viernes, 7 de noviembre de 2014

Los Tres Círculos en la Biblia

No os engañéis

Luc 6:46-49

¿Por qué me llamáis,
Señor,   Señor,
y no hacéis lo que yo digo?

Este simple versículo encierra una terrible afirmación por medio de una pregunta muy triste.

Los verdaderos cristianos,   los que por la gracia divina fueron hechos hijos e hijas de Dios,     los que por gracia recibieron la semilla milagrosa de la fe,    deben tener mucho cuidado de no ser parte de este grupo.       De aquellos que no hacen lo que el Señor dice.         Sin embargo,   hermanos amados,   nosotros no estamos exentos de caer en esta grave falta.

Por eso quiero hoy que hagamos una reflexión en estas palabras que dijo el Señor al final del sermón del monte,   pero como lo relata Lucas.        Es una simple pregunta,   no tiene nada complejo ni requiere de interpretación,    sin embargo es una pregunta angustiosa.

Se pueden imaginar cómo se sentía el SEÑOR TODOPODEROSO,   cuando dijo esto.       Parado ahí delante de la gente que le alababa,    que lo admiraba,    que lo querían tocar,    que lo seguían días enteros.

Piensen por un minuto lo triste que debe haber sido para el Señor,    ¿por qué?       Porque Él sabía lo que había en sus corazones,   como está escrito en    Jn 2:24-25  Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos,       porque conocía a todos,       y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre,    pues él sabía lo que había en el hombre.

Él sabe lo que hay en tu corazón.    Jesús sabe lo que hay en ti.

El único Dios verdadero encarnado estaba parado delante de la gente,    y sabía lo que había en ellos,    por eso preguntó esta lamentable pregunta.  ¿Por qué me llamáis,  Señor,  Señor,    y no hacéis lo que yo digo?

Hoy el Señor no está parado delante de nosotros,    sin embargo Él está en medio de nosotros,    porque Él,  el único Dios verdadero,   lo llena todo.     No hay lugar en la existencia,     en los cielos o en la tierra o debajo de la tierra,    en donde el Espíritu de Dios no esté.

Por eso quiero que ahora veamos a cuales cosas se refirió el Señor,   cuando preguntó “…y no hacéis lo que yo os digo.”       Para eso vamos a hacer una lectura exhaustiva del NT.     Vamos a comenzar en Mt 1:1,     y hacer una lectura concentrada hasta Apo. 22:21.      Hermanos y hermanas,    todo lo que se nos enseña en el NT,   que es lo mismo que decir,    todo lo que el Señor nos dice (manda) que hagamos,   se puede resumir en estas tres categorías:

1.    Adoración.
2.    Santificación.
3.    Comunión.

·        Adoración hacia Dios.
·        Santificación para con Dios.
·        Comunión delante de Dios.

Por lo tanto la pregunta que hizo el Señor,   como está registrado en Lc 6:46,    la podemos parafrasear de la siguiente manera:

¿Por qué me llamáis,   Señor,  Señor,   y no me adoráis,    y no os santificáis,    y no tenéis comunión como YO os he mandado?

Quiero que repasemos cada una de estas áreas que el Señor nos manda que guardemos,    para que no sea que algún espíritu de olvido nos haga caer en desobediencia al Señor Jesucristo.

1ª Parte

ADORACIÓN

Lo primero es decir,    que la verdadera adoración siempre tiene que ser hacia su gloriosa,   santa    y   justa   persona,    y debiera ser en espíritu y en verdad,   tal como lo afirmó Jesús cuando se lo dijo a la mujer samaritana,    ¿no es cierto?

¿Esta adoración tú la estas practicando?      ¿Estas adorando a tu Señor y Dios como Él te lo dejó escrito en su Palabra?

Mejor te hago otra pregunta,   ¿Sabes con absoluta certeza qué es adorar en espíritu y en verdad?

Un adorador que lo hace en espíritu y en verdad,   siempre estará combinando dos cosas.    La alabanza con la palabra en forma consiente,   porque está consiente a quién está adorando y por qué le está adorando.   

Esto,   como lo dice en Rom 12:1,    es algo que debiéramos estar practicando en nuestras vidas diarias,    no solamente en el culto de adoración y en el culto de acción de gracias.    Durante toda nuestra vida.

La adoración en espíritu y en verdad,    entonces es algo que se puede resumir en estar cuatro formas:

1.          Alabanza y glorificación.
2.          Estar a solas con Dios.
3.          Confesarle delante de los hombres.
4.          Traer ofrendas de sacrificio.


1   ALABANZA Y GLORIFICACIÓN

Esto es lo que normalmente hacemos en el culto de adoración,   como los que regularmente se realizan los días del Señor,   que a su vez es la cima de la adoración.    En estos cultos se presentan varias etapas y expresiones,  en las que (por nombrar algunas):

·                   se da testimonio,  
·                   se ora,  
·                   se leen pasajes de la Biblia, 
·                   se canta,  
·                   se expone la palabra,

…y todo esto en comunión los unos con los otros,     y todo es únicamente para la gloria de nuestro Señor y Dios,   para exaltarle,   enaltecerle,   honrarle,    glorificarle.   Porque finalmente de eso se trata toda nuestra vida cristiana.   Glorificar a Dios.   Lo haremos aquí y por toda la eternidad allá en el paraíso.

Es en espíritu,    porque,   como lo dijo el Señor,    Dios es Espíritu,      y nuestro espíritu se goza en Dios y necesita expresarse.    En  1ªCo. 6:17  Pablo nos dice:  “Pero el que se une al Señor,  un espíritu es con él.”       Cuando nuestro espíritu es estimulado por el Espíritu Santo,   es porque estamos en comunión con el Espíritu Santo.

Esta conexión es producto de una combinación equilibrada de:

a)  nuestros sentimientos hacia Dios,   admiración,   asombro,   gratitud,   amor,   y  

b)   nuestro razonamiento,  intelecto,    que tiene conocimiento de Dios,   que entiende lo glorioso y grandioso y sublime que es nuestro Señor Jesucristo.

¿Te fijas?    No podemos separar la verdad de lo espiritual.

Entonces,   adorar en espíritu y en verdad,  se puede resumir en la expresión integral de nuestra admiración y gozo por nuestro Señor y Dios,   ya sea cantando o exponiendo lo que Él es,   la verdad,     por medio de nuestro espíritu en conexión con el Espíritu de Dios.

Haz los ajustes necesarios,   para que no escuches esta pregunta del Señor:   …¿por qué me llamáis,   Señor,   Señor,    y no me estáis adorando y glorificando en mi día?

2   Estar a solas con Dios

La adoración también se practica en la privacidad,   cuando tú estás a solas con Dios.     Esto es algo que muchos necesitan aprender.

Estar a solas con Dios es una de las formas menos practicadas de adoración.     Es muy posible que tú no estés obedeciendo este mandamiento en su integridad.  

Por qué me llamáis,   Señor,  Señor,   y no me estáis adorando en vuestra privacidad.

¿Qué es pasar tiempo a solas con Dios?

Por un lado es todo ese tiempo en que tú vas a escucharle.    Ese tiempo cuando tú estás leyendo la Biblia a solas con Dios.     Este momento no se puede perder,    ya que será el tiempo en que Dios te hablará directamente a tu corazón.   Recuerda lo que dijo el salmista    Sal_119:105     “Lámpara es a mis pies tu palabra,     y lumbrera a mi camino.”   (24 veces Sal 119)

Esto lo tienes que aprender a hacer.     Es algo que no te va a nacer por si solo.    Tu tendrás que ir aprendiendo a escuchar a tu Padre celestial por medio de la lectura constante.    No puedes reemplazar este momento con devocionales,    con lecturas esporádicas,   con estudios bíblicos,     con escuchar sermones u otras instancias.

Por qué me llamáis,    Señor,   Señor,   y no me adoráis escuchando mi voz?

Estar a solas con Dios es hacer lo que nos enseñó el Señor en    Mat 6:6    “Mas tú,    cuando ores,     entra en tu aposento,     y cerrada la puerta,      ora a tu Padre que está en secreto.”

Este momento es tan precioso y valioso,    que lo tienes que ir descubriendo.    Es aquí donde podrás tener esa conversación totalmente abierta y sin temores.     Recuerda que estarás solo/a con tu Padre celestial,   quién ya sabe todo lo que hay en tu corazón.

Es entonces cuando te podrás preparar para presentarte como un sacrificio vivo,   santo y agradable delante de Dios.         Será la instancia en que podrás averiguar todo lo que Dios quiere hacer contigo,    cuales son las ofrendas de sacrificio que Él quiere que tú le traigas solo a Él.

También podrás entender como quiere Dios que tú le sirvas.    Será la instancia en la cual Dios te dará instrucciones en cómo usar el don que el Espíritu Santo te ha dado.

¿Le estás llamando Señor,   Señor,   y no estás teniendo tu tiempo a solas con Dios?

3   Confesarle delante de los hombres

Hermanos/as,     como lo dijimos antes,   la adoración es algo integral y necesitamos ser recordados en todo su espectro.       También estarás adorando al Señor cuando estés confesándole delante de los hombres.   Esta es la parte de la adoración en espíritu y VERDAD.

Aquí es cuando tú haces exactamente lo que Jesús le dijo a Pilato en su última conversación con él.    Estarás testificando de la verdad.     Esto es algo tan sublime para nuestro Dios y Padre celestial,    que cada vez que tú lo haces,    el Espíritu Santo será dándote poder para que glorifiques al Señor Jesucristo.

Por eso te animo a que te prepares bien en como presentar la verdad,   el glorioso evangelio del Dios viviente.     Ese evangelio que tiene poder para salvación (ver texto “Evangelio según el Nuevo Testamento” en este blog),   con el cual te llevó el Espíritu a creer en el único Dios verdadero.

¿Por qué le llamáis,   Señor,   Señor,   y no hacéis esto de evangelizar y confesar mi nombre delante de los hombres?

Tienes que comenzar a contarle a todos los que Dios te ponga delante de aquel que te salvó,    del que te redimió y te dio,  por pura gracia,    sin que te lo merecieras,    el don de la FE.

Recuerda lo que dice en Ef. 2.    Ese maravilloso capítulo de la gracia divina que llegó a tu vida,     mientras tú estabas muerto/a en tus delitos y pecados.       Recuerda la misericordia que tuvo el Señor contigo para hacerte su hijo/a.     Por el puro afecto de su voluntad.   ¿Para qué?    Para la alabanza de la gloria de su gracia.

Esto es lo que nos debe motivar siempre a ir y confesar el santo nombre de nuestro Señor Jesucristo,   ese único nombre dado a los hombres en quién hay salvación.     Eso es adoración en su más sublime forma.

Por eso el Señor te pregunta:   ¿Por qué me llamáis,   Señor,    Señor,    y no testificáis de mí delante de los hombres?

4   Ofrenda de sacrificios

La otra forma de adorar,    es la que aprendimos hace unos domingos atrás.    Recuerdan que fue la primera forma de adoración mencionada en la Biblia.

Es la adoración por medio de la ofrenda.    Traer una ofrenda que agrade a Dios,    no porque sea abundante y especial,    sino que tiene que ser de lo mejor de ti,   de lo más profundo de tu corazón,    tal como lo hizo Abel.

En la Biblia vemos como los hombres de Dios presentaron ofrendas delante de Jehová,   cada vez que vieron su gloria desplegada en sus vidas.    Algunos trajeron animales,   otros diezmos,    otros levantaron altares,    otros hicieron salmos,   otros le adoraron de guata en el suelo.

Estás tú llamando al Señor,  Señor y no estás trayendo tu ofrenda especial delante de Él?

A nosotros hoy se nos enseña en el NT,   que debemos traer nuestras ofrendas de sacrificio delante de Dios.        Recuerda lo que aprendimos de su palabra (ver texto sobre ofrendas en este blog).    Existen cuatro tipos de ofrendas.

1.           ofrenda de sacrificio de alabanza,
2.           ofrenda de sacrificios espirituales,
3.           ofrenda de frutos de labios que confiesan su nombre,
4.           ofrenda de sacrificio acepto,  que es en dinero.

Pero ya hemos visto que esto de ofrendar no es algo que nosotros hacemos en el momento,   según lo que dicta nuestro corazón.    Eso fue lo que hizo Caín,    y ya saben cómo le fue.

Esto es algo que también estamos aprendiendo a hacer como lo manda nuestro Señor en su palabra.    Para eso tenemos que estar en comunión con nuestro Padre que está en los cielos,    en oración y preparación,    para que sea Él quien nos guie en esto de ofrendar.

Ahora,    como le responderías al Señor:    ¿Por qué me llamáis,   Señor,   Señor,    y no me buscáis para que les diga cuanto y que me deben ofrendar?

Conclusión

Se fijan que es bueno repasar un poco las cosa de Dios.    Esto de la ADORACIÓN no es tan simple,   pero sin embargo es fácil cuando estamos en comunión con el Espíritu Santo.

Adoración integral:

1.           Alabanza y glorificación.
2.           Estar a solas con Dios.
3.           Confesarle delante de los hombres.
4.           Traer ofrendas de sacrificio.



2ª PARTE

SANTIFICACIÓN

La santificación es algo más complejo para nosotros que nos encontramos dentro de este envase (cuerpo),    que en la palabra se denomina CARNE.

¿Por qué es más complejo?    Porque como está escrito en  Gál 5:17    “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu,      y el del Espíritu es contra la carne;     y éstos se oponen entre sí.”

Esto no es algo que Dios desconoce,   por eso la mayor parte de los mandamientos que el Señor nos dejó por medio de su palabra,   se refieren a la santificación.     Este es el tema central del NT,    ya que como Pedro lo citó de Lv 11:44   1ªPe 1:16  porque escrito está:    Sed santos,     porque yo soy santo.

Y como lo dice con tanta advertencia en    Heb 12:14   Seguid la paz con todos,     y la santidad,      sin la cual nadie verá al Señor.

El tema de la santificación,   se ramifica directamente a la adoración,   ya que si presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo,   SANTO,   agradable a Dios…”,       estamos hablando nuevamente de la centralidad que tiene la santificación.

Realmente no podemos adorar en espíritu y en verdad,    si no nos estamos santificando.

Siempre les he dicho,   que esto de santificarnos,   en lo que a nosotros se refiere,    es una tarea imposible.

Por eso Dios es el que nos va a santificar.    En otras palabras,   es el Señor nuestro Dios todopoderoso,     el que nos limpiará con agua pura,     nos lavará con su palabra,     nos purificará con hisopo.

Sin embargo hemos aprendido que también nosotros debemos participar.    Eso por medio de nuestro deseo,    nuestra voluntad,     nuestro esfuerzo,    de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia,   para que seamos santificados.

·                    Porque no sería muy agradable escuchar del Señor:    ¿Por qué me llamáis,   Señor,    Señor,    y no hacéis el esfuerzo por buscar primeramente mi reino y mi justicia?

Esto es lo que hoy quiero que profundicemos.    Esto de hacer todo lo que esté a nuestra disposición para participar en la santificación de nuestras almas.     (ya que no es necesario santificar nuestro espíritu,   el cual lo único que busca,    es volver a Dios).

Nuestras almas son las que necesitan ser renovadas.    Son las que necesitan ser santificadas.     ¿Por qué?     Porque toda nuestra naturaleza humana,     nuestras concupiscencias,    nuestro orgullo,     nuestro pecado,   se encuentra como está escrito,    en nuestros corazones.

De ahí sale todo el mal que hay en nosotros,    ya sea por la boca,     por los ojos,     por los gestos,    o en nuestros pensamientos.     Todo nuestro pecado brota desde lo más profundo de nuestro ser,    y eso Pablo lo denomina el hombre interior,    que no es otra cosa que nuestra alma/mente contaminada.

Por eso Pablo lleno del Espíritu Santo,   hace esta maravillosa oración en:      Efe 3:16-17     para que os dé,    conforme a las riquezas de su gloria,      el ser fortalecidos    con poder    en el hombre interior     por su Espíritu;     para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones,   

Entonces,   ¿qué debemos hacer para participar en nuestra santificación?

1.           Renovar nuestro entendimiento.
2.           Arrepentirnos.
3.           Suplicar por ayuda.

1   Renovar nuestro entendimiento

Esto está directamente ligado con lo que dice en Rom 12:2   “…sed transformados por medio de la renovación de vuestro entendimiento…”

Hemos visto en varios estudios,    que si nuestra mente es sanada y liberada,    gozaremos de algo que no se puede explicar tan fácilmente.       El Señor se lo dijo a sus discípulos,    y nosotros lo hemos visto tantas veces,   sin embargo creo que lo podemos repetir una y otra vez,    ya que es algo tan,    pero tan importante,    que vale la pena volver a repetir.

El Señor dijo,   que si conocíamos la verdad,    está nos haría libres.     ¿Quién es la VERDAD?      El Hijo de Dios,   por eso Él mismo dice más abajo en el mismo capítulo,     “Así que,  si el Hijo os libertare,    seréis verdaderamente libres.”

Porque el Señor fue el que lo dijo también cuando ratificó la profecía que Isaías había hecho sobre Él,   cuando leyó en la sinagoga de Nazareth,   esa célebres palabras:  “Luc 4:18  El Espíritu del Señor está sobre mí,       por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;        me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;         a pregonar libertad a los cautivos,       y vista a los ciegos;        a poner en libertad a los oprimidos;”

·                    Dar buenas nuevas a los pobres en espíritu,   los humildes (los que admiten su banca rota espiritual).
·                    Sanar a los que se han arrepentido de todo corazón y sufren por el pecado,    por la vergüenza de su vida pasada,
·                    Pregonar libertada a los que están atrapados por las ideologías,   tradiciones de los hombres,   filosofías,    corrientes de este mundo,  etc.
·                    Pregonar vista a los que no pueden ver por las tinieblas que los rodean,
·                    A poner en libertad a los que están bajo el yugo de este mundo,   los afanes de la vida,  etc.

Todo esto se relaciona con nuestras almas.    Con nuestro corazón como lo podemos leer en tantas partes.     Nuestro ser más íntimo,   el YO más profundo.    El hombre interior.         Cuando esto ocurre,     cuando nuestra alma es renovada,    y vamos conociendo la verdad,     por medio de su palabra,   vamos siendo limpiados,    transformados,    y comenzamos a santificarnos.

·                    Es por eso que la pregunta del Señor sería:   ¿Por qué me llamáis,   Señor,   Señor,   y no estáis haciendo todo lo posible por renovar vuestro entendimiento?

Si tu realmente te esfuerzas por renovar tu entendimiento por medio de la palabra,    comenzarás a dejar de ser amigo del mundo,     y ya no seguirás amando al mundo ni las cosas que están en el mundo (mandamiento que muchos cristianos no están obedeciendo).

Esta es la meta a alcanzar.     Poder ser realmente libres de todo engaño,   seducción,    tentación,    distracción,    de todo lo que no proviene de Dios.

¿Cuál será el resultado?    Irás pecando y fallando cada vez menos.    En otras palabras irás edificando con oro,   plata y piedras preciosas.    O cómo lo dijo el Señor al final del sermón del monte,    serás como el hombre prudente,    que edificó sobre un fundamento profundo apoyado sobre la roca.

2   Arrepentimiento

El arrepentimiento,    también lo hemos visto antes,    pero necesitamos volver siempre a ser recordados,   como está escrito en  2ªPe 1:12  Por esto,   yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas,    aunque vosotros las sepáis,    y estéis confirmados en la verdad presente.          Para que sigamos madurando en nuestro andar en el Espíritu.

Arrepentimiento,   significa hacer un giro en 180º grados.     En otras palabras,   dejar de hacer lo que estábamos haciendo.    En este caso el pecado.

Esto es una de las cosas más importantes que tú debes hacer para santificarte.     Arrepentirte,   y me refiero a confesar tu pecado delante de Dios,    pero también de huir del pecado,    de alejarte de todo lo que te puede llevar a pecar,     de no volver a hacer lo que tu carne te dicta.

Recuerda que el Señor nos repite ciento de veces que dejemos aquellos caminos en los que andábamos,   o en los que caímos,   como se nos manda en Rom 6:12-14    No reine,    pues,    el pecado en vuestro cuerpo mortal,    de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;      13  ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,      sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos,      y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.       14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros;     pues no estáis bajo la ley,     sino bajo la gracia.

Col 3:5  Haced morir,  pues,   lo terrenal en vosotros:   fornicación, impureza,   pasiones desordenadas,    malos deseos y avaricia,    que es idolatría;

Stg 3:6    Y la lengua es un fuego,     un mundo de maldad.    La lengua está puesta entre nuestros miembros,     y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación,     y ella misma es inflamada por el infierno.

Efe 5:3  Pero fornicación y toda inmundicia,    o avaricia,     ni aun se nombre entre vosotros,    como conviene a santos;

Sólo por mencionar algunos.    Tienes que entender,   que arrepentirte,   será vital en tu santificación.

·                    Porque no querrás escuchar al Señor decirte:   ¿Por qué me llamáis,   Señor, Señor,   y no os arrepentís y no hacéis morir lo terrenal en vosotros?

Huye del pecado,    pero para eso tienes que estar atento,    tienes que saber cómo te va a tratar de cautivar,    y de saber bien que es pecado delante de Dios.     Hoy en día cada vez se va borrando cada vez más la línea que separa lo que es y lo que no es pecado delante de Dios.

Como iglesia del Dios viviente,    no nos podemos confiar de que sabemos tan ciertamente lo que proviene o no proviene de Dios.     Por eso vuelvo a citarles las conocidas citas en Stgo. y 1ªJn,   donde el Señor nos dice en su palabra,      que no seamos amigos del mundo,    ni amemos al mundo,     ni las cosas que en él hay,    porque no proviene de Dios.

3   Suplicar por ayuda

Ef 6:18  orando en todo tiempo con toda oración  y  súplica en el Espíritu,    y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Hermanos/as,   tu ya has escuchado antes lo importante que es la oración.     Esta herramienta milagrosa que nos fue dada a los santos,    para que podamos acceder al poder infinito de Dios,     pero siempre para glorificarle.

Como está escrito,     Dios escucha a los que le temen,     a los que guardan sus mandamientos,    a los que le glorifican.        Si tú no entras en una relación íntima con Dios,   tu Padre celestial,    por medio de la oración,     no sólo no te verás debilitado,   sino que no le estarás adorando en espíritu y en verdad.

El pasar tiempo a solas con el Señor tu Dios,    es de tal importancia,   que no es posible explicarlo con palabras.        Hemos aprendido de Pablo,    que la oración por ayuda es algo que te tiene que acompañar durante toda la vida cristiana.     De otra manera algo está muy mal en ti.

El no estar orando con súplicas y ruegos por ayuda cada día,   indica que tú te la puedes solo/a.     Eso es orgullo o engaño a ti mismo/a,   como dice de los gentiles,   que andan en la vanidad de su mente.    Las consecuencias pueden ser serias.

·                    Muchos van a escuchar decir al Señor:   ¿Por qué me llamasteis, Señor,    Señor,    y no rogasteis ni suplicasteis en oración por mi ayuda?

Conclusión

Amados en Cristo Jesús.     Tú sabes mejor ahora lo que puedes hacer para santificarte.  

·        Renovar tu entendimiento.
·        Arrepentirte.
·        Suplicar por ayuda.

Esto es lo que Dios nos está tratando de decir por medio de todos los mandamientos que nos ha dejado.     Ya que Él no nos quiere hacer esa pregunta tan fatal…

¿Por qué me llamáis,   Señor,    Señor,    y no hacéis lo que yo os digo?

3ª Parte

La Comunión delante de Dios.

Comunión en el NT,   proviene del griego koinonía,   que también significa tener en común,    compañerismo,    e incluso ayuda mutua.

La comunión o compañerismo,    nace en el seno de la trinidad.   Dios Padre,   Dios Hijo y Dios Espíritu Santo,     siempre han gozado de la más extraordinaria y sublime comunión.    

Por eso Dios quiere que nosotros gocemos de esta intimidad entre nosotros,   para que podamos experimentar esta relación íntima,   casi secreta,  como lo dice en el:    Sal 25:14  La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,      y a ellos hará conocer su pacto.

En la Biblia,    se nos va a enseñar,   no sólo tener comunión entre nosotros,   sino también directamente con nuestro Señor y Dios.    Por eso hablaremos,   que una es la comunión vertical,    y la otra la horizontal.

En la adoración,   nosotros estamos teniendo una comunión personal y privada con Dios Padre,  Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.    Esto por medio de la Glorificación,    estar a solas con Dios,    confesando a Jesucristo delante de los hombres y trayendo nuestras ofrendas de sacrificio a Él.

Esta es la comunión más importante,     ya que se nos manda que amemos a Dios por sobre todas las cosas,   con todo nuestro ser.

Sin embargo,    el Señor fue tremendamente enfático cuando nos mandó a tener comunión los unos con los otros.        Pero veamos donde se nos indica esto en la palabra de Dios.

¿Cuál sería el mandamiento que lo inicia todo?

El nuevo mandamiento,  Jn 13:34      Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;     como yo os he amado,     que también os améis unos a otros.

De este tan conocido mandamiento,    nace todo lo que se refiere a la comunión horizontal en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.     Aquí es donde practicaremos el amarnos los unos a los otros.

Esto es un tema que cada día se va poniendo más difícil,   debido a que como individuos,    nos hemos ido aislando cada vez más.

Cuando comenzó la iglesia,    como se relata en el libro de los Hechos,   Hch 2:44-46    Todos los que habían creído estaban juntos,      y tenían en común todas las cosas;     y vendían sus propiedades y sus bienes,      y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.           Y perseverando unánimes cada día en el templo,       y partiendo el pan en las casas,      comían juntos con alegría y sencillez de corazón,

De este tipo de comunión,    nos hemos distanciado enormemente.    Es muy triste comprobar,    que incluso en pequeños pueblitos como este (Zapallar),    no se pueda lograr tener este tipo de comunión.

Pero no todo está perdido.     Estamos hoy reflexionando y escuchando a nuestro Padre celestial,   hablarnos sobre este asunto tan importante para Él.

Por eso pon mucha atención.    Vamos a ver los tres puntos que se desprenden de este texto tan maravilloso.     Nuestros primeros hermanos,   hicieron tres cosas:       Hch 2:44-46   

1.                 Perseveraban unánimes cada día en el templo,
2.                partiendo el pan en las casas,
3.                estaban juntos,      y tenían en común todas las cosas.

Estas palabras,     el Espíritu Santo las dejó bien claramente escritas,    inmediatamente al comienzo del relato sobre la iglesia.    Por algo será.

1    Perseveraban unánimes cada día en el templo,
¿Qué podemos aprender de estas palabras?     La comunión de los hermanos y las hermanas se debe practicar primeramente en el Templo.

Es muy cierto,   que durante más de 1000 años,    no hubieron templos para los cristianos.    Esto porque los verdaderos cristianos fueron perseguidos implacablemente.

Hoy en muchos lugares del mundo islámico,   budista e hindú,     tampoco hay templos cristianos,    ya que la persecución sigue.    Y si es que los hay,    son quemados,   y a veces con sus miembros dentro.

Sin embargo,    en el mundo occidental en que vivimos,    desde la reforma en adelante,   si gozamos de esta bendición.    Por lo tanto esta escritura si nos atañe a nosotros.     No podemos excusarnos por lo que le sucedió a los cristianos primitivos y los que hoy son perseguidos.

El templo para Dios siempre,   desde el comienzo ahí en el desierto con Moisés,   fue su casa de oración y adoración,  para que se reunieran sus hijos a adorarle y celebrar sus ordenanzas.

Dios fijó el Templo como punto de encuentro neutral,   para que todos los que habían nacido de nuevo,    pudieran tener comunión unánimes delante del Señor su Dios,    alabándole,   orando a Él,   bautizándose,     participando de la cena del Señor,      presentando a los niños al Señor,     realizando bodas nupciales,    exponiendo su palabra,  etc.

Mi casa,   casa de oración será llamada dijo el Señor;    y en ella nos debemos reunir en comunión para glorificar a nuestro Dios y Padre celestial.      Pero no sólo los días domingo,    sino que cada vez que podamos.    Esto fue lo que hicieron nuestros primeros hermanos.     Ellos iban cada vez que podían.

Una iglesia comprometida con su Señor,    se va a reunir en comunión en la casa de su Señor,   para compartir unánimes delante de Él,    como lo hacen los hijos con sus padres.

Nuestro Padre nos quiere ver a todos juntos delante de Él en su casa.     Está claro que eso no significa que debemos ir al templo cada día de la semana.    Eso no se enseña o manda en ninguna parte de la Biblia.

Sin embargo,    siempre va a ser mejor,    reunirnos para tener comunión espiritual en la casa del Dios viviente.     Esto porque ahí podremos tener absoluta libertad para adorar,   orara,   estudiar,    contemplar,   dar testimonio,    celebrar,  etc.


2     partiendo el pan en las casas,
Esta comunión,    es la que se ha ido perdiendo cada vez más.    Como hermanos en Cristo Jesús,    debiera ser mucho más común el compartir los alimentos juntos como hermanos en Cristo Jesús,   en nuestras casas.

Que maravilloso es escuchar este testimonio:   “…partiendo el pan en las casas,    comían juntos con alegría y sencillez de corazón,     alabando a Dios.”

Nos haría tan bien aprender esto desde el comienzo,    y reunirnos en nuestros hogares,     que el Señor nos proveyó,     para que como hijos e hijas suyos,    tuviésemos comunión justamente en uno de los momentos más maravilloso que Dios estableció,    cuando comemos los alimentos que Él nos provee.

Es cierto que en algunos casos,   esto no es tan sencillo,    ya que los demás integrantes de la familia,   puede que no sean convertidos.     Esto hay que tomarlo en consideración,    para no ser piedra de tropiezo para los inconversos,    y no causarle dolor al hermano o hermana.

Pero esto lo debemos resolver por medio de las familias que si lo pueden hacer.    Esta comunión del comer juntos,    la debiéramos practicar muchísimo más,     sobre todo invitando a los que están solos en la fe  (si causar problemas con sus familiares).
Cuando una iglesia se establece bien,    y tiene su propio templo,    este lugar también puede ser,    si las dependencias así lo permiten,   ser un punto de comunión para el partimiento del pan.

Aquellas iglesias que tiene esta costumbre de compartir los alimentos de cualquier forma,    siempre serán más fuertes,    ya que la comunión les permitirá conocerse mejor,    y aprender a servirse los unos a los otros.

3    estaban juntos,      y tenían en común todas las cosas.
Este punto se tiene que entender bien en el contexto.     En esos tiempos,    por la persecución que comenzaron a sufrir los cristianos,    y especialmente por parte de los judíos,    recordemos lo que hizo Saulo (Pablo),     se vieron obligados a sobreponerse a la injusticia y discriminación que estaban sufriendo.

Es eso lo que el texto nos enseña hoy.      Eso fue lo que ellos,   guiados por el Espíritu Santo,    hicieron para salir adelante en medio de esa lucha que estaban teniendo.

¿Qué dice?   Hch 2:44-46    Todos los que habían creído estaban juntos,      y tenían en común todas las cosas;     y vendían sus propiedades y sus bienes,      y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.

¿Cuál fue la solución para la situación que estaban viviendo en ese tiempo?    “…y tenían en común todas las cosas;     y vendían sus propiedades y sus bienes,      y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.”

¿Cómo podemos entender esto hoy en día?      Esto lo podemos aprender del consejo que se nos da al final de la carta a los hebreos: Heb 13:16  “…y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis;”    Aquí se traduce la palabra koinonía,    por ayuda mutua.

Esto es lo que se nos está enseñando.     Que siempre debemos tener comunión,    demostrándolo por medio de la ayuda mutua.     Tal cual como lo haríamos con nuestros familiares cercanos.     No es algo nuevo.     Hoy somos familia de Dios,  Efe 2:19  “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,     sino conciudadanos de los santos,     y miembros de la familia de Dios.”

Como familia,   sólo es natural que nos ayudemos los unos a los otros,     Rom 12:13  “…compartiendo para las necesidades de los santos;      practicando la hospitalidad.”     …sobre todo,    si se nos mandó que nos amasemos los unos a los otros.

Este tipo de comunión,    es algo que,   curiosamente,    tendremos que aprender.    Tendremos,   como iglesia,    que ir preocupando de ayudarnos mutuamente.     Para eso,   con el tiempo,    se debe instaurar el ministerio de servicio en nuestra iglesia.    Pero un ministerio de servicio,   debe ser exactamente eso,    de servicio para los miembros y la comunidad si se puede.    Esto significa que cada miembro de la iglesia,   como parte del cuerpo de Cristo,     debe poner a disposición su oficio y don que el Espíritu Santo le dio.

Este es un tema sumamente interesante,    y cuando se practica correctamente,    la iglesia se convierte en un organismo casi autosuficiente,    bajo el gobierno del Espíritu Santo.     Por eso hermanos/as,   sería muy provechoso,   tomar esto muy en serio,   y así glorificar a nuestro Señor y Dios en todas las áreas de nuestras vidas.


Eso además evitaría escuchar de parte de ÉL:   Por qué me llamáis,   Señor,   Señor,    y no os ayudáis mutuamente.

Por lo tanto,   no olvidemos que la forma de demostrar que nos amamos los unos a los otros,    es por medio de:

1.                 Perseveraban unánimes cada día en el templo,
2.                partiendo el pan en las casas,
3.                estaban juntos,      y tenían en común todas las cosas.

No se si tu te entendiste esta breve reflexión sobre estos tres ámbitos que reúnen todos los mandamientos que el Señor nos dejó en el Nuevo Testamento,   que son más de 70,   y que están todos entretejidos unos con otros,     para llevarnos a glorificar a nuestro Señor y Dios.

Por eso necesitas estudiar la Palabra viva,   libro por libro,   para que puedas entender como quiere el Señor Jesucristo que hagas las cosas,    y no caigas en el gravísimo error de muchos cristianos,     de hacer las cosas como tu crees que se tienen que hacer.




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