jueves, 15 de agosto de 2013

Cristianismo Efectivo

Cristianismo efectivo


Siempre me ha inquietado el tema de la relación que hay entre los mandamientos del Señor Jesucristo,   y la obediencia a ellos por parte de nosotros,   los verdaderos cristianos nacidos de nuevo y sellados con el Espíritu Santo.

Por eso he estado reflexionando y he escrito varios documentos que en alguna forma reflejan lo que he estado aprendiendo de las Escrituras respecto al tema.   Hoy creo que puedo hacer un compendio de todos ellos,  al reflexionar sobre esta complementación que significa obedecer todo lo que el Señor nos ha mandado.   Todo lo que Él demanda de nosotros.

Quiero comenzar por aclarar,   que lo que Jesucristo nos manda (sus mandamientos – que son cerca de 70 generales (más de 120 individuales) en el NT),    no son órdenes,   mandatos,    ni exigencias legales.     No se nos manda que guardemos sus mandamientos con temor servil,    obligatoria o dictatorialmente.     Todo lo que se nos manda que guardemos,   tiene un fin ulterior que va mucho más allá de lo que podamos comprender intelectualmente.

Sin embargo,   si hacemos una lectura objetiva y ampliada,    especialmente del Nuevo Testamento,    podemos aprender que si respondemos en obediencia a todos estos mandamientos,   que se encuentras tanto explícita como implícitamente,    entretejidas en todos los 27 libros de NT,     nuestras vidas serán transformadas de tal manera,   que no las vamos a poder reconocer ni nosotros mismos.

¿Por qué van a ser transformadas nuestras vidas?     Porque todos los mandamientos del Señor Jesucristo son prácticos.    Cuando tu comiences a darte cuenta que cada mandamiento tiene un fin determinado,   y a su vez se complementa con otros,   y se potencian entre ellos,   al punto de producir un resultado transformador en tu vida,    estarás finalmente frente a un milagro sobrenatural,   que no es de este tiempo,    no es de este mundo,    no es de esta dimensión (esto es otro tema interesantísimo,  para ver en otra oportuinidad).

El Mandamiento Base

Lo que interesa ahora,    es explicar esto desde la Biblia.    Por eso te quiero llevar a la primera clave que tenemos al respecto,   cuando el Señor Jesucristo dijo:    “…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt. 28:20).

Es interesante analizar este extracto de la famosa gran comisión que todos conocemos,   pero que siempre me vuelve a llamar la atención,    que no se enseña completamente.    Lo que dice el vv. 19 nos es muy conocido e incluso lo que dice al final del vv. 20.    Sin embargo esta primera parte del vv. 20,   que dice que debemos enseñar a guardar todo lo que el Señor nos ha mandado,   siempre se lee,   pero en la práctica se pasa por alto el sentido del mandato.

No sé,   pero no tengo recuerdos de haber escuchado a alguien enfatizar en la urgencia de que tenemos que ser enseñados a “guardar”   todo lo que el Señor nos ha mandado.     Es posible que alguien esté enfocado en enseñar los mandamientos,    pero que se haga énfasis en que los tenemos que guardar (como guardarlos),   en cómo obedecerlos,    en cómo ponerlos por obras,   en cómo vivir por fe,   eso lo he escuchado muy pocas veces,   pero no de siervos que yo conozca aquí en Chile.

De este mandamiento se desprende una verdad que no tiene precedentes.    Para eso tendremos que sumergirnos un poco más en el resto de lo que el Señor nos dijo,    para poder extraer lo práctico de lo que está implícito en este mandamiento.

Las Buenas Obras

Vamos por parte.     La clave está en guardar.    En otras palabras,   en hacer las "buenas obras" (pero no cualquier buena obra)  como lo dice en Efe 2:10  “Porque somos hechura suya,    creados en Cristo Jesús para buenas obras,            las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

Estas buenas obras que Dios preparó de antemano,    son muy distintas de las que nosotros consideramos buenas,  como dice en Is 64:6 “…y todas nuestras justicias (buenas obras) como trapo de inmundicia”.    Si Dios las preparó para que anduviésemos en ellas,    entonces podemos estar seguros que son perfectas,   no sólo en el sentido técnico,   sino mucho más en el sentido práctico,   y aún mucho más en el sentido espiritual.    Por eso las implicancias son insospechadas.

Estas buenas obras,    que no son otra cosa que guardar los mandamientos que el Señor nos manda o demanda de nosotros,    tienen un efecto multiplicador en todas las direcciones.    Por ejemplo,    cuando el Señor comienza con el sermón del monte,   hace alusión a este principio cuando enseña que debemos ser luz en el mundo,  como dice en Mat. 5:14-16.   Pero el vv. que nos interesa es el vv. 16:

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,     para que vean vuestras buenas obras,     y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Este es el efecto que finalmente se tiene que cumplir,  “…y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”,     ya que todo,    absolutamente todo es solamente para la gloria de Dios.     Nuestro fin por el cual existimos,   por el cual fuimos creados,    todo lo que está sucediendo y va a suceder hasta el fin del mundo,    es única y exclusivamente para la gloria de su santo nombre.    Eso tiene que quedarte sumamente en claro para todo lo que se relaciona con tu vida cristiana.    Sobre esta base podemos entonces continuar entendiendo el resto.

Lo que Dios entonces quiere que suceda en nuestras vidas,   parte de este escenario.    Si somos luz en medio del mundo,   y verdaderamente ponemos nuestra fe por obras,   aquellas buenas obras que Dios tenía preparadas de antemano para que anduviésemos en ellas,     sucederán dos cosas.

Primero,   el hecho de estar guardando sus mandamientos,   nos pondrá en medio de la voluntad-amor de Dios,   lo que resultará en vivir por fe,   lo cual a su vez nos permitirá tener el gozo del Señor,  tal como Él mismo lo dijo:  “Estas cosas os he hablado,    para que mi gozo esté en vosotros,    y vuestro gozo sea cumplido.” (Jn 15:11).   ¿Y qué fue lo que Él nos habló?    “Si guardareis mis mandamientos,   permaneceréis en mi amor;   así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre,   y permanezco en su amor.” (Jn 15:10).  

¿Cuál es el punto primordial?    Guardar sus mandamientos.    Lo triste,    es que la mayoría de los verdaderos cristianos,    no tienen la menor idea,   primero,  de qué se trata este gozo del Señor,     y segundo a qué gozo nuestro se refiere el Señor que se puede cumplir en nosotros.     ¿Lo sabes tú?    Lo veremos más adelante.

Segundo,   todos los que nos rodean,    serán beneficiados por nuestra luz (la verdad que nos fue regalada y estaremos compartiendo-predicando),    y muchos creerán,   porque verán lo que esta verdad ha hecho en nuestras vidas,   ya que estaremos guardando los mandamientos del Señor Jesucristo,   y entonces creerán,   pero lamentablemente pocos serán escogidos (otro tema).

Me explico.    Si verdaderamente estamos guardando los mandamientos,   que también se traduce en permanecer en su Palabra,   se producirá un cambio tal en nuestras vidas,    que todo nuestro entorno se transformará.   ¿Cómo puede ser esto?     Porque se producirá algo absolutamente extraordinario,   tal como el Señor lo prometió cuando dijo:     “Así que,     si el Hijo os libertare,     seréis verdaderamente libres.” (Jn. 8:36)   

¿A qué se refería cuando hablaba de ser verdaderamente libres?      Libres de todo.    Libres de todo tipo de ataduras.    Primeramente de la esclavitud del pecado,   y luego de nuestro entendimiento distorsionado.  Esto,   lo de nuestro entendimiento distorsionado,    es algo tan sorprendentemente complejo,   que necesita un estudio separado para verlo en toda su magnitud.    Aquí veremos sólo lo esencial.

Entendimiento Distorsionado

Primero,    en cuanto a la esclavitud del pecado,   que es algo que no podemos comprender completamente,   ya que la mayoría,   por no decir todos los cristianos,    no entendemos eso de que éramos esclavos del pecado.     Esa incomprensión de la esclavitud que sufríamos,    nos impide caer de rodillas cada día delante de aquel que nos redimió (compró) del señor de nuestras vidas pecaminosas (el diablo).  

Para eso fuimos redimidos por el sacrificio expiatorio del Cordero de Gloria,   quién murió en la cruz una vez y para siempre,   para que todos nuestros pecados sean borrados por el lavamiento de su sangre.    Por lo tanto el pecado ya no tiene poder sobre nosotros,   a pesar de que todavía estamos dentro de este cuerpo de muerte,   por lo que la carne nos seguirá estorbando en nuestra vida espiritual.     Esta lucha no acabará hasta que el Señor Santo y Justo nos lleve a su presencia.

Segundo,   está el problema de nuestra alma.   El alma del ser humano,  es como la parte dura de un cuesco de durazno,   que envuelve a nuestro espíritu (la almendra que se encuentra en el interior del cuesco),    y no le permite al espíritu nuestro,   tener comunión con el Espíritu de Verdad.    Por eso nuestra alma tiene que ser quebrantada (literalmente).

Ese es nuestro entendimiento,   que en otras palabras se puede resumir como alma,    es la parte de nuestro ser (cuerpo,  alma y espíritu),    que tiene control sobre nosotros,    sobre nuestras acciones,   decisiones,   reacciones,   expresiones,   y pensamientos.    Esto incluye,   sueños,   pasiones,   deseos,   anhelos,   concupiscencias,   iniquidades,   perversiones,   secretos,  etc.     En resumen,   en toda nuestra forma de ser.   Somos,   así como entendemos las cosas.

Por eso está tan bien explicado por Pablo,   quien lleno del Espíritu Santo escribió:   “No os conforméis a este siglo,    sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”,  (Rom 12:2).

Aquí se nos entrega una verdad divina,     que no se puede descuidar en ninguna de sus indicaciones.    Cada palabra está tan perfectamente elegida,   que en menos de una frase,  se nos está dando la directriz clave para que dejemos de ser lo que éramos antes.     Podemos ser transformados.    Te puedes imaginar eso.    Tú puedes ser transformado,    de ser una persona corrupta,   perversa,   inicua,   impía,   depravada,   a una persona santa y justa.    Eso no es posible.     Nadie puede hacer eso.    Sí.     Dios puede.     Sin embargo tú tendrás que participar (he ahí el dilema  -  dicotomía).

Por eso es un mandamiento.   Tú tienes que renovar tu entendimiento.    Esa será tu labor primordial.     Tu tendrás que procurar renovar tu entendimiento,   hacerlo nuevo,   renovar todo tu entendimiento contaminado con todo lo que has aprendido,  recopilado,   ingerido,   estudiado,   asimilado del mundo.    Tu entendimiento está tan viciado y corrompido por todo lo que proviene de las tinieblas (del mundo),   que no puedes hacer lo bueno;    no puedes ser justo,    no puedes agradar a Dios (ver Rom. 3).

En otras palabras,    tu entendimiento,    o la forma en que tú entiendes las cosas,    te llevará a ser de acuerdo a lo que tú concibes que es correcto.    Pero sabemos lo que Dios nos dice en su palabra con respecto a eso: “….sino que se envanecieron en sus razonamientos,    y su necio corazón fue entenebrecido.    Profesando ser sabios, se hicieron necios,” (Rom 1:21-22).    Todo lo que el hombre ha razonado,   que no proviene de la palabra de Dios,    proviene de las tinieblas (del mundo),    de sus propios razonamientos humanistas,    filosofías y huecas sutilezas,   tradiciones y costumbres de hombres,   teorías,    conjeturas,    suposiciones,    afirmaciones científicas,    enunciados magistrales,    supuestos descubrimientos,    artes y cultura,  etc.

Si bien hay muchas cosas que el ser humano ha llegado a descubrir y aprender por medio de la experiencia con respecto a cómo hacer cosas,   que son útiles y beneficiosas,    cosas que Dios le ha revelado al hombre en el tiempo,    estas no le sirven para saber cómo vivir,   sino como sobrevivir.    Lo lamentable ha sido durante toda la historia,   que muchas de las cosas que le podrían haber servido al hombre para sobrevivir,   las ha usado para destruir,   engañar,    robar,    oprimir,   todas cosas que hace como dijo el Señor Jesús en: Jua 8:44  Vosotros sois de vuestro padre el diablo,   y los deseos de vuestro padre queréis hacer.   Él ha sido homicida desde el principio,    y no ha permanecido en la verdad,    porque no hay verdad en él.    Cuando habla mentira,   de suyo habla;    porque es mentiroso,   y padre de mentira.       Por eso nada de lo que supuestamente es bueno,   lo es en realidad,   ya que no proviene de Dios.
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Si comprendiste lo que planteo,   lo atado que estamos por todo lo que el hombre ha afirmado y enunciado,   por su razonamiento y supuestos descubrimientos (conclusiones),   comprenderás que estamos esclavizados por nuestras almas (entendimiento) contaminadas por las tinieblas engañosas,   pero que parecen ser muy correctas según nuestro entendimiento humanista.   

De estas ataduras (cautividad,  opresiones,  quebrantamiento) nos vino a librar el Señor.    Por eso Él lo dijo tan claramente:  “….Así que,  si el Hijo os libertare,  seréis verdaderamente libres.” (Jua 8:36).    Esta afirmación fue precedida por otra,   que nos lleva a entender cómo se da esta libertad,   cuando el Señor dijo: “…si vosotros permaneciereis en mi palabra,   seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad,   y la verdad os hará libres.” (Jn 8:31-32).

Entonces,  si permaneces en la palabra del Señor Jesucristo,   serás libre del humanismo y todo lo que eso conlleva,   y podrás,   porque te estás transformando a la imagen del Hijo de Dios,    ser ese embajador en el nombre de Cristo (testigo fiel),    que el mundo tanto necesita para escuchar el evangelio de Jesucristo;    para que los escogidos o predestinados que aún están perdidos,   puedan escuchar la voz del Buen Pastor y llegar al arrepentimiento y fe en su Señor y Dios.   Para que pronto se complete el número de gentiles que se tienen que arrepentir,   y pueda llegar ese momento glorioso del arrebatamiento de la esposa de Cristo.

El Punto Central

Hermano/a,   te ruego que medites en esto de aprender a guardar los mandamientos de nuestro Señor Jesucristo.    Esto no es algo secundario en tu vida de cristiano/a.     Es lo central,   y de lo cual se desprende todo lo demás.

Por eso cuando comencé este ensayo,   mencioné que el guardar los mandamientos del Señor es algo que va muchísimo más allá de lo que realmente podemos entender.    Mientras más mandamientos conoces y estudias,    mas iras entendiendo (conocerás la verdad),   y ese conocimiento te permitirá primero renovar tu entendimiento,   que te transformará y te llevará a obrar cada vez más como Cristo,   y tu vida se irá apagando progresivamente,   hasta que ya no vivas tú,    sino Cristo en ti.   ¿Te acuerdas de lo que Pablo dijo?  “…y ya no vivo yo,  mas vive Cristo en mí;”   Esta no fue una afirmación al azar,   sino más bien una afirmación muy exacta.    ¿Qué había pasado con Pablo?   Él había llegado al punto de la más absoluta negación y entrega posible.

¿Por qué es tan fundamental entender esto de guardar los mandamientos?    Porque está cimentado en las afirmaciones que Jesús hizo en reiteradas ocasiones,   y que luego están confirmadas en varias otras partes de las Escrituras.   Sólo citaré algunos vv. como ejemplo,  Jn. 14:21; 23-24,  Jn.15:14;  Gen 26:3-5;  Deu 10:12-13,  Deu 11:13,  Deu 30:6-8;   Sal 119:4-6;  Jer 31:31; 33-34;  Eze 36:25-27;  Luc 11:28;   2ªCo 5:14-15;   Stg 2:23-24;  1ªJn 2:5,   1ªJn 3:18-24,   1ªJn 5:3;   2ªJn 1:6;   Apo 22:14.

Considerando lo anterior,    será necesario continuar con las otras implicancias que tiene el guardar los mandamientos;   y todo parte de ese mandamiento que dio el Señor Jesucristo,    de que debemos enseñarles que guarden todas las cosas que Él nos ha mandado.

Si tú vas estudiando los mandamientos,    irás notando que estos se agrupan,    se dividen en categorías,    y se entrelazan,  complementan,   fortalecen y potencian entre sí.    Esta es una dinámica tan extraordinaria y sublime,   que cuando hayas llegado a comprender sólo la base (el núcleo perfecto de Dios),   ya estarás en un nivel de entrega y negación de ti mismo/a,   que sentirás el deseo de seguir profundizando en lo que estás descubriendo;    la verdad que no tiene par,  y que no tiene fin y que más encima permanece para siempre.

Lo mejor de todo esto es que tú irás entendiendo las cosas desde el punto de vista de Dios (con la mente de Cristo),   y tu amor (el verdadero amor)    irá aumentando,  así como el fruto del Espíritu Santo se irá manifestando cada vez más.   Además como consecuencia,   sabrás efectivamente que eres un escogido de Dios.

Accionar

Por todo esto,    creo que se tiene que hacer algo radical dentro del cuerpo de Cristo en cuanto a la enseñanza de los mandamientos del Señor Jesucristo,   para que podamos salir de todo engaño y disolución que se ha ido infiltrando en la iglesia del Dios viviente.    No hay otra forma de vencer la tan infame y dañina ignorancia,   que como se explica en el diccionario RAE, “…ignorancia,   es la que procede de no averiguar lo que se puede y debe saber”,     ya que toda la verdad de Cristo,   está guardada y explicada por medio de los mandamientos,   como Él mismo dice:  “…mi palabra”.

Para ser buenos hijos e hijas de Dios,   tenemos que ser verdaderos discípulos de Jesucristo.   Para ser buenos pastores,  testigos-embajadores,   diáconos – ancianos,   siervos/as,  o para cumplir cualquier rol dentro del cuerpo de Cristo,  su iglesia,   tenemos que ser primeramente verdaderos discípulos del Señor.   Todo esto sólo será posible si somos capaces de guardar sus mandamientos-palabra.    Da lo mismo como lo pongas,   siempre volverás al mismo punto,   guardar,   permanecer,   obedecer,   firmes en los mandamientos o palabra de Jesucristo.

Por eso Jesús fue tan claro al mandarnos que enseñásemos a guardar sus mandamientos,   y por otra parte insistió,   que solamente si guardábamos su palabra,   lo estaríamos amando verdaderamente.    De hecho Él fue más allá cuando le escribió a la iglesia de filadelfia en Apo 3:7-13,   declarando la centralidad de guardar su palabra.

Si no tomamos esto en serio,     nos estamos engañando a nosotros mismos,   y la verdad no está en nosotros,   y eso es trágico,   una realidad que se extiende por todas partes,   y tiene a muchos en la iglesia haciendo mil cosas que no son bíblicas,   diciendo cosas que no son bíblicas,   comportándose como el mundo,   siendo amigos del mundo,   amando al mundo y las cosas que están en el mundo,   incluso inventando doctrinas de hombres que literalmente blasfeman contra Dios.

Por eso vuelvo a enfatizar,   que las implicancias de guardar los mandamientos – palabra del Señor Jesucristo son insospechadas,  pero son el fundamento de una vida verdaderamente cristiana,  piadosa y llena de frutos de justicia.

A mis consiervos,   los pastores,   les exhorto y animo,   que se dediquen a guardar el mandamiento que el Señor nos dio,   de enseñar a las ovejas del Buen Pastor que guarden todas las cosas que Él nos mandó.   Eso es apacentar a su rebaño,    pastorear a sus ovejas,   tal como Jesús se lo explicó claramente a Pedro.    Si tú,    como siervo del Buen Pastor,    no estás haciendo esto con toda diligencia y devoción,   te estás exponiendo a un juicio que no se lo deseo a nadie.   Recuerda pastor lo que dice en Ef. 4:12-16.    Esto es sumamente serio,    y tú serás responsable de que las ovejas del Buen Pastor guarden su palabra,  y lleguen a alcanzar lo que se describe ahí.

Y a ti que eres un discípulo de Cristo Jesús,    te animo que insistas que te enseñen todas las cosas que el Señor Jesucristo nos mandó.    Anda donde el pastor que te debiera estar pastoreando,   y pídele que te enseñe,  predique,   discipule en todas las cosas que Jesús nos mandó,   pero que lo haga directamente de la Biblia,   y no de otros textos redactados por hombres.    Tú tienes que aprender directamente de la Palabra de Dios los mandamientos que te servirán para ser ese hijo o hija que Dios quiere que tú seas.

Como ejemplo,   comparto contigo lo que yo denomino “El núcleo perfecto de Dios” (con núcleo me refiero al centro – corazón),   que son esta combinación de mandamientos.

De este orden proceden cientos de otros que a su vez se conjugan entre sí.

¿Qué es un verdadero cristiano?    Que evidencia,   demuestra o comprueba a un verdadero cristiano.

El Señor Jesucristo,   mientras ejerció personalmente su ministerio,    hizo muchos discípulos.     Multitudes le seguían.     Quiero aclarar,   que existen dos tipos de discípulos.    Los que siguen al Señor por lo que escucharon y están interesados y conmovidos espiritualmente,     y los que nacen de nuevo.

¿Cómo puedes saber eso?     Porque el Señor lo aclaró.    Varias veces Jesús al ver que muchos le seguían,  se volvió a los que le seguían y les decía cuáles eran las características que un discípulo debía cumplir.    Muchas de las cosas que dijo eran muy fuertes,   por lo que casi todos se alejaban.
¿Se acuerdan de algunos?

·        Luc_14:26  Si alguno viene a mí,   y no aborrece a su padre,   y madre, y mujer,   e hijos,    y hermanos,    y hermanas,       y aun también su propia vida,    no puede ser mi discípulo.   (Mt. 10:37-38)

·        Luc_14:27  Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí,   no puede ser mi discípulo.

·        Luc_14:33  Así,  pues,   cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee,   no puede ser mi discípulo.

Sin embargo,   en un momento,   Jesús se volvió a los que habían creído en Él,    y les aclaró lo que es un verdadero discípulo (cristiano).

Jn. 8:31  Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:  Si vosotros permaneciereis en mi palabra,   seréis verdaderamente mis discípulos;

Jn. 8:32  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará     libres.

o   ¿Cuál va a ser la señal de que somos verdaderos discípulos?  Permanecer en la palabra.

o   ¿Qué les sucederá a los verdaderos discípulos?     Conocer la Verdad.

o   ¿Cuál será el maravilloso resultado de todo esto?    La verdad los hará libres.   

o   ¿Libre para qué?     Para hacer lo más importante que un hijo/a de Dios debe hacer.

o   ¿Qué es lo más importante?      El Señor Jesucristo lo dijo muy claramente.

Mat 7:21  No todo el que me dice: Señor, Señor,   entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

·        Para hacer la voluntad de Dios,   necesitamos conocer cuál es la voluntad.
·        Para eso necesitamos permanecer en la palabra.
·        ¿Por qué debemos permanecer en la palabra?     (conocer la verdad).
·        ¿Para qué necesitamos conocer a la verdad?    (ser liberados).
·        ¿Para qué ser libres?     (hacer la voluntad de Dios).
¿A qué se refiere Jesús con la voluntad de mi Padre?      Veamos que dice la Biblia en:

1ªTs 4:3  pues la voluntad de Dios es vuestra santificación;

Recuerdan lo que dice en 1ªPe 1:15-16,  “…sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;     “sed santos,  porque yo soy santo”   y también en Heb 12:14   “…santidad,   sin la cual nadie verá al Señor.”

Ser santo es separarse para con Dios.   Separarse de todo lo que a Dios no le agrada,     lo que está en el mundo y eso es:

Donde encontramos este mandamiento en forma directa y explícita,

1ªJn 2:15-16  No améis al mundo,     ni las cosas que están en el mundo.   Si alguno ama al mundo,    el amor del Padre   no   está en él.        Porque todo lo que hay en el mundo,    los deseos de la carne,    los deseos de los ojos,   y la vanagloria de la vida,   no proviene del Padre,   sino del mundo.
1.             lo que el mundo   hace  y  piensa   y  dice
2.             lo que el mundo    mira,   gusta,    toca   y  viste,   
3.             Con lo que el mundo se   divierte,   escucha,   entretiene,  
4.             Todo lo que no proviene de Dios,    sino del mundo.

Stg 4:4  !!Oh almas adúlteras!     ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?   Cualquiera,   pues,     que quiera ser amigo del mundo,    se constituye enemigo de Dios.

En otras palabras:     Rom 12:2  No os conforméis a este siglo,   sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,    para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,    agradable y perfecta.

·        Para santificarnos,    que es hacer la voluntad de Dios,
·        necesitamos comprobar cuál es la buena voluntad de Dios,
·        para eso tenemos que renovar nuestro entendimiento,
·        para eso tenemos que permanecer en la palabra,
·        por lo tanto seremos verdaderos discípulos,
·        que conocen la verdad,
·        porque permanecen en la palabra,
·        y son libres para no conformarnos a este mundo,
·        por lo tanto no seremos amigos ni amaremos al mundo

¿Cuál será la consecuencia?    ser aquellos hijos especiales que el Padre está buscando.     Esos hijos que tienen una particularidad.     Como lo dijo el Señor:

Jn. 4:23  Mas la hora viene,   y ahora es,   cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;     porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

¿Por qué busca el Padre estos verdaderos adoradores?      Porque sólo estos van a adorarle de la forma correcta.    La forma correcta de adorar a Dios,   es en espíritu y en verdad.

¿Cómo se puede explicar esto?    Rom 12:1    Así que,   hermanos,    os ruego por las misericordias de Dios,     que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,    santo,   agradable a Dios,    que es vuestro culto racional.

Nuestro culto racional es justamente adorar en espíritu y en verdad,

·     lo cual significa que presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo,
·     para esto debemos renunciar a todo,
·     tenemos que tomar nuestra cruz,
·     no ser amigos    ni amar al mundo,
·     que es lo mismo que santificarnos  -   separarnos,
·     que a su vez es hacer la voluntad de Dios,
·     que sólo podemos hacer    si somos libres,
·     para eso tenemos que ser verdaderos discípulos,
·     que permanecen en la palabra y por lo tanto conocen la verdad.
¿Qué consecuencia tiene adorar en espíritu y en verdad?

Que estaremos guardando el primer mandamiento,   amaremos a Dios por sobre todas las cosas.   GLORIFICAR    a   DIOS.

Si tú no estás amando a Dios por sobre todas las cosas,   entonces no sirve de nada que estés haciendo todo lo demás.    Caes en la misma categoría del joven rico.

Por eso,    si tu verdaderamente amas a Dios por sobre todas las cosas,    estarás adorando en espíritu y en verdad,    tu estas totalmente consagrada/o a Dios.    Todo tu ser está en adoración,   tal como lo dice en Rom. 12:1.

Por esto es que el Padre/Dios busca a estos verdaderos adoradores que le adoren en espíritu y en verdad.

¿Cómo puedes saber si eres un verdadero adorador?        si amas a Dios por sobre todas las cosas.

¿Cómo puedes saber si amas a Dios por sobre todas las cosas? (cuál es la evidencia)

¿Qué fue lo que afirmó Jesús al respecto?

Jn. 14:21  El que tiene mis mandamientos,     y los guarda,    ése es el que me ama;     y el que me ama,     será amado por mi Padre,     y yo le amaré,    y me manifestaré a él.

…y nuevamente dijo el Señor:

Jn. 14:23  Respondió Jesús y le dijo: El que me ama,   mi palabra guardará;    y mi Padre le amará,     y vendremos a él, y haremos morada con él.

También en Jn. 14:15,    y en Jn. 15:10

Esta es la prueba de que verdaderamente le amamos.    NO el que dice que le ama,    o que va al culto,   o participa de estudios bíblicos,   o canta en el coro,   o hace "buenas obras",   o es diácono,  o predica y se aprendió muchos versículos de memoria.

Sólo si guardas sus mandamientos,     que es lo mismo que guardar su palabra como lo dice en Apo. 3:8  y  10,   estarás amando a Dios por sobre todas las cosas.

¿Qué tiene que suceder para que tú puedas guardar sus mandamientos?       Tienes que conocer sus mandamientos y saber cómo los debes guardar (70 + -),   ¿recuerdan el vv. 20 de la gran comisión? (enseñándoles que guarden…)

¿Qué tienes que hacer para conocer sus mandamientos?

Aquí es donde se cierra el círculo y se completa el perfecto núcleo de Dios.      Para conocer sus mandamientos,      te es necesario permanecer en la palabra de nuestro Señor Jesucristo.

Esto a su vez trae como consecuencia,

·        que seas un verdadero discípulo,
·        que conoce la verdad     y  es libre,
·        es libre,     para hacer la voluntad de Dios,
·        y así poder santificarse,  no conformándote a este mundo,
·        no siendo ni amigo del mundo,     ni amando al mundo,
·        renunciando a todo lo que posees y tomando tu cruz,
·        presentándote en sacrificio vivo,   santo,   agradable a Dios,
·        que a su vez es tu culto racional,
·        y esto es adorar en espíritu y en verdad,
·        lo cual es amar a Dios por sobre todas las cosas,
·        y que a su vez es posible sólo si guardas sus mandamientos.

Amados,     si esto no se está cumpliendo en tu vida,    entonces necesitas ir de rodillas delante del Padre,   y clamar con súplicas y ruegos que te perdone y de fuerzas para someterte en alma y espíritu a Jesucristo en el poder del Espíritu Santo.

Porque es necesario que este perfecto núcleo de Dios se esté cumpliendo en tu vida espiritual,    para que puedas guardar realmente los demás mandamientos,    que provienen de este perfecto núcleo que lo relaciona todo para que el santo y justo nombre de Dios sea glorificado.

Sobre el cómo estudiar sistemáticamente los mandamientos del Señor Jesucristo,   te invito a que me contactes por medio de nuestro correo electrónico   misión.zapallar@gmail.com

Gloria sea por siempre y siempre a Dios nuestro Señor Jesucristo,   quién es Príncipe de Paz,    Padre Eterno,   Dios fuerte,  Admirable,  Consejero,    Rey de reyes,   Señor de señores,   Alfa y Omega,   Salvador y Creador (*).    Amén.

Ahora que leíste este mensaje,    y sé que fue mucha información,   te animo que vuelvas a leerlo nuevamente con dedicación y meditación.

Cualquier objeción,  u observación,  o comentario,   me encantaría que me lo hicieses saber a misión.zapallar@gmail.com




(*) por nombrar sólo algunos de los nombres y títulos de nuestro Señor y Dios.

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