Quebrantando nuestras almas
2ªCo 10:3-5
Todo
comienza en la mente, entendimiento, corazón,
alma. Recuerda que es el centro
de control de nuestro ser. Tu funcionas
de acuerdo a lo que piensas,
sabes, comprendes, entiendes,
que luego se traduce en lo que sientes,
deseas, anhelas, dices y finalmente haces.
Es
cierto que en ciertas ocasiones, las
sensaciones y emociones, ya sea por
estímulos externos repentinos (como el pinchazo de una abeja o resbalarse y
caer), va afectar lo que tu hagas o
digas, sin que necesariamente venga de
tu alma – mente, sin embargo aunque
esto pueda ser muy inesperado o espontáneo,
tu mente será la fuente de la cual va a emanar finalmente la
información, que se manifestará en una
acción o dicho (por ejemplo, si
reaccionas diciendo una grosería o una exclamación razonable).
El
texto que nos guiará en esta reflexión,
es tan extraordinario, que
cuando se abre y escudriña, nos revela
la fuente de nuestro problema. Este
texto nos ayudará a comprender, lo serio que es nuestro problema, y donde radica la fuente de este
problema, y que es lo que podemos
hacer para que no continúe este
problema.
Por eso, pon mucha atención, y concéntrate
en lo que está escrito en la Biblia.
En otras palabras, no quites
la vista del texto bíblico, ya que
cada palabra, cada verdad, que vamos a leer, es sumamente importante para
entender lo que nuestro Padre celestial te va a decir, y hoy el Espíritu Santo te va a enseñar.
Este
texto, se compone de dos partes, que como toda escritura, se interrelacionan y complementan
perfectamente.
1ª Parte
…esta es una Afirmación categórica,
2ªCo 10:3 Pues
aunque andamos en la
carne,
Tu hoy, aunque ya seas
un hijo o una hija de Dios, andas en
la carne. Esto significa primero, que estas dentro un cuerpo humano, un envase, eres un ser
humano, una personas que está, en cierta manera condicionada
por el envase.
Estas siendo condicionado/a por el envase en el que se encuentra
tu alma y espíritu (que son tu persona),
porque el envase (tu cuerpo) es por el cual tu estas en contacto con el
medio ambiente (que a su vez afecta a tu envase), y por otra parte, sufre de una serie de necesidades, aflicciones, estímulos agradables y desagradables. Con esto me refiero a lo que el Señor dice
en 1ªJn 2:16, “…los deseos de la
carne, los deseos de los ojos…”
Pero andar en la carne,
también se relaciona con el alma.
Recuerda que tu espíritu, como
lo hemos visto antes, está recubierto
por tu alma (como en el caso del cuesco de un durazno; el alma siendo la parte externa, dura y rugosa, y el espíritu la almendra blanda en el
interior, que lleva la vida misma).
Esta alma tuya, que no
se puede separar de tu espíritu (si se puede partir – Heb
4:12), como se puede separar el alma y espíritu del
cuerpo, es la que desde tu nacimiento
(como algo genético), trae impregnado
el pecado, que le llamamos la naturaleza
humana. Por otra parte, desde que tienes uso de razón, tu alma ha sido contaminada con todo lo que
proviene del mundo y no de Cristo, con esto me refiero a lo que está escrito en
1ª Jn 2:16 “…la vanagloria de
la vida”.
Con esto en mente,
veamos lo que Dios continua diciendo en este versículo…
…no militamos
según la carne;
Militar = batallar,
guerrear, combatir, luchar;
esta palabra poco usual (militamos),
es muy precisa, ya que combina
varios significados, que en las otras
traducciones se pierde. El verbo militar
no es simplemente luchar o librar una batalla,
es mucho más que eso, infiere
que estamos combatiendo en una guerra en forma militar, sistemática, ordenada,
bajo órdenes, cumpliendo
mandatos. Esto, lamentablemente, es lo que en la iglesia moderna se ha estado
descuidando, y por ende estamos siendo
debilitados, y por consecuencia la
iglesia se está contaminando en forma progresiva, lo que está fomentando en forma
desproporcionada la apostasía que el Señor advirtió que se iba a cumplir.
Aquí se nos dice que “…no militamos según la carne…”, en otras palabras, no lo hacemos como el mundo lo hace, influenciados por los deseos de la
carne, los deseos de los ojos o la
vanagloria de la vida, que se puede
traducir según los pensamientos del mundo,
lo que siente, lo que cree, lo que dice y como hace el mundo. El Espíritu continúa explicando…
Enseñanza Poderosa y Prometedora en el
vv 4…
…porque las armas de nuestra milicia no son
carnales,
Esto es muy interesante,
y te es necesario atender a lo que dice.
….”nuestras
armas”….no son carnales,
(como las armas carnales del mundo
- inteligencia,
astucia, poder, belleza,
sabiduría del mundo, palabras
persuasivas). Esto es lo que el
Espíritu Santo le inspiró a Pablo que escribiera en:
Col 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas (ideas
ingeniosas), según las
tradiciones de los hombres, conforme a los
rudimentos del mundo, y
no según Cristo.
…y en Efe 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para
engañar emplean con astucia las artimañas (métodos, procedimientos) del error,
¿Pero cuáles son nuestras armas?
Nuestras armas son….
La Palabra de Dios….
Efe 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Heb 4:12 Porque
la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra
hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones
del corazón.
2ªCo 6:7
en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de
justicia a diestra y a siniestra;
Oración - Velando….
Efe 6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por
todos los santos;
Lc 22:46
y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.
La Fe….
Jn 16:33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Heb 10:39 Pero nosotros no somos de los que retroceden
para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.
1ªPe 1:5 que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para
alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero.
No voy a ahondar en este tema de las armas que están a nuestra
disposición en esta sección, a pesar
de que hay muchísimo que hablar y detallar de ellas, pero eso es tema para otro ensayo específico
sobre la oración, el permanecer en la
palabra y como vivir en medio de la buena batalla de la FE. Si hago una importante aclaración sobre
estas tres armas que debemos usar, en
la segunda parte de este ensayo.
Esta primera parte termina aquí, como introducción al tema de fondo que Dios
nos está presentando. Dios nos ha dicho
entonces aquí en su palabra, que es lo
que nos está sucediendo, que aunque
estamos viviendo en la carne, en este
cuerpo (envase), no vamos, o no debiéramos militar como lo hace el
mundo (según la carne), sino que
debemos usar las armas que Él nos ha provisto (que no son carnales). Ahora hay que poner mucha atención, ya que el Señor nos va a explicar y
direccionar a cómo enfrentar esta difícil situación, para poder salir victoriosos en Él.
¿Cómo termina el versículo 4?
2ª Parte
…continúa diciendo, que nuestras armas….:
“…sino poderosas
en Dios para la destrucción de fortalezas,”
·
Son poderosas….. Muy poderosas, sólo si son EN Dios. En otras
palabras, si nosotros permanecemos en
el Señor Jesucristo, y Él en nosotros.
(recuerdan Jn
15:5; 1ªJn 4:15-17) Las armas que no son carnales,
la palabra de Dios, la
oración y la fe,
sólo son poderosas si son en
Dios, para entender mejor, si son
de acuerdo a lo que Dios establece en su palabra, y no sacada de
contexto o interpretadas incorrectamente como lo estamos viendo mucho en el
mundo evangélico carismático. Esto se explica muy bien en el libro “Fuego
Extraño” de John MacArthur.
La
oración, la palabra de Dios y la
fe, estas tres armas, si las usamos como el Señor Jesucristo las
usó y nos mandó que las usásemos, en
otras palabras, si aprendemos a
usarlas de acuerdo a como Él dice que debemos usarlas, entonces serán poderosas, muy poderosas. De otra manera, son meramente artefactos de juguete, que se parecen a armas, pero completamente inefectivas.
Estas armas
poderosas en Dios, las debemos usar con
un propósito muy definido, como lo
indica este versículo. Se nos
dice, que son para destrucción de fortalezas. Pon atención. Fortalezas, en plural, por lo tanto son varias fortalezas. ¿Cómo podemos entender esto?
Fortalezas = creencias. Las creencias,
tus convicciones, tus
opiniones, que tú has adquirido durante tu vida, se han asentado en tu alma-mente, como verdaderas fortalezas. Son tan resistentes, que todo lo que tú afirmas, piensas,
dices, haces y buscas, está fundamentada en ellas.
Algunas de estas creencias son el humanismo
(la más destructora de
todas), ateísmo,
religiones, evolución, filosofías,
teorías (sociología,
psicología), y todo lo que tú
has ido conjeturando por ti mismo/a, y
todas ellas de una u otra forma están interrelacionadas, se complementan y potencian entre sí.
¿Dónde se
instalaron estas fortalezas? En
nuestra alma. Todas las fortalezas están
firmemente instaladas, cimentadas en
nuestra mente, entendimiento. Por eso lo que el Señor nos dice en Rom
12:2 es de una precisión excesivamente exacta:
Rom 12:2 No os conforméis
a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
¿Qué debe ser renovado para que podamos ser transformados? Nuestro entendimiento.
La esencia del
alma. El entendimiento es la esencia
del alma, lo que nos hace diferentes a
todo lo creado (visible) y que nos hace semejantes a Dios. ¿Por qué tiene que ser renovado nuestro
entendimiento? Porque es ahí donde se
asentaron las fortalezas que no son de Cristo,
y por lo tanto son pecaminosas.
Entonces, si seguimos la
estrategia militar que se nos está indicando aquí, para poder destruir las fortalezas, debemos seguir lo que Dios nos está
enseñando a continuación.
Quebrantando nuestras almas….
5 derribando argumentos y toda altivez…”
Para poder destruir las fortalezas, nos será necesario atacar
estratégicamente dos
fundamentos o soportes. Si te pones a pensar,
esto tiene mucho sentido. Es
absurdo tratar de destruir una fortaleza por medio de atacar toda su
estructura. Eso exigiría una capacidad
y energía inagotable e inimaginable.
Por lo tanto el Señor nos está direccionando a dos pilares, que sostienen toda la estructura, por lo que debemos derribar
argumentos y altivez.
Derribando argumentos =
razonamientos, juicios,
especulaciones, todo eso que la mente humana ha concluido
que es correcto y ha levantado en alto para justificar y explicar lo que
hacemos y decimos y pensamos, como dice
tan claramente en Rom 1:21-22 “…que se
envanecieron en sus razonamientos, y su
necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,”
Estos argumentos carnales que son uno de los dos pilares
principales del pecado del hombre, es
con el cual tu NO podrás lidiar
directamente. Este pilar que se ha ido formando en ti, que está muy arraigado, por
el alimento (sabiduría humana y no verdad de Dios) que has estado ingiriendo
desde que tienes uso de razón, por
medio de lo que tus padres te han inculcado (que no proviene de la palabra de
Dios), en el colegio te han
enseñado, en tu derredor has ido
aprendiendo, por medio de lo que tú has
ido concluyendo y creyendo, es
completamente imposible para ti de derribar,
por mucho que trates y te esfuerces.
Lo único que puedes hacer, es
hacer uso de las armas que Dios te ha puesto a tu disposición, pero sólo si tu estas en Él, y Él en ti.
Por otra parte está el segundo pilar-cimiento que debe ser
derribado, la
altivez = como está escrito “…la vanagloria de la vida”. La altivez es todo lo que se relaciona con
el poder, orgullo, soberbia,
fama, reconocimiento (gloria de
los hombres), superioridad, discriminación, arrogancia. En resumen,
tu ego. Tu yo.
Yo soy así, yo creo, yo quiero,
yo pienso, yo, yo, yo.
Este pilar de la altivez,
es en cierta forma el más difícil de derribar. Esto no lo adquiriste como el pilar de los
argumentos. La altivez es con lo que
naciste. Es producto del pecado
original, y se manifiesta por medio de
todo lo que mencioné en el párrafo anterior,
y soporta las fortalezas que tienes en tu corazón.
De hecho, el pecado más
grande es el orgullo (altivez), y que
finalmente ha llevado a muchos a blasfemar contra el Espíritu Santo (el pecado
que no tiene perdón).
¿Por qué es tan terrible este pilar de la altivez? Porque atenta contra algo que es
fundamental para todo cristiano. Como
lo leemos a continuación:
“….que se levanta contra el conocimiento de Dios,
Conocimiento
de Dios…..2ªCo 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese
la luz, es el que resplandeció
en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad.
Amén. 2ªPe. 3:18
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Jn. 17:3
Así dijo Jehová: No se alabe el
sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se
alabe en sus riquezas. Mas alábese en
esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy
Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas
cosas quiero, dice Jehová. Jer. 9:23-24
Este es el peligro que corres tú. Si tu
altivez no es derribada por tierra, ésta
se levantará no sólo para soportar las fortalezas que se han forjado en tu
alma, sino que irá directamente en
contra de lo que es lo más importante que debe suceder en un nacido de nuevo, llegar al conocimiento de Dios.
Hoy en día, la falta de
conocimiento de Dios, hablando de un
conocimiento integral, cabal, profundo,
producto de una relación sumamente estrecha con
el Señor Jesucristo, es la razón por la cual una gran mayoría de cristianos nacidos
de nuevo, no son más que bebes en
Cristo, cometiendo errores a diestra y
siniestra, adorando
emocionalmente, predicando un mensaje
muy alejado del evangelio de Jesucristo,
ganando inconversos que creen ser cristianos (que son un detrimento para
la iglesia del Dios viviente), creyéndole
a falsos apóstoles y profetas, buscando
bienestar y prosperidad, siendo
seducidos por hombres engañosos y mucho más (todo lo que dice en 2ªPe 2 y Jd). Así nacen los Mormones, los
Testigos de Jehová, la Iglesia Católica Romana y todas las demás
sectas seudo cristianas.
Esto es producto de la altivez,
que fue exactamente lo que el Señor Jesús le reprochó a la iglesia de Laodicea
(hoy compuesta principalmente por la iglesia evangélica carismática en
todas sus formas, que alberga más del
90% de los que profesan ser cristianos evangélicos), como está escrito en Apo. 3:17.
Por lo que podemos concluir,
que lo que tiene que ser derribado en nosotros, para que las fortalezas que están asentadas
en nuestra alma pueda ser destruidas, son los
argumentos que se han ido asentando en nuestra alma (mente
entendimiento), que hemos ido
adquiriendo durante toda nuestra vida,
y por otra parte el segundo pilar que es la altivez. Ésta,
es muchísimo más difícil de derribar,
ya que nacemos con ella y la vamos fortaleciendo durante nuestra vida
por medio de la vanagloria (autoestima y autosuficiencia).
Entonces, para poder destruir las fortalezas (creencia), debemos derribar los argumentos y toda
altivez, para que podamos finalmente
lograr el cometido ulterior. Esto es
lo que Dios nos dice al final de este versículo 5…
“….y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo,”
Este es el fin de toda la palabra de Dios. Toda tu energía debe ser colocada en este mandamiento.
Cuando uno lee estas palabras,
pareciera que está leyendo algo alegórico, casi metafórico. Sin embargo cada palabra que compone este
mandamiento está tan exactamente elegida,
que las demás
traducciones no hacen justicia a lo que dice en el griego original.
Por eso es bueno que veamos como este mandamiento nos indica con
precisión relojera cada paso
que debemos dar, para poder derribar
los argumentos y toda altivez, y así
lograr destruir las fortalezas que se han instalado en nuestro corazón, para poder finalmente liberar los
pensamientos y poder llevarlos cautivos a la obediencia de Cristo.
Lo central de este texto son los pensamientos.
Tus pensamientos son
los que están encerrados en las fortalezas que hay en tu mente (alma). Estos pensamientos están condicionados por
las fortalezas en las que se encuentran albergadas y donde se sienten muy
cómodos. Cada vez que tus pensamientos
son cuestionados (atacados), tú los vas
a justificar, explicar, fundamentar con los argumentos y con toda
certeza con tu altivez.
Por lo tanto Dios te está diciendo claramente, que estos pensamientos los tienes que
llevar cautivos, lo cual sólo podrás
hacer una vez que hayas destruido las fortalezas que los contienen. El mejor ejemplo para entender lo que es
llevar cautivo, es cuando se secuestra
a una persona y se le lleva cautiva, contra
su voluntad. Llevar cautivo es someter a alguien a una situación en contra de
su voluntad. Por lo tanto, si vas a llevar cautivo tus
pensamientos, va ser contra la voluntad
de estos. Con eso me refiero, a que tus pensamientos, como está escrito, no son como los de Dios, será muy difícil que concuerden con lo que
está escrito.
¿Cómo podrás hacer esto?
Haciendo exactamente
lo que hemos aprendido directamente de la boca de Dios (lo que dice respecto a
las armas de nuestra milicia).
Pero, ¿Cuál es el lugar
al cual debo llevar cautivo mis pensamientos? Como lo dice sin rodeos. “..a la
obediencia de Cristo”. Esto es lo que Jesús enseñó cuando dijo
esas tres afirmaciones en Jn 14:15;
21; 23. Todo se resume en estas tres afirmaciones.
Jn 14:15 Si me amáis, guardad
mis mandamientos.
Jn 14:21 El que tiene
mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me
ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Jn 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada
con él.
Cuando tú guardas la palabra de Jesucristo tu Señor y Dios, que es lo mismo que guardar sus
mandamientos, tú estás llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo. Tan simple como eso. Sin embargo eso no es tan simple, ya que tienes fortalezas en tu corazón que
tienen que ser destruidas para que eso pueda ser realidad. Y para que esas fortalezas puedan ser
destruidas, tendrás que primero
derribar tus argumentos y tu altivez.
Para derribar primero tus argumentos y tu altivez, tendrás que hacer uso de las armas que Dios
te pone a tu disposición. Armas que son
poderosas sólo en Dios, por lo que
tendrás que estar en Jesucristo y Él en ti,
para que tus oraciones sean poderosas y para la gloria de Dios, para que la palabra del Señor esté en tus
labios, corazón y mente, y tu fe sea fortalecida y paciente.
Si tú aprendes a usar diligentemente estas armas que NO son carnales, las
fortalezas que se han asentado en tu corazón,
serán destruidas una por una,
ya que habrás derribado tus argumentos y tu altivez, y eso lo podrás comprobar, cuando estés guardando cada vez más la
palabra-mandamientos del Señor Jesucristo.
Conclusión:
Aunque tu estés viviendo en este envase llamado cuerpo, tu no vas a batallar, no vas a librar
esta guerra espiritual con armas
carnales, como lo hacen los seres
humanos carnales en este mundo, sino
que vas a pelear la buena batalla de la fe con esas armas que son poderosas en Dios.
1.
Vas
a doblar tus rodillas, vas a sumirte
en la oración y estarás velando, estarás
atento/a, día y noche, mientras vivas.
2.
Estarás
sumido en la palabra de Dios, escuchando
a tu Señor y Dios hablarte y guiarte.
Te concentrarás en lo que tu Señor te ha dejado escrito, porque sólo ahí encontrarás su
sabiduría, que penetra hasta lo más profundo de tu ser.
3.
Estarás
confiando sólo en tu Señor y Dios para todo y en todo, ya que tú sabes y tienes la más absoluta
certeza que sólo Él es capaz de hacer efectivas esas armas, por medio del Espíritu Santo, que
usaras para destruir las fortalezas en ti.
Como en toda cosa,
mientras más practiques,
mientras más te concentres en lo que tu Señor te manda que guardes, te darás cuenta por qué Jesús nos deja +/-
70 mandamientos en el NT. Cada uno de
ellos, son para que tú puedas vencer y
así demostrar tu amor por Él.
Mientras más tú aprendas respecto a cómo guardar sus mandamientos, entenderás mejor lo que significa glorificar
a Dios.
Considera lo siguiente,
¿Cuál fue el último mandamiento que dio el Señor antes de ascender a los
cielos? “…enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado…” Mt 28:20a
Creo que si este mandamiento fue lo último que se registró en el
NT, tiene que ser por algo.
Por lo tanto, ya sabes
que tienes que derribar primero esos argumentos y toda altivez, llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia de Cristo, para que las
fortalezas que están en tu corazón sean finalmente destruidas, y así puedas ser verdaderamente un discípulo
de Jesucristo, que permanece en su
palabra y por ende conoce la verdad, la
cual le hará libre.
¿Qué es conocer la verdad?
…conocimiento de Dios, conocer a
Jesucristo, al único Dios
verdadero, a Él sea la gloria por
siempre Amén.
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