martes, 31 de marzo de 2015

Tu Alma

Quebrantando nuestras almas

2ªCo 10:3-5

Todo comienza en la mente,      entendimiento,    corazón,    alma.    Recuerda que es el centro de control de nuestro ser.   Tu funcionas de acuerdo a lo que piensas,   sabes,   comprendes,   entiendes,   que luego se traduce en lo que sientes,  deseas,   anhelas,   dices y finalmente haces.

Es cierto que en ciertas ocasiones,    las sensaciones y emociones,    ya sea por estímulos externos repentinos (como el pinchazo de una abeja o resbalarse y caer),    va afectar lo que tu hagas o digas,   sin que necesariamente venga de tu alma – mente,    sin embargo aunque esto pueda ser muy inesperado o espontáneo,   tu mente será la fuente de la cual va a emanar finalmente la información,   que se manifestará en una acción o dicho (por ejemplo,   si reaccionas diciendo una grosería o una exclamación razonable).

El texto que nos guiará en esta reflexión,   es tan extraordinario,    que cuando se abre y escudriña,    nos revela la fuente de nuestro problema.    Este texto nos ayudará a comprender,    lo serio que es nuestro problema,    y donde radica la fuente de este problema,    y que es lo que podemos hacer para que no continúe este problema.

Por eso,    pon mucha atención,     y concéntrate en lo que está escrito en la Biblia.     En otras palabras,      no quites la vista del texto bíblico,    ya que cada palabra,     cada verdad,    que vamos a leer,    es sumamente importante para entender lo que nuestro Padre celestial te va a decir,    y hoy el Espíritu Santo te va a enseñar.

Este texto,    se compone de dos partes,    que como toda escritura,    se interrelacionan y complementan perfectamente.

1ª Parte

…esta es una Afirmación categórica,

2ªCo 10:3   Pues aunque andamos en la carne,    

Tu hoy,   aunque ya seas un hijo o una hija de Dios,    andas en la carne.   Esto significa primero,   que estas dentro un cuerpo humano,   un envase,     eres un ser humano,   una personas que está,   en cierta manera condicionada por el envase.

Estas siendo condicionado/a por el envase en el que se encuentra tu alma y espíritu (que son tu persona),    porque el envase (tu cuerpo) es por el cual tu estas en contacto con el medio ambiente (que a su vez afecta a tu envase),    y por otra parte,    sufre de una serie de necesidades,   aflicciones,   estímulos agradables y desagradables.   Con esto me refiero a lo que el Señor dice en 1ªJn 2:16“…los deseos de la carne,  los deseos de los ojos…”

Pero andar en la carne,   también se relaciona con el alma.   Recuerda que tu espíritu,   como lo hemos visto antes,   está recubierto por tu alma (como en el caso del cuesco de un durazno;   el alma siendo la parte externa,  dura y rugosa,    y el espíritu la almendra blanda en el interior,   que lleva la vida misma).

Esta alma tuya,    que no se puede separar de tu espíritu (si se puede partir – Heb 4:12),   como se puede separar el alma y espíritu del cuerpo,    es la que desde tu nacimiento (como algo genético),   trae impregnado el pecado,  que le llamamos la naturaleza humana.   Por otra parte,    desde que tienes uso de razón,   tu alma ha sido contaminada con todo lo que proviene del mundo y no de Cristo, con esto me refiero a lo que está escrito en 1ª Jn 2:16  “…la vanagloria de la vida”.

Con esto en mente,    veamos lo que Dios continua diciendo en este versículo…

no militamos  según la carne;

Militar  =  batallar,    guerrear,    combatir,   luchar;   esta palabra poco usual (militamos),   es muy precisa,   ya que combina varios significados,  que en las otras traducciones se pierde.   El verbo militar no es simplemente luchar o librar una batalla,  es mucho más que eso,    infiere que estamos combatiendo en una guerra en forma militar,   sistemática,   ordenada,   bajo órdenes,    cumpliendo mandatos.    Esto,   lamentablemente,   es lo que en la iglesia moderna se ha estado descuidando,    y por ende estamos siendo debilitados,  y por consecuencia la iglesia se está contaminando en forma progresiva,    lo que está fomentando en forma desproporcionada la apostasía que el Señor advirtió que se iba a cumplir.

Aquí se nos dice que “…no militamos según la carne…”,   en otras palabras,   no lo hacemos como el mundo lo hace,   influenciados por los deseos de la carne,    los deseos de los ojos o la vanagloria de la vida,    que se puede traducir según los pensamientos del mundo,   lo que siente,   lo que cree,    lo que dice y como hace el mundo.    El Espíritu continúa explicando…

Enseñanza Poderosa y Prometedora en el vv 4…

…porque las armas de nuestra milicia no son carnales,

Esto es muy interesante,   y te es necesario atender a lo que dice.
….”nuestras armas”….no son carnales,   (como las armas carnales del mundo    -   inteligencia,   astucia,    poder,    belleza,    sabiduría del mundo,     palabras persuasivas).   Esto es lo que el Espíritu Santo le inspiró a Pablo que escribiera en:

Col 2:8  Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas (ideas ingeniosas),      según las tradiciones de los hombres,    conforme a los rudimentos del mundo,      y no según Cristo.

…y en Efe 4:14  para que ya no seamos niños fluctuantes,        llevados por doquiera de todo viento de doctrina,      por estratagema de hombres       que para engañar     emplean con astucia las artimañas (métodos,   procedimientos)  del error,

¿Pero cuáles son nuestras armas?

Nuestras armas son….

La Palabra de Dios….

Efe 6:17  Y tomad el yelmo de la salvación,      y la espada del Espíritu,        que es la palabra de Dios;

Heb 4:12     Porque la palabra de Dios    es viva y eficaz,     y más cortante que toda espada de dos filos;     y penetra hasta partir el alma y el espíritu,      las coyunturas y los tuétanos,      y discierne los pensamientos    y    las intenciones del corazón.

2ªCo 6:7  en palabra de verdad,     en poder de Dios,     con armas de justicia a diestra y a siniestra;

Oración  -  Velando….

Efe 6:18  orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,        y velando en ello    con toda perseverancia    y súplica por todos los santos;

Lc 22:46  y les dijo:    ¿Por qué dormís?     Levantaos,    y orad para que no entréis en tentación.

La Fe….

Jn 16:33  Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.     En el mundo tendréis aflicción;    pero confiad,     yo he vencido al mundo.

Heb 10:39  Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,      sino de los que tienen fe para preservación del alma.

1ªPe 1:5  que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.

No voy a ahondar en este tema de las armas que están a nuestra disposición en esta sección,    a pesar de que hay muchísimo que hablar y detallar de ellas,   pero eso es tema para otro ensayo específico sobre la oración,   el permanecer en la palabra y como vivir en medio de la buena batalla de la FE.   Si hago una importante aclaración sobre estas tres armas que debemos usar,   en la segunda parte de este ensayo.

Esta primera parte termina aquí,   como introducción al tema de fondo que Dios nos está presentando.   Dios nos ha dicho entonces aquí en su palabra,    que es lo que nos está sucediendo,   que aunque estamos viviendo en la carne,   en este cuerpo (envase),    no vamos,   o no debiéramos militar como lo hace el mundo (según la carne),    sino que debemos usar las armas que Él nos ha provisto (que no son carnales).   Ahora hay que poner mucha atención,   ya que el Señor nos va a explicar y direccionar a cómo enfrentar esta difícil situación,   para poder salir victoriosos en Él.

¿Cómo termina el versículo 4?

2ª Parte


…continúa diciendo,    que nuestras armas….:

“…sino poderosas en Dios      para la destrucción de fortalezas,”

·                         Son  poderosas…..     Muy poderosas,      sólo si son EN  Dios.    En otras palabras,     si nosotros permanecemos en el Señor Jesucristo,    y Él en nosotros.   (recuerdan Jn 15:5;  1ªJn 4:15-17)     Las armas que no son carnales,  la palabra de Dios,   la oración  y  la fe,    sólo son poderosas si son en Dios,    para entender mejor,    si son de acuerdo a lo que Dios establece en su palabra,   y no sacada de contexto o interpretadas incorrectamente como lo estamos viendo mucho en el mundo evangélico carismático. Esto se explica muy bien en el libro “Fuego Extraño” de John MacArthur.

La oración,   la palabra de Dios y la fe,    estas tres armas,  si las usamos como el Señor Jesucristo las usó y nos mandó que las usásemos,    en otras palabras,    si aprendemos a usarlas de acuerdo a como Él dice que debemos usarlas,   entonces serán poderosas,   muy poderosas.    De otra manera,   son meramente artefactos de juguete,   que se parecen a armas,   pero completamente inefectivas.

Estas armas poderosas en Dios,   las debemos usar con un propósito muy definido,   como lo indica este versículo.   Se nos dice,   que son para destrucción de fortalezas.    Pon atención.   Fortalezas,   en plural,   por lo tanto son varias fortalezas.  ¿Cómo podemos entender esto?

Fortalezas = creencias.   Las creencias,   tus convicciones,   tus opiniones,    que tú has adquirido durante tu vida,   se han asentado en tu alma-mente,  como verdaderas fortalezas.   Son tan resistentes,   que todo lo que tú afirmas,  piensas,   dices,   haces y buscas,   está fundamentada en ellas.

Algunas de estas creencias son el humanismo (la más destructora de todas),   ateísmo,  religiones,   evolución,   filosofías,   teorías (sociología,  psicología),   y todo lo que tú has ido conjeturando por ti mismo/a,    y todas ellas de una u otra forma están interrelacionadas,    se complementan y potencian entre sí.

¿Dónde se instalaron estas fortalezas?     En nuestra alma.  Todas las fortalezas están firmemente instaladas,   cimentadas en nuestra mente,  entendimiento.    Por eso lo que el Señor nos dice en Rom 12:2 es de una precisión excesivamente exacta:

Rom 12:2  No os conforméis a este siglo,         sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,                para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

¿Qué debe ser renovado para que podamos ser transformados?    Nuestro entendimiento.    La esencia del alma.    El entendimiento es la esencia del alma,   lo que nos hace diferentes a todo lo creado (visible) y que nos hace semejantes a Dios.   ¿Por qué tiene que ser renovado nuestro entendimiento?   Porque es ahí donde se asentaron las fortalezas que no son de Cristo,   y por lo tanto son pecaminosas.

Entonces,  si seguimos la estrategia militar que se nos está indicando aquí,     para poder destruir las fortalezas,   debemos seguir lo que Dios nos está enseñando a continuación.

Quebrantando nuestras almas….

5    derribando     argumentos   y   toda  altivez…”


Para poder destruir las fortalezas,    nos será necesario atacar estratégicamente dos fundamentos o soportes.    Si te pones a pensar,   esto tiene mucho sentido.     Es absurdo tratar de destruir una fortaleza por medio de atacar toda su estructura.   Eso exigiría una capacidad y energía inagotable e inimaginable.

Por lo tanto el Señor nos está direccionando a dos pilares,   que sostienen toda la estructura,   por lo que debemos derribar argumentos y altivez.

Derribando   argumentos =      razonamientos,   juicios,   especulaciones,     todo eso que la mente humana ha concluido que es correcto y ha levantado en alto para justificar y explicar lo que hacemos y decimos y pensamos,   como dice tan claramente en Rom 1:21-22    “…que se envanecieron en sus razonamientos,   y su necio corazón fue entenebrecido.     Profesando ser sabios,   se hicieron necios,”

Estos argumentos carnales que son uno de los dos pilares principales del pecado del hombre,    es con el cual tu NO podrás lidiar directamente.   Este pilar que se ha ido formando en ti,   que está muy arraigado,    por el alimento (sabiduría humana y no verdad de Dios) que has estado ingiriendo desde que tienes uso de razón,    por medio de lo que tus padres te han inculcado (que no proviene de la palabra de Dios),    en el colegio te han enseñado,   en tu derredor has ido aprendiendo,   por medio de lo que tú has ido concluyendo y creyendo,    es completamente imposible para ti de derribar,   por mucho que trates y te esfuerces.    Lo único que puedes hacer,    es hacer uso de las armas que Dios te ha puesto a tu disposición,   pero sólo si tu estas en Él,   y Él en ti.

Por otra parte está el segundo pilar-cimiento que debe ser derribado,   la altivez  =     como está escrito “…la vanagloria de la vida”.     La altivez es todo lo que se relaciona con el poder,     orgullo,   soberbia,     fama,    reconocimiento (gloria de los hombres),     superioridad,     discriminación,    arrogancia.    En resumen,   tu ego.   Tu yo.   Yo soy así,    yo creo,    yo quiero,   yo pienso,    yo, yo, yo.

Este pilar de la altivez,    es en cierta forma el más difícil de derribar.     Esto no lo adquiriste como el pilar de los argumentos.   La altivez es con lo que naciste.     Es producto del pecado original,   y se manifiesta por medio de todo lo que mencioné en el párrafo anterior,   y soporta las fortalezas que tienes en tu corazón.

De hecho,   el pecado más grande es el orgullo (altivez),   y que finalmente ha llevado a muchos a blasfemar contra el Espíritu Santo (el pecado que no tiene perdón).

¿Por qué es tan terrible este pilar de la altivez?    Porque atenta contra algo que es fundamental para todo cristiano.   Como lo leemos a continuación:

 “….que se levanta  contra  el conocimiento de Dios,

Conocimiento de Dios…..2ªCo 4:6  Porque Dios,    que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz,    es el que resplandeció en nuestros corazones,     para  iluminación  del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Antes bien,   creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.  2ªPe. 3:18

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.  Jn. 17:3

Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.    Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme,   que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.   Jer. 9:23-24

Este es el peligro que corres tú.    Si tu altivez no es derribada por tierra,   ésta se levantará no sólo para soportar las fortalezas que se han forjado en tu alma,    sino que irá directamente en contra de lo que es lo más importante que debe suceder en un nacido de nuevo,     llegar al conocimiento de Dios.

Hoy en día,  la falta de conocimiento de Dios,   hablando de un conocimiento integral,   cabal,   profundo,   producto de una relación sumamente estrecha con el Señor Jesucristo,   es la razón por la cual una gran mayoría de cristianos nacidos de nuevo,    no son más que bebes en Cristo,   cometiendo errores a diestra y siniestra,    adorando emocionalmente,    predicando un mensaje muy alejado del evangelio de Jesucristo,    ganando inconversos que creen ser cristianos (que son un detrimento para la iglesia del Dios viviente),  creyéndole a falsos apóstoles y profetas,   buscando bienestar y prosperidad,    siendo seducidos por hombres engañosos y mucho más (todo lo que dice en 2ªPe 2 y Jd).   Así nacen los Mormones,   los Testigos de Jehová,   la Iglesia Católica Romana y todas las demás sectas seudo cristianas.

Esto es producto de la altivez,   que fue exactamente lo que el Señor Jesús le reprochó a la iglesia de Laodicea  (hoy compuesta principalmente por la iglesia evangélica carismática en todas sus formas,   que alberga más del 90% de los que profesan ser cristianos evangélicos),   como está escrito en Apo. 3:17.

Por lo que podemos concluir,    que lo que tiene que ser derribado en nosotros,   para que las fortalezas que están asentadas en nuestra alma pueda ser destruidas,     son los argumentos que se han ido asentando en nuestra alma (mente entendimiento),   que hemos ido adquiriendo durante toda nuestra vida,    y por otra parte el segundo pilar que es la altivez.    Ésta,  es muchísimo más difícil de derribar,   ya que nacemos con ella y la vamos fortaleciendo durante nuestra vida por medio de la vanagloria (autoestima y autosuficiencia).

Entonces, para poder destruir las fortalezas (creencia),   debemos derribar los argumentos y toda altivez,   para que podamos finalmente lograr el cometido ulterior.    Esto es lo que Dios nos dice al final de este versículo 5…

“….y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”



Este es el fin de toda la palabra de Dios.            Toda tu energía debe ser colocada en este mandamiento.

Cuando uno lee estas palabras,    pareciera que está leyendo algo alegórico,   casi metafórico.    Sin embargo cada palabra que compone este mandamiento está tan exactamente elegida,    que las demás traducciones no hacen justicia a lo que dice en el griego original.

Por eso es bueno que veamos como este mandamiento nos indica con precisión relojera cada paso que debemos dar,   para poder derribar los argumentos y toda altivez,   y así lograr destruir las fortalezas que se han instalado en nuestro corazón,   para poder finalmente liberar los pensamientos y poder llevarlos cautivos a la obediencia de Cristo.

Lo central de este texto son los pensamientos.    Tus pensamientos son los que están encerrados en las fortalezas que hay en tu mente (alma).     Estos pensamientos están condicionados por las fortalezas en las que se encuentran albergadas y donde se sienten muy cómodos.    Cada vez que tus pensamientos son cuestionados (atacados),   tú los vas a justificar,   explicar,   fundamentar con los argumentos y con toda certeza con tu altivez.

Por lo tanto Dios te está diciendo claramente,    que estos pensamientos los tienes que llevar cautivos,   lo cual sólo podrás hacer una vez que hayas destruido las fortalezas que los contienen.    El mejor ejemplo para entender lo que es llevar cautivo,    es cuando se secuestra a una persona y se le lleva cautiva,   contra su voluntad.     Llevar cautivo es someter a alguien a una situación en contra de su voluntad.    Por lo tanto,   si vas a llevar cautivo tus pensamientos,   va ser contra la voluntad de estos.   Con eso me refiero,   a que tus pensamientos,   como está escrito,   no son como los de Dios,   será muy difícil que concuerden con lo que está escrito.

¿Cómo podrás hacer esto?    Haciendo exactamente lo que hemos aprendido directamente de la boca de Dios (lo que dice respecto a las armas de nuestra milicia).

Pero,  ¿Cuál es el lugar al cual debo llevar cautivo mis pensamientos?     Como lo dice sin rodeos.   “..a la obediencia de Cristo”.     Esto es lo que Jesús enseñó cuando dijo esas tres afirmaciones en Jn 14:15;  21;  23.     Todo se resume en estas tres afirmaciones.

Jn 14:15  Si me amáis,   guardad mis mandamientos.

Jn 14:21  El que tiene mis mandamientos,     y los guarda,      ése es el que me ama;       y el que me ama,    será amado por mi Padre, y yo le amaré,      y me manifestaré a él.

Jn 14:23  Respondió Jesús y le dijo:    El que me ama,     mi palabra guardará;     y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

Cuando tú guardas la palabra de Jesucristo tu Señor y Dios,   que es lo mismo que guardar sus mandamientos,    tú estás llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.   Tan simple como eso.     Sin embargo eso no es tan simple,    ya que tienes fortalezas en tu corazón que tienen que ser destruidas para que eso pueda ser realidad.     Y para que esas fortalezas puedan ser destruidas,    tendrás que primero derribar tus argumentos y tu altivez.

Para derribar primero tus argumentos y tu altivez,    tendrás que hacer uso de las armas que Dios te pone a tu disposición.   Armas que son poderosas sólo en Dios,    por lo que tendrás que estar en Jesucristo y Él en ti,   para que tus oraciones sean poderosas y para la gloria de Dios,    para que la palabra del Señor esté en tus labios,   corazón y mente,    y tu fe sea fortalecida y paciente.

Si tú aprendes a usar diligentemente estas armas que NO son carnales,     las fortalezas que se han asentado en tu corazón,    serán destruidas una por una,    ya que habrás derribado tus argumentos y tu altivez,     y eso lo podrás comprobar,   cuando estés guardando cada vez más la palabra-mandamientos del Señor Jesucristo.

Conclusión:

Aunque tu estés viviendo en este envase llamado cuerpo,      tu no vas a batallar,    no vas a librar esta guerra espiritual con armas carnales,    como lo hacen los seres humanos carnales en este mundo,     sino que vas a pelear la buena batalla de la fe   con esas armas que son poderosas en Dios.

1.          Vas a doblar tus rodillas,     vas a sumirte en la oración y estarás velando,     estarás atento/a,     día y noche,    mientras vivas.

2.          Estarás sumido en la palabra de Dios,    escuchando a tu Señor y Dios hablarte y guiarte.     Te concentrarás en lo que tu Señor te ha dejado escrito,    porque sólo ahí encontrarás su sabiduría,    que penetra  hasta lo más profundo de tu ser.

3.          Estarás confiando sólo en tu Señor y Dios para todo y en todo,    ya que tú sabes y tienes la más absoluta certeza que sólo Él es capaz de hacer efectivas esas armas,   por medio del Espíritu Santo,    que usaras para destruir las fortalezas en ti.

Como en toda cosa,   mientras más practiques,    mientras más te concentres en lo que tu Señor te manda que guardes,    te darás cuenta por qué Jesús nos deja +/- 70 mandamientos en el NT.    Cada uno de ellos,    son para que tú puedas vencer y así demostrar tu amor por Él.     Mientras más tú aprendas respecto a cómo guardar sus mandamientos,   entenderás mejor lo que significa glorificar a Dios.

Considera lo siguiente,   ¿Cuál fue el último mandamiento que dio el Señor antes de ascender a los cielos?    “…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” Mt 28:20a

Creo que si este mandamiento fue lo último que se registró en el NT,   tiene que ser por algo.

Por lo tanto,   ya sabes que tienes que derribar primero esos argumentos y toda altivez,     llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo,    para que las fortalezas que están en tu corazón sean finalmente destruidas,   y así puedas ser verdaderamente un discípulo de Jesucristo,   que permanece en su palabra y por ende conoce la verdad,   la cual le hará libre.

¿Qué es conocer la verdad?    …conocimiento de Dios,  conocer a Jesucristo,    al único Dios verdadero,   a Él sea la gloria por siempre Amén.


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