente
adorar en espíritu y en verdad,
·
lo cual significa que presentamos nuestros
cuerpos en sacrificio vivo,
·
para esto debemos renunciar a todo,
·
tenemos que tomar nuestra cruz,
·
no ser amigos
ni amar al mundo,
·
que es lo mismo que santificarnos -
separarnos,
·
que a su vez es hacer la voluntad de Dios,
·
que sólo podemos hacer si somos libres,
·
para eso tenemos que ser verdaderos discípulos,
·
que permanecen en la palabra y por lo tanto conocen
la verdad.
¿Qué consecuencia
tiene adorar en espíritu y en verdad?
Que estaremos guardando el primer
mandamiento, amaremos a Dios por sobre
todas las cosas. GLORIFICAR a
DIOS.
Si tú no estás amando a Dios por sobre
todas las cosas, entonces no sirve de
nada que estés haciendo todo lo demás. Caes en la misma categoría del joven rico.
Por eso, si tu verdaderamente amas a Dios por sobre
todas las cosas, estarás adorando en
espíritu y en verdad, tu estas
totalmente consagrada/o a Dios. Todo
tu ser está en adoración, tal como lo dice en
Rom. 12:1.
Por esto es que el Padre/Dios busca a estos
verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad.
¿Cómo
puedes saber si eres un verdadero adorador? si amas a
Dios por sobre todas las cosas.
¿Cómo
puedes saber si amas a Dios por sobre todas las cosas? (cuál es la evidencia)
¿Qué fue
lo que afirmó Jesús al respecto?
Jn. 14:21 El que tiene mis
mandamientos, y los guarda, ése
es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él.
…y nuevamente dijo el Señor:
Jn. 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará,
y vendremos a él, y haremos
morada con él.
También en Jn. 14:15, y en Jn. 15:10
Esta
es la prueba de que verdaderamente le amamos. NO el que dice que le ama, o que va al culto, o participa de estudios bíblicos, o canta en el coro, o hace "buenas obras", o es diácono, o predica y se aprendió muchos versículos de memoria.
Sólo
si guardas sus
mandamientos,
que es lo mismo que guardar su palabra como lo
dice en Apo. 3:8 y 10,
estarás amando a Dios por sobre todas las cosas.
¿Qué tiene que
suceder para que tú puedas guardar sus mandamientos?
Tienes que conocer sus mandamientos y saber cómo los debes
guardar (70 + -), ¿recuerdan el vv. 20
de la gran comisión? (enseñándoles que guarden…)
¿Qué tienes que
hacer para conocer sus mandamientos?
Aquí
es donde se cierra el círculo y se completa el perfecto núcleo de Dios. Para conocer sus mandamientos, te es necesario permanecer en la palabra de nuestro Señor
Jesucristo.
Esto
a su vez trae como consecuencia,
·
que seas
un verdadero discípulo,
·
que conoce
la verdad y es libre,
·
es libre,
para hacer la voluntad de
Dios,
·
y así poder santificarse, no conformándote a este mundo,
·
no siendo
ni amigo del mundo, ni amando al
mundo,
·
renunciando a todo lo
que posees y tomando tu cruz,
·
presentándote en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
·
que a su vez es tu culto racional,
·
y esto es adorar
en espíritu y en verdad,
·
lo cual es amar
a Dios por sobre todas las cosas,
·
y que a su vez es posible sólo si guardas sus mandamientos.
Amados, si esto no se está cumpliendo
en tu vida, entonces necesitas ir de
rodillas delante del Padre, y clamar con
súplicas y ruegos que
te perdone
y de fuerzas para someterte en alma y espíritu a
Jesucristo en el poder del Espíritu Santo.
Porque
es necesario que este perfecto núcleo de Dios se esté cumpliendo en tu vida
espiritual, para que puedas guardar
realmente los demás mandamientos, que
provienen de este perfecto núcleo que lo relaciona todo para que el santo y
justo nombre de Dios sea glorificado.
Sobre el cómo estudiar sistemáticamente los mandamientos
del Señor Jesucristo, te invito a que
me contactes por medio de nuestro correo electrónico
misión.zapallar@gmail.com
Gloria sea por siempre y siempre a Dios nuestro Señor
Jesucristo, quién es Príncipe de
Paz, Padre Eterno, Dios fuerte,
Admirable, Consejero, Rey de reyes, Señor de señores, Alfa y Omega, Salvador y Creador (*). Amén.
Ahora que leíste este mensaje, y sé que fue mucha información, te animo que vuelvas a leerlo nuevamente con
dedicación y meditación.
Cualquier objeción,
u observación, o comentario, me encantaría que me lo hicieses saber a misión.zapallar@gmail.com
(*) por nombrar sólo
algunos de los nombres y títulos de nuestro Señor y Dios.
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